Un mes atrás.
La urgencia y el deseo dominaban a Damien en ese instante como nada más lo había hecho antes.
Cuando entraron al baño lo primero que hizo fue colocar los seguros para evitar que alguien más fuese a entrar.
Había estado preparado para persuadirla, para combatir su negativa, para utilizar palabritas y sonrisas, cualquier cosa que fuese necesaria para convencerla de que fuese con él, pero para su sorpresa, maravillosa sorpresa, la joven había accedido.
¡Oh, joder!
Al girarse y mirarla ahí plantada en medio del baño, sintió cómo el ansia de su pecho crecía más y más.
El marrón de sus ojitos redondos permanecía fijo en los suyos, y sintió entonces que su respiración empezaba a rasgarse.
Aquella mirada lo cautivó por centésima vez esa noche, y toda su belleza volvió a dejarlo noqueado por unos cuantos instantes.
Era tan bonita... pero no como las demás. La belleza de esa diminuta y peculiar mujer era diferente. Se atrevía a compararla con todo un mundo de secretos que jamás había imaginado, y que ahora no veía la hora de explorar.
¡Maldición!
Su cintura estrecha y femenina le provocó le intenso deseo de abrazarla contra él, y no soltarla nunca.
Cuando lo vio avanzar hacia ella, Ariana se tensó sin poder evitarlo. Estaba aturdida y dividida entre el temor femenino y la excitación erótica cuando sintió las fuerza de sus manos atraerla hacia él.
«Damien»
Así había dicho que se llamaba.
A ella le parecía muy grande, y de repente recordó la rapidez con la que había atacado a los sujetos que habían intentado importunarla. Siempre le había asustado la fuerza física de los hombres debido a su tío Charlie, pero se daba cuenta de que Damien no la asustaba en lo absoluto. No comprendía la razón, pero él la hacía sentirse protegida, y después cuando comenzó a besarla, la hizo sentirse hermosa y muy deseada.
Damien estaba besándola de nuevo de manera agresiva y pasional. Con su lengua la obligó a abrir su boca, y la introdujo devastadoramente acariciándole todo su interior, luego la retiró, una y otra vez, emulando el ritmo de una penetración sexual, imaginando lo que sentiría al introducirse de verdad en su cálido y humedecido centro.
Luego a la par de que la besaba, metía esa lengua más y más adentro, y chispas de luz se esparcían por todo su cuerpo.
La castaña nunca había sido besada de ese modo, nunca la habían besado tan a fondo. Nunca.
Ese beso parecía extraer vida de su interior, y al mismo tiempo inyectarle savia nueva.
No había ningún control, ni ninguna fuerza para que pudiese separar sus bocas en ese instante. Y entonces, con un suspiro que dejó salir fuera, Ariana se entregó a él por completo, como una flor a la luz del sol, abriéndose, buscándolo, tan suave y delicadamente fragante que él se sintió embriagado.
El corazón de Damien se puso a latir con fuerza imparable. Empezó a respirar de forma entrecortada. Apretándola firmemente con el brazo, consumido de inmediato por una intensa emoción que hizo que toda esa calidez sexual en sus entrañas comenzara a hervir como una hoguera. Su primer impulso había sido empujarla contra la pared y sepultarse entre sus piernas de inmediato, tomándola ahí mismo, pero algo en su interior le había exigido que primero la saboreara, y así lo hizo... ¡Dulce tormento! Ella sabía a las condenadas fresas.
El sólo besarla y mantenerla así tan cerca suyo lo había hecho sentirse vivo por primera vez en mucho tiempo.
Damien no comprendía porque se sentía de aquel modo, porque sentía como si fuese un maldito jabalí en celo, como si nunca hubiese follado antes ni conocido el toque de una hembra con anterioridad. Eso era condenadamente extraño. El sexo nunca había sido así, pero ahí en esos instantes con Ariana...
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Mitades Perfectas® (AG 2)
FanfictionLa vida les ha dado demasiados golpes a sus cortas edades. Ellos van por ahí sin rumbo, lastimados, destrozados, resignados. Ellos tienen roto el corazón. Ellos están incompletos. Ellos son sólo mitades... Damien Keegan es un soldado de las Fuerzas...