v e i n t e

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Conforme la luz del día va haciendo acto de presencia en la habitación, el rubio comienza a removerse adormilado entre los suaves mantas de la no tan familiar cama.
Le toma algunos segundos recordar donde estaba y hasta quien es. Pocas veces se siente tan agotado como está mañana, siendo algo más fría por el cambio de temporada. El otoño definitivamente estaba a la vuelta de la esquina.

Se voltea con cuidado, dejando su vista puesta en el amplio techo de aquella habitación.

Los pensamientos angustiantes de la noche anterior le invaden, sintiendo otra vez aquella opresión en el pecho.
Yoongi se había dormido llorando. Y no sólo eso, se había quedado dormido abrazando su cuerpo como si su vida dependiera de ello.
No era que le hubiera molestado, solo...tenía un sentimiento extraño al respecto.

Recordaba haberse dormido escuchando los extraños murmullos del pelinegro, siendo frases bastantes difíciles de describirse ante su voz desgarrada. ¿Cómo podía ayudarle de alguna forma?
Se sentía en conflicto consigo mismo al no tener ningún tipo de idea de lo que podría estar sobrellevando en silencio la persona dormida a su lado. Deseaba...borrar esa mirada entristecida y besar cada lágrima que saliera de aquellos oscuros ojos, intentando calmar el evidente dolor que había en ese corazón.
Al ver al mayor de esa forma tan vulnerable, le recuerda a sus días de depresión. Aquellos días grises en los que no hacía nada más que llorar en la soledad de su cuarto, al no tener a quien acudir. Estando absolutamente solo.
Y quizás Yoongi estaba pasando por algo similar.
No es que fuera estúpido como para no notar la actitud cambiante del chico a lo largo de todos los meses que le conocía. No se considera su amigo ni nada, pero habían cosas que no tenían explicación en su mente y quería descubrir las respuestas a ellas.
Quería saber porque alguien tan hermoso como él, se encontraba sufriendo.

Con un leve movimiento cuidadoso, se levanta de la cama intentando no despertar al mayor.
Él está hecho un ovillo entremedio de las mantas, con los puños levemente apretados. No se ve para nada tranquilo, aún cuando estaba sumido en el mundo de los sueños.
Su cabeza duele y eso que no ha bebido ni una sola gota de alcohol en comparación a Yoongi. Lo mejor que puede hacer es ir por un vaso de agua y luego ver que va a hacer con respecto al mayor.

Camina por el pasillo, resonando sus pasos por el silencioso apartamento viendo su mochila en el suelo junto a la puerta de entrada. Se acerca a ella, para abrir el bolsillo delantero y sacar su teléfono.
La noche anterior había olvidado avisarle a Taehyung que habían llegado vivos al hogar del pelinegro.
Para su sorpresa no solo se encuentra con mensajes de Tae, sino que también habían unos cuantos provenientes de Jackson, Yoojung y Jin.
Seguramente el castaño le había avisado a este último, al saber que Yoongi había vuelto a la cuidad luego de un par de días.

Ignora todos los mensajes que eran casi de la misma índole, respondiéndole solo a Taehyung para avisarle que se encontraban bien.

Guarda su teléfono en su bolsillo, volviendo a su principal labor de ir por un vaso de agua. En comparación a la última vez que había ido al lugar, todo estaba un poco más desordenado en la cocina. Habían platos y vasos amontonados en el fregadero, además que el basurero a su lado estaba totalmente lleno de latas de cervezas y paquetes de comida rápida.
Al parecer el chico había vuelto a alimentarse mal, seguramente debido a la pelea con Jin. Según lo que sabía Seokjin se había encargado de estar velando por la alimentación del pelinegro todo aquel último mes, por aquel repentino resfrío. Pero al estar estos alejados, seguramente Yoongi se había descuidado una vez más, volviendo a su antiguo hábito de comer solo ramen.

Buscando entre todos los muebles, no logra encontrar nada que en qué servirse sólo un poco de agua. Todo está sucio y no quiere ponerse a lavar los trastes, por miedo de despertar al mayor. Tendría que salir a comprar una botella y de paso algo de comida para preparar el desayuno.

Boy in Black | MYG & PJM. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora