d i e c i s i e t e

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"Cálmate, tranquilo. Todo está bien. Todo esta totalmente bien"

Su corazón no deja de palpitar con fuerza y siente que todos han notado aquel peculiar sonrojo en sus mejillas.
Camina con cuidado entremedio de todos los presentes, procurando que nadie se fije demasiado en él y no le hablen demasiado.
Los pensamientos de hace algunos minutos, siguen rondando por su cabeza y siente sus dedos picar ante los escalofríos.

¿Qué es lo que estaba pasando con él?

Hasta hace algunos meses aún seguía siendo la misma alma vacía. ¿Por qué ahora se sentía tan...vivo?

Nada tenía lógica.

¿Porque después de tanto tiempo...volvía sentirse como él mismo?

Sentándose con bastante pesadez sobre una de las sillas de la larga mesa, espera que la cena le distraiga lo suficiente como para no pensar, aun cuando no tuviera nada de apetito y solo comiera porque si. Sus manos no dejan de sudar y sentir ese delicioso hormigueo que comenzaba a volverse algo recurrente en él. Desde la primera vez que había tocado su piel nunca se había sentido de esa forma. Todo se sentía hermoso al ir descubriendo tanta inocencia frente a él...tanta pureza.

Sus ojos captan aquella cabellera que resaltaba sobre las otras, notando como sus manitos se escondían entre las grandes mangas de su camisa. No podía evitar admirarlo aún cuando cualquiera de las personas en el lugar, podía notar como su mirada estaba clavada en aquel chico que se había vuelto su pequeño secreto.

— Vamos, siéntense. – Invita Jin a todos los presentes, escuchándose su voz demasiada lejana a sus oídos.

Poco a poco la mesa se fue llenando a su alrededor y él se limita a no hacer nada. Su mente estaba en cualquier lado, menos ahí.
Observa cada movimiento que hace, la forma en cómo lleva su dedo índice a su labio solo para ver toda la comida frente a él, el como luego sube sus mangas y pide amablemente que le pasen la fuente de las verduras, regalándole una sonrisa a quien se la tiende.

Dios, se está volviendo todo un acosador.

Pero...verlo a la distancia era lo más sano que podía hacer. Tanto para ese chico, como para él. No se sentía preparado para sentir todo ello y mucho menos para abrir su corazón...todavía no. Suficiente tenía con haber dejado entrar a esas pocas personas que le cuidaban y aún era difícil para él saber que tenía quienes se preocuparan por su bienestar. Cosa que no deseaba tener.

Si tan sólo su vida no hubiera sido de esa forma...

Si tal solo todo hubiera sido distinto, estaría complemente seguro de lo que su corazón anhelaba y no se sentiría tan aterrado y perdido ante las cartas que le ponía el destino.

Si tan sólo...no lo hubiera conocido.

Si sólo no hubiera entrado a aquel almacén ese día. Justo ese maldito día en que todo se derrumbo.
Ese preciso día en que la llamada llegó y por mucho que hubiera deseado aquello en su momento, se lamentó profundamente de que se cumpliera. Si tan solo...se hubieran despedido.

Los recuerdos no podían evitar inundarlo de una tristeza absoluta, sintiendo como sus emociones se apagaban poco a poco y su corazón volvía a endurecerse.
Escuchaba las voces a su alrededor, más él hacía oídos sordos a todas las conversaciones sin sentido. Su mirada estaba fija en sus muñecas, pasando sus dedos por esas marcadas cicatrices con una lentitud hipnótica. Si tan solo hubiera acabado con todo ese día...si solo...no lo hubieran encontrado.

Boy in Black | MYG & PJM. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora