t r e i n t a y t r e s

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Al llegar a la acogedora casa de Hoseok, Yoongi no duda ni un segundo en pegarse al sonriente rubio a su lado. Es extraño estar en un lugar que no conoce, haciéndolo sentir un poco incómodo al tener que socializar luego de meses estando aislado y estando en lugares solamente de su agrado. No es como si le cayeran mal los amigos de Jimin, pero al conocerlos hace tan poco tiempo no sabe de qué hablar o que decir para agradarles. La mayor parte del tiempo se mantenía callado en las reuniones de la empresa y si no fuera por Jin o Nam que intentaban hacerlo socializar en cada una de estas, seguramente nadie se hubiera atrevido a considerarlo parte de aquella familia.

— ¡Chicos! ¡Me alegra tanto que hayan venido! – Saluda alegremente el dueño de casa apenas se abre la puerta de roble, en tanto un pequeño perro ladra recibiéndolos entre los brazos. Jimin y él le dan una pequeña reverencia ante la gran y radiante sonrisa que les entrega Hoseok, contagiándolos un poco de su buen humor.

— Muchas gracias por invitarnos, hyung. – Agradece Jimin al pelirrojo chico, quien le quita importancia moviendo un brazo en el aire. — Realmente tienes una casa muy bonita...— Dice sorprendido una vez están en el interior y pueden apreciar el estilo del muchacho.

Todo tenía un hermoso estilo victoriano, con varias decoraciones en dorado y un par de pinturas bastante bonitas en cada pared. Se notaba que era una colección lo suficientemente cara y que le había llevado tiempo tener a la familia del pelirrojo.

— A mí me huele a museo. — Bromeó Hoseok guiándolos al patio trasero, donde se escuchaban risas. — Pero bueno, a mis padres les gusta esto y no puedo reclamarles nada en tanto continúen dejándome quedarme aquí.

— ¿No tenías tu departamento, hyung? — Pregunta Jimin, al recordar una vez que el chico le había ofrecido ir a comer a su pequeño lugar en el centro de Seúl. También se había negado muchas veces a ir, al no querer aprovecharse de su gran amabilidad. Sobretodo cuando en ese entonces aún seguía luchando con el poco dinero que tenía, lo que lo hacía recordar que debía encontrar un segundo trabajo si quería continuar viviendo con Yoongi y no tener que usar el dinero del mayor.

— Lo tuve que vender. — Se agacha dejando al bonito perro en el suelo, para que saliera al patio a correr felizmente mientras ellos se quedaban aún en el ventanal antes de salir al exterior. ­— Ando en busca de algo un poco más grande, por eso estoy quedándome con mis padres. — Sonrió llevándose una mano al cabello, colocando una sonrisa un tanto incómoda. Quizás no había sido lo más prudente por parte de Jimin indagar tanto en ese tema. — Es un poco patético volver con mis padres ¿no?

— Oh ¡no, no! ¡Claro que no, Hobi!

— Encuentro que es...lindo que tus padres aún te dejen vivir con ellos...

Tanto como Hoseok como Jimin enmudecen al escuchar la suave voz de Yoongi tras de ellos. Una sonrisa se instala en la cara del radiante chico, mirando por bastante tiempo a ese tímido pelinegro que se ocultaba tras el bailarín.

— Supongo que sí. — Asiente Hoseok viéndolo enternecido, girando sobre sus pasos para finalmente ir con los demás.

Jimin se gira a ver el rostro de Yoongi, encontrándose con unas coloradas mejillas que intentan pasar desapercibidas. Se acerca con la intención de darle pequeñas caricias en su cabello, terminando por besar su caliente mejilla en último momento ante lo lindo que es.

— ¿Y-y e-eso? — Tartamudea Yoongi avergonzado una vez el rubio se separo lentamente de su rostro.

Jimin simplemente se encoge de hombros, tirando luego de su manga para llevarlo con los demás. Ya casi se había hecho una tierna costumbre dejar pequeños besos en el pálido rostro del mayor, al no saber cómo lidiar con sus sentimientos. Aún no decían ni aclaraban nada de lo que había entre ellos, más la forma en la que su relación –ya sea de amistad o no- había ido avanzando era totalmente perfecta para ellos. Ambos siempre intentaban mantenerse al margen de no sobrepasar ciertos límites, terminando de alguna u otra forma junto al otro con sus manos entrelazadas mientras veían una película.

Boy in Black | MYG & PJM. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora