Lo primero que Ariana hizo fue coger a Stella en brazos.
Agitada pero intentando mantener la calma, tomó el teléfono y corrió hacia la cocina donde encontró a su conejita que se había salido de su jaula.
No le prestó gran atención, y rápidamente comenzó a marcar el número de Damien pero en cuanto se lo colocó en el oído pudo darse cuenta de que no había línea.
La línea se encontraba muerta, y estuvo bien segura de que los culpables eran aquellas personas.
Exhaló frustrada y maldiciendo el momento en que decidió meter su celular en la maleta, y prontamente lanzó el teléfono al suelo con irritación y desesperación.
Intentó pensar rápido, intentó con todas sus fuerzas poder tranquilizarse para así saber qué demonios era lo que debía hacer.
Todavía no lo sabía, pero de algo sí estuvo bien segura... Fuera lo que fuera que se le ocurriera, tendría que ser sin Stella. No podía arriesgarse a que aquellos desgraciados le hicieran daño. No lo permitiría. Entonces una idea brilló en su cerebro.
El armario secreto.
Damien se lo había mostrado un par de noches antes de que ella saliera de aquella casa con el corazón destrozado.
Él le había dicho que había olvidado la existencia de aquel pequeño lugar hasta que lo encontró gracias a que se le había ocurrido limpiar el armario aquel día.
Consistía en una puerta detrás de una pared falsa dentro del armario de la planta baja de la casa.
Ariana agradeció desde el fondo de su corazón por aquella fortuna, y enseguida se dirigió ahí, no antes de tomar a Odette, su coneja, y llevarla también.
Abrió la puerta, hizo correr la pared de madera, y enseguida encontró la segunda entrada oculta que conllevaba a un pequeño cuarto subterráneo.
En esos instantes Ariana lamentó muchísimo tener que dejar a su pequeña ahí. Le dolió en el alma pero no tenía otra opción. Prontamente dejó a la mascota en el suelo, y abrazó con gran fuerza a su niña llenándola de amorosos besos en todo su rostro de bebé.
Stella miró a su joven madre con esos inmensos y redondos ojitos marrones idénticos a los suyos, y Ariana sintió su corazón apretujarse mientras la dejaba en el suelo sentadita junto a Odette.
–Te prometo que volveré por ti, mi amor, y te prometo que todo estará bien– le habló con total dulzura. –Tienes que ser valiente, ¿de acuerdo?– su pequeña balbuceó llena de inocencia, y aquello causó un par de lágrimas en Ariana que enseguida se ocupó de limpiar. –Recuerda siempre que eres la hija de un soldado. Eres una Keegan, y debes hacer que papi esté muy orgulloso de ti– de nuevo la apretó contra su pecho en un abrazó que pareció eterno.
Enseguida se puso en pie y caminó hacia la puerta.
Giró su cabeza para mirar a su hija que parecía haberlo entendido todo. Mientras todo su ser se embargaba de amor por esa niña, con su mano tocó su vientre plano sólo para sentir a su otro pequeñito.
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Mitades Perfectas® (AG 2)
FanfictionLa vida les ha dado demasiados golpes a sus cortas edades. Ellos van por ahí sin rumbo, lastimados, destrozados, resignados. Ellos tienen roto el corazón. Ellos están incompletos. Ellos son sólo mitades... Damien Keegan es un soldado de las Fuerzas...