Pretty [Pennywise/Bill Skarsgård] [Español]

II

Dedicado a @SofiaBowerBooks

Era un día hermoso. Bill había salido con sus amigos, yo aún pensaba en aquel payaso mientras observaba la ventana sentada en la cama de Teo.
Por alguna razón no me sentía sola, no sentía recentimiento ante la muerte de mis padres.
Sentí unos brazos abrazarme y al instante vi a Teo apoyar su mentón sobre mi hombro.

—¿En qué piensas, mi vida?—sonrió.

—En que debería estár triste y sin embargo tu me haces poner feliz.

Me di la vuelta con una leve sonrisa y lo besé mientras colocaba mis manos en su cuello. Teo me tomó de la cintura con firmeza y me apegó a su fornido pecho, me rocostó en la cama con suavidad sin dejar de besarme y con su mano izquierda acarició mis piernas.
Les aclaro que yo tenía puesta una de sus camisas y un short.

—Quiero mostrarte algo—dijo en un suspiro.

Salimos de la habitación, él me llevó de la mano hasta una habitación en particular de la casa la cual siempre estaba cerrada. Sacó una llave de su bolsillo y la introdujo en la cerradura, abrió la puerta y quedé asombrada.

—Dios, Teo—lo miré incredula.

—Feliz cumpleaños—sonrió.

Me acerqué con lentitud al bellísimo piano, acaricié las teclas con la llema del mis dedos, me daba miedo romperlo con tan sólo una respiración mía.

—Te lo iba a dar el mismo día, pero...desapareciste y luego me golpeaste así que...

Lo miré desaprobadora al escuchar lo último.

—Dijimos que ibamos a olvidarlo ese incidente—me acerqué y lo abracé por el cuello—Sabes por lo que he pasado, eres el único que me creyó todo lo de éste verano y lo de aquel asqueroso payaso...

—No eres la única, yo también lo vi una vez hace un año.—posó sus manos en mi cintura.

—Lo sé...—suspiré—Gracias por el regalo, no recuerdo cuando fue la última vez que toqué alguna melodía en el piano.

—Bueno, ahora puedes tocar todo lo que quieras, porque todo ya está tranquilo—sonrió.

—Tal vez—dije con preocupación—Pennywise sigué afuera y no creo que deje de molestarnos.

Desvié levemente mi mirada. Fue tanta la tortura que no creo que de un día para otro esa cosa deje de molestarme.
Teo me tomó por el mentón y me hizo mirarlo directo a los ojos, estos mostraban sinceridad y compromiso.

—Te prometo que a partir de este instante él no volverá a molestarte.

~|•|~

Al otro día caminaba por las calles, cuando choqué con alguien, era una chica rubia de ojos azules.

—¡Ay Dios! Que torpe soy—me sonrió.

—Si tu lo eres yo el doble—reí.—Soy June, ¿eres nueva aquí?

—Sí, acabo de llegar, soy Bea—se presentó.

—¿Conoces a alguien aquí?

—Em...al farmacéutico pedófilo y a un chico...—dijo pensativa—Víctor Criss.

—Oh, lo conozco—sonreí—Es muy lindo, ¿pasa algo entre ustedes?

Me sentía feliz por él, me encantaría que estuvieran juntos.
Ella dio una leve risa neviosa y jugó con sus manos mientras respondía.

—¿Qué? No, claro que no—corrió la mirada—Simplemente le rocíe los ojos con desodorante femenino y lo invité a un café.