T r e i n t a y n u e v e

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Enel instante en que el disparo anuncia que Yuseong ha abierto fuego contra todos, Yoongi se gira hacia Jimin para verificar que se encuentre bien, pese al terror que le da imaginarse que no es así. Espera que el rubio se encuentre a salvo. Sin embargo, el ver como su cuerpo cae al suelo, junto al bolso en su mano que se abre dejando que el viento eleve un par de billetes al cielo, le hacen caer en la realidad y que no todo es como uno quiere.

Puede escuchar los gritos de la policía insistiéndole en que vaya hacia ellos, buscando que se ponga a salvo para cumplir con la misión de rescatarle. Mas sus piernas ya se encuentran moviéndose lastimosamente hasta el cuerpo inconsciente de Jimin en medio de ese polvoso terreno, sin importarle nada más que llegar hasta él para comprobar que aún respira.

Que aún no le pierde.

— ¡¿Está mierda pensaban entregarme, imbéciles?! — Escucha gritar a Yuseong, notando que arruga uno de los billetes entre sus manos, mostrándose consumido por la ira al percatarse que la policía había intentado engañarlo.

Cae de rodillas junto a Jimin, quejándose por todas las heridas que tiene en el cuerpo, ignorándolas para poder comprobar de alguna manera que aún está con vida. Ve su camisa azul manchada de sangre a un costado, palpando como puede con sus manos aún amarradas, buscando más heridas. Se arriesga a abrir la camisa del rubio al notar algo duro por su pecho, encontrándose con que llevaba un chaleco antibalas que poco había hecho por él. La voz irritante de Yuseong se sigue escuchando lejana, pero no puede permitirse confiar en que el hombre no irá a acabar su trabajo con él. Sabe que su ira era capaz de hacerlo actuar en un solo segundo. Sólo le bastaba un segundo para matarlo y lo sabía perfectamente.

— Y-yoongi...

La sola desesperación con la que intenta detener la hemorragia le impide razonar que Jimin lo está llamado, escuchándolo cuando lo hace una segunda vez y se fija en el pálido rostro del chico que ha arriesgado su vida tantas veces por él. Se muerde el labio partido cuando sus ojos se encuentran, sin importarle todo lo roto que lo tiene reprimiendo sus ganas de llorar cuando ve la sonrisa cálida en el rostro de Jimin como si no se encontraran en medio de un campo de batalla.

— Y-yoongi...ve con la policía...— Pide Jimin teniendo dificultad para hablar más fuerte en medio del todo el caos que los rodea. Tampoco es como si pudiera gritar, al sentir un horrible dolor en el pecho que le impide respirar bien. — P-ponte a salvo...déjame aquí. — Insiste empujando a Yoongi con una mano, llevándose la otra al costado para apretar vagamente su propia herida, queriendo apartar las manos de Yoongi y así él se vaya de su lado. Sólo quiere que este en un lugar seguro a toda costa. — V-vamos...debes ponerte a salvo, amor...

— N-no...no, no pienso dejarte. — Su garganta quema, duele como si nunca en su vida hubiera tenido la oportunidad de saciar su sed con un vaso de agua, como si le estuviera desgarrando desde la garganta hasta el corazón al ver que Jimin continúa empujándolo débilmente para que lo abandone. Para que lo deje morir ahí. Y eso es algo que no está dispuesto a hacer. No ahora.

— Sólo s-será un momento...v-ve...iré tras de ti...— Le sonríe Jimin vagamente y si Yoongi no supiera en la situación que se encuentran le creería. Creería ciegamente en sus palabras, porque así de ciego lo tenía el amor que siente por él.

— Jimin, no te dejaré. — Sentencia, logrando sentar al rubio apoyándolo contra su cuerpo.

Mira a su espalda como la policía amenaza a Yuseong con abrir fuego si no se entrega y coopera de manera pacífica, volviendo su vista hasta su padre que le observa en el mismo instante que levanta el arma hacía donde se encuentra él y Jimin. Está seguro que el desgraciado los matará a ambos sin importar lo que la policía diga. Ya no importa nada, porque sabe que su verdugo ha ido por él y su final siempre tuvo que ser a manos del hombre que ahora le apunta con la vista cegada por la locura. Pero su vida no puede acabar sin antes decirle algo a Jimin.

Boy in Black | MYG & PJM. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora