v e i n t i n u e v e

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Lo que menos esperaba era que Jungkook le ofreciera llevarlo a casa y que se viera por primera vez realmente preocupado.

Apenas visualiza la gran casa de Seokjin, no tarda en lanzarse al pavimento aún cuando la motocicleta del menor no frena del todo, provocando que esté maldijera a su persona.

Corre hacia la entrada de la imponente estructura como alma que lleva el diablo, teniendo ya en manos las llaves para no perder ningún segundo de su tiempo. Cuando escucha el característico "click" de la cerradura, abre de par en par la puerta y su corazón es lo único que puede escuchar entremedio de tanto silencio, haciéndolo sentir más nervioso. Con pasos rápidos revisa todo el primer piso, buscando a quien le tenia con el alma en la mano mientras quitaba el tedioso casco de su cabeza y lo dejaba a un lado. Cada segundo que pasa y no encuentra al pelinegro, le pone aún más nervioso y ruega por encontrarlo durmiendo plácidamente en el segundo piso y que todo haya sido una falsa alarma.

De verdad no soportaría ver que Yoongi se dañara nuevamente.

Indaga en cada rincón de la cocina y suspira aliviado cuando verifica que el cajón con todos los cuchillos y cortopunzantes, se hallaba aún cerrado con llave. Tal y cual lo había dejado aquella mañana. Menos mal había escondido todo antes de salir y eso aminora considerablemente sus temores, pero aún así Yoongi puede haber encontrado algo más con que dañarse y debía encontrarlo ya.

Escucha como la puerta de entrada se cierra, asustándose cuando ve a Jungkook junto a la puerta. Al menos si sucedía algo, tiene a alguien que pueda ayudarle con lo que sea que esté pasando en aquel lugar.

Vuelve al pasillo principal sin prestarle atención al menor, ni mucho menos escuchar lo que le dice y sube las escaleras de dos en dos, hasta llegar al último escalón. Busca primero en la habitación de Jin si hay algo fuero de lo normal, encontrando todo tal como estaba hace unas horas y verifica que las puertas del armario también estén cerradas con llave.

Un peso menos.

Va directamente hasta su habitación, cuando escucha el agua caer a escasos metros. Sus ojos voltean con rapidez hasta la puerta del baño y miles de escenas sanguinarias aparecen en su mente, todo producto de las mil películas de terror que ha visto y ahora se arrepiente de recordarlas.

— ¿Yoongi? – Llama con suavidad, dando unos suaves golpecitos en la puerta.

Nada.

Vuelve a golpear y su desesperación solo aumenta al continuar escuchando el agua de la ducha, pero no obteniendo nada por parte del chico que buscaba. Tembloroso lleva su mano al pomo, teniendo la suerte de que este gira sin dificultad alguna, como si hubiera estado esperando por él.
Entra al baño esperando encontrarse con una gran nube de vapor, pero pese a ello siente el ambiente tétricamente frío y tenebrosamente mudo.

— ¿Y-yoongi...? – Vuelve a pronunciar su nombre con voz temblorosa, esperando que tras esa cortina no haya nada que lo traumatice de por vida.

Sus dedos rozan con miedo la tela de plástico, moviéndola suavemente hacia un lado al temer encontrarse con lo peor. Jimin definitivamente espera encontrar un charco de sangre y solo un cadáver dentro de la bañera. Pero cuando sus ojos se posan en un esquelético cuerpo echo ovillo mientras el agua cae sobre él, puede respirar con mayor tranquilidad. Hasta que el chico levanta su rostro y lo mira directamente.

Boy in Black | MYG & PJM. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora