d i e c i n u e v e

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Han pasado cuatro días y Yoongi no ha vuelto a la compañía. Nadie habla sobre su desaparición y mucho menos le preguntan a Jin sobre él. El ambiente casi vuelve a ser el mismo de siempre, con la única diferencia que el dueño del lugar ya no se halla en cada sesión y pasa bastante tiempo en su oficina.
Jimin tiene en claro que algo había sucedido y la angustia en su pecho no le dejaba dormir, ni mucho menos trabajar del todo bien.
En la última sesión de fotos le habían regañado varías veces por no prestar atención, por lo que cuál estuvo disculpándose casi todo el día por estar tan distraído. No quería andar de esa forma, pero simplemente no podía ignorar sus sentimientos de preocupación. Quería saber donde se encontraba Yoongi y si estaba bien.

Taehyung le había contado que había hablado con el mayor y que solo había hecho un pequeño viaje a su ciudad natal. Eso al menos lo había dejado un poco más tranquilo, aunque deseaba poder preguntarle por sí mismo sobre su estado. Se había pasado la noche anterior en vela viendo el chat del pelinegro, reescribió incontables veces un mensaje que jamás logró enviar debido a su poca valentía. Pensó en toda las posibles respuestas, preguntándose un montón de veces para qué le hablaba cuando ni siquiera tenía la seguridad de obtener una respuesta. Y eso sí que era aún más desalentador.

Ni siquiera cuando se había juntado con Hoseok y Jungkook, había logrado enfocarse en el baile. El menor de ellos claramente se burló de él al hacer todo mal, cosa que ni se tomó la molestia de contradecir.
Toda su concentración y simpatía se había esfumado con la ida de Yoongi.

¿Tan mal estaba por alguien con el cual no tenía lazo alguno?

— ¡Jimin!

El grito de su jefe le hace saltar en su lugar, viendo los vidrios rotos a sus pies. No había notado cuando se le han caído los vasos que llevaba en una bandeja, sintiendo que una vez más le regañarían por horas.

Más problemas a su lamentable vida.

— L-lo s-siento...– Tartamudea agachándose para recoger todos los pedazos de vidrios más grandes.

A su alrededor hay bastante gente observando la escena, sintiendo que se le sube el color a las mejillas.

Dios, si sigue así lo echarían de ambos trabajos y tendría que empezar todo de nuevo. 

— Mejor ve a buscar algo para limpiar esto y hazlo rápido. – Habló con voz fuerte el hombre que casi siempre le halagaba, provocando un miedo irracional en él.

Ese hombre enojado era aterrador.

Disculpándose con las personas a las cuales no había entregado sus bebidas, se apresura en ir por todo lo necesario para limpiar cuando Yoojung se aparece frente a él.

— ¿Qué has hecho ahora? – Le pregunta con una sonrisa, acariciando su cabello.

Si pudiera en ese preciso momento se echaba a llorar a los brazos de su amiga. Estaba estresado y deseaba irse a casa solo para dormir eternamente, hasta que sus pensamientos y emociones volvieran a su lugar.

— He roto unos vasos y el jefe me ha regañado. Seguro me descontará...– Murmura cabizbajo, inflando sus pulmones para espantar el nudo en su garganta.

— Cambia esa cara. – Le dice con ternura, apretando suavemente su mejilla. – Ya acabará pronto la noche y podrás irte.

— Seguramente tendré que limpiar todo hasta las siete...– Dice haciendo un puchero. Ese era el castigo favorito de su jefe y ya lo conocía bastante bien.

— Yo te cubro, tranquilo. – Sonríe ampliamente, quitándole todo lo que había tomado hace algunos segundos.

— Espera...¿qué haces? – Pregunta cuando la chica se dispone a ir a limpiar su desastre. – ¿No deberías estar atendiendo el segundo piso? – Vuelve a indagar bastante confuso.

Boy in Black | MYG & PJM. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora