VI

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Llevaba unos cinco minutos sentado en el sofá. No me parecía que la tortuga iba a jugar con algo que es puro encerio, por más de que yo fuese malo y un nato mentiroso por naturaleza, lo que siento por June era verdadero. ¿Acaso un ser de bondad podía utilizar el amor para destruir a su enemigo?

Antes de poder continuar con mis pensamientos senti como las delicadas y finas manos de mi novia se deslizaban por mi pecho de forma lenta y suave. Al lado mío June parecía la criatura más frágil que pudiera existir, la más hermosa también.
Apoyó su mentón en mi hombro y me dio un casto beso en la mejilla.

—¿Qué haces levantado mi amor?

Susurró. Su voz me sonaba distinta en ese momento, o mejor dicho me produjo era la misma de siempre, con su tonalidad dulce, firme, engreída y caótica a la vez. Pero esta vez no me provocó la misma sensación de siempre, sino una de completo deseo, una que me indicaba que quería más, que necesitaba más de June no sólo palabras bonitas y besos. Quería disponer de ella en toda su plenitud. La quería sentimental como físicamente mía.
Le sonreí.

—No podía dormir.

Que gran mentira. Ella me devolvió la sonrisa, se separó de mi y caminó unos metros hasta llegar a mi y sentarse. Me abrazó nuevamente por los hombros, mi mirada recorrió completamente sus piernas largas y sedosas, al escalar pude fijarme en que la camisa se había levantado levemente en uno de los costados y sus bragas eran negras de encaje, ¿cómo no la había mirado de esta forma antes? bueno, claro que lo había hecho, pero no con tanta anciedad, anhelo y lujuria. Mis ojos se deslizaron aún más arriba –esa fue la gota que revalsó el vaso– la camisa no estaba muy desprendida, pero al torcerse cuando la castaña se sentó podía ver con claridad sus clavículas y más abajo el inicio de sus pechos cubiertos por el conjunto negro de ropa interior. Subí un poco más...sus labios se veían totalmente carnosos y rojizos, más de lo normal, me provocaban ganas de morderlos mientras entraba en ella bajo las sabanas blancas de la cama.
Dentro de esa ilusión podía sentir la
piel tersa de June estremecerse de placer ante mi tacto.
La neblina de lujuria que estaba alrededor mío aumentó cuando escuché las palabras salidas de los dulces labios de la chica.

—Ahorremos palabras tontas...—June pasó se sentó en mi regazo con las piernas a los costados, sus ojos cafés estaban clavados en los míos y yo sinceramente no podía dejar de mirarlos, probablemente porque mostraban la misma sed de placer sexual que yo, las mismas ganas de tenernos el uno al otro, de gemir porque el otro nos hace sentir en el cielo—Teo...—sus labios rosaron los míos levemente y sus manos se colocaron una en mi pecho y la otra en mi hombro—quiero que me hagas tuya.

Nunca había escuchado palabras más sensuales en los siglos que tenía de vida. Todo mi cuerpo tembló por dentro incitandome a seguir al pie de la letra lo que June me pedía. Mi sensatez respondía ante el tacto de ella y sus exitantes labios besándome.
Mis manos se deslizaban con firmeza por sus muslos, se suponía que jamás había vivido esto, pero parecía que mi cuerpo sí, o mejor dicho parecía haber vivido a June Denbrough.

—Ven aquí—murmuré.

Luego de hacerla levemente a un costado la tomé entre mis brazos sujetando su trasero y piernas. La llevé hasta el primer cuarto con el que nos topanos, calculando la hubicación supuse que era la mio o la de ella, en cualquier caso si llegaba a ser la de Bill las sabanas serían lavadas y nadie se enteraría.
Ni bien abrí la puerta recosté a June en la cama, me quité la camiseta azul que traía puesta permitiendo ver el cuerpo fornido del humano que había imaginado, los ojos cafés de June mostraban la misma lujuria que yo hace un rato al verla con mi camisa y pensar que aún no la había poseído. Sonreí y me acerqué a ella con la intención de comenzar a desprender su camisa.

—Mira y toca todo lo que quieras porque soy tuyo—murmuré en su oído apegandome a ella mientras con la mano derecha desabotonaba la camisa blanca que ella tomó de mi armario.

—No necesito que me lo digas para hacerlo—sonrió, soltó una leve risa la cual yo seguí con extremado encanto, la miré directo a los ojos y la besé con una casta sonrisa de satisfacción, felicidad y amor de por medio.

—Te amo, June.

Al escuchar sus pensamientos me di cuenta de que me creyó ya que, según ella, mis ojos celestes cristalino mostraban toda la sinceridad del mundo. La sinceridad no me había sido otorgada en mi naturaleza, pero el amor tampoco y por June lo siento, nunca fui tan auténtico como con ella.

—Yo también te amo, Teo.

Sin más no hubo vuelta atrás. Besé sus labios y comencé a bajar con lentitud por su cuello, clavículas hasta llegar al bellísimo sostén negro que hacía que sus pechos se vieran aún más grandes de lo que eran. No sé que me hacía entusiasmar más, si mis labios rosando contra su piel suave o su cuerpo debajo mio completamente desnudo, sin duda quería ambas.
Llegué a su abdomen, la camisa ya estaba a los lados de su torso esperando a ser arrancada completamente.
Subí nuevamente, June enredó los brazos en mí cuello y me besó. Apresurado y excitado le quité las bragas negras, me desabroché el cinturón y los vaqueros con la mano izquierda mientras con la derecha acariciaba uno de sus pechos por sobre la tela del sostén, mis ojos estaban enfocados en los suyos, ambos bañados en una lujuria amorosa y venenosa a la vez. Sin más, en medio de uno de esos besos radiantes que ella me daba, me posicioné y di la primera embestida, June se separó unos pocos centimetros y soltó un gemido ahogado al sentirme dentro. Podía escuchar sus pensamientos de placer y halago hacia mi, yo era el primero y también sería el último.
El ritmo era rápido y constante luego de unos díez minutos, nos necesitabamos el uno al otro o mejor dicho yo la necesitaba.
Después del segundo orgasmo ya toda la ropa que nos quedaba pesaba y sobraba, la camisa desapareció al igual que el sostén y mi pantalón, al igual que nuestra virginidad y timidez, esto me hacía pensar en que la virginidad no es más que un estado psicologico que no te permite disfrutar si no es con la persona que amas con la excusa de que "no estás listo".

(Bueno, ¿qué les pareció? ¿es como se lo esperaban? ¿mejor o peor que en su imaginación? creo que es el capítulo más largo de toda la novela)

Pretty [Pennywise/Bill Skarsgård] [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora