t r e i n t a

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— ¿Estás seguro? – Pregunta Jin por décima vez desde que han subido al auto, viendo repetidas veces al pelinegro a su lado, sin llegar a convencerse del todo si está preparado para salir.

— Si, Jin. – Contesta con cansancio Yoongi, suspirando en cuanto su amigo vuelve a insistir sobre si se encuentra bien. – No quiero estar más en casa...así que sí, estoy seguro.

— Si te sientes mal o incómodo, nos dices ¿si? – Insiste, tomándose la mayor cantidad de molestias para su amigo y viendo de reojo al rubio tras de él.

Jimin se halla escuchando todo desde los asientos traseros, totalmente atento a toda la conversación que estaban manteniendo ambos mayores, estando al margen. Se dirigen al estudio para ayudar en un par de cosas a Seokjin, pero este se estaba preocupando más de la cuenta, lo que ponía a Yoongi aún más nervioso de lo que ya de por sí estaba. No habían vuelto a la compañía desde que había ocurrido aquel "incidente" entre ellos, por lo que no saben cómo iba a ser su recibimiento luego de tanto tiempo, tomando en cuenta que la mayoría del equipo estaba al tanto de lo que había ocurrido.
El rubio se siente nervioso, no por cómo lo fueran a tratar a él precisamente, sino más bien temía por la reacción de Yoongi de volver a tener contacto con tantas personas a la vez.
El doctor hace unos días había comentado que este debía volver a hacer su vida normalmente, intentando acostumbrarse otra vez a vivir en la sociedad por su propia cuenta. Ya que aunque no lo pareciera, el mayor había comenzando a depender excesivamente de Jimin y eso no era del todo bueno.
Para todo llamaba al rubio y le consultaba primero a él si lo que estaba haciendo estaba bien, comenzando a dejar bastante de lado a Seokjin. Yoongi se había vuelto casi como un hermano pequeño para el rubio, teniendo que cuidarlo y ahuyentar a cada demonio que lo aterrara, manteniéndose a la disposición de él durante todo el día. Y es por eso que cuando bajan del auto, no se sorprende cuando Yoongi ya está tomando su mano sin permiso alguno, aferrándose a esta con fuerza pareciendo totalmente asustado.

El contacto físico entre ellos había aumentando considerablemente las últimas semanas, sobretodo luego de aquel abrazo que habían compartido. Ya hasta dormían juntos la mayoría de los días, contándose cosas de la vida del otro, hasta que terminaban cayendo rendidos en los brazos de Morfeo. A veces pasaban las tardes viendo películas sin que nadie los molestara y cuando Jimin iba a practicar, Yoongi le acompañaba siempre sin rechistar.

A los ojos de Jin parecían totalmente una pareja primeriza.

— ¿Estás bien? – Susurra Jimkn en el oído del mayor, en cuando empiezan a caminar a la entrada del edificio y este no deja de morder su pulgar.

— Eso creo. – Contesta Yoongi con sinceridad, apretando sin querer la mano del otro.

Jimin sonríe en su dirección intentando calmar su estado, recibiendo una simple mueca por parte del pelinegro. Yoongi a veces es tan adorable, que las ganas de apretar sus mejillas no le faltan y últimamente esas ganas de tratarlo adorablemente, habían aumentado. Pero debía controlarse si no quiere que este le ignore como hace algunos días, por tratarlo como a un niño pequeño.

Jin va un poco más adelante que ellos, cosa que les da la suficiente privacidad para hablar de cualquier cosa y así distraerse un poco de lo que les espera. El castaño sabiendo que los dos a sus espaldas no lo ven, sonríe en grande al verlos tan unidos, olvidando todo lo que esta a su alrededor por la simple presencia del otro.

Definitivamente eran los chicos más extraños que había conocido en su vida. Jamás en su vida se le hubiera pasado por la mente que alguien se volviera tan cercana a otra y mucho menos luego de haber pasado por lo que ellos pasaron. Sintiendo tanta felicidad de que su pequeño Yoongi haya encontrado a alguien tan dulce y leal como Jimin, disminuyendo considerablemente el terrible miedo de perderlo. Tiene en claro que ninguno ha declarado sus sentimientos, pero no es demasiado necesario decirlo en voz alta para saber que esos dos están locos por el otro. Con solo ver como sus manos están fuertemente agarradas y en el como Yoongi sonríe con las mejillas levemente sonrojadas cada vez que habla con el rubio, le hacen entender por completo que su amigo se ha enamorado de ese tierno chico.

Boy in Black | MYG & PJM. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora