III
Amalia y Dylan terminaron de guardar en el baúl todas las bolsas llenas de artículos, entraron al auto y salieron directo a la casa. Luego de un buen rato de agradable silencio, Dylan decide que sería buena idea ponerle punto final.
-¿Quién era ese loco?-pregunta sin mirar a Amalia.
Ella lo mira algo molesta por su capacidad de ser tan entrometido.
-¿No lo deduces por la conversación que tuvimos?-puso sus ojos en blanco mientras negaba con la cabeza y continuaba mirando el paisaje.
-Algo. Pero sería divertido conocer toda la historia.
Por instinto, Amalia había abierto la boca para contestar con otro insulto y un "No te importa", pero la cerró nuevamente.
Dylan se había puesto de su lado y no había intentado dañar su mentira. Se podría decir que le siguió el juego y la defendió a pesar de que nunca se han llevado bien. Tal vez merezca saber algo de la situación como forma de agradecer su defensa a su favor.
-Es un chico que al parecer está necesitado de pareja-dijo encogiéndose de hombros.-Ha intentado salir con todas las mujeres del trabajo, y no dudo que pronto comience a invitar a los hombres igual. Lleva semanas hostigándome y acepté una salida con él para sacármelo de encima-contó sin darle mucha importancia.
-Debe de tener algún problema...incluso te amenazó.
Amalia hizo un ademán con su mano para restarle importancia a ese detalle.
-¿Qué es lo más que podría hacer?-pregunta ella.-Por cierto, ¿porqué me defendiste? No es que me hiciera falta.
Dylan rió por lo bajo aún sin dedicarle una sola mirada y se encogió de hombros.
-Tal vez porqué así me lo enseñó mi madre...no se debe insultar de esa manera a nadie.
Ninguno de los dos dijo nada más el resto del camino. Se mantuvieron en silencio, y una vez llegaron al hogar bajaron la compra bajo el ya oscurecido cielo de la noche. Una vez terminaron de dejar las bolsas en la cocina, se dedicaron a guardar las cosas en la nevera y en los anaqueles que estaban distribuidos alrededor del espacio.
-Creo que está todo...-indica Amalia poniendo sus manos en las caderas y observando que todo estuviera en su lugar.
-Si es así...creo que me voy yendo-anuncia Dylan, y comienza a dar la vuelta para salir de la habitación.
-Ey, no puedes irte aún. Hay algo que debemos discutir...
El ojiverde se gira lentamente y le dedica una sonrisa hipócrita y forzada.
-¿De qué se trata?
-Tengo los documentos en el comedor. Podemos ir ahí-sin más, se dio la vuelta y caminó hasta la mesa de madera blanca para sentarse en una de sus sillas y rebuscar entre todos los papeles lo que necesitaba.-Me encargué de preparar una lista de reglas que debemos de seguir en esta...convivencia. Dividí las tareas y están estipulados los derechos que tenemos cada uno bajo este techo.
Vio como Dylan la miraba desde la columna que dividía la cocina del comedor con sus brazos cruzados en su pecho. Sus ojos se salieron de órbita al ver el paquete enorme que Amalia le extendió.
-¿Era esto necesario?-dice él mientras toma con duda los papeles y los hojeaba.
-Si. Me gusta la organización. Si seguimos este reglamento todo correrá muy bien. Leelo y si no estas de acuerdo con algo podemos discutirlo.
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Viviendo Bajo el Mismo Techo
Teen Fiction"Puede que no te parezca correcto, pero si tu corazón está tan acelerado como el mío en este momento, entonces continuemos". La muerte de sus mejores amigos le deja a Amalia y Dylan una sorpresa poco agradable. Y es que, si convivir con alguien que...