XVI
Ya faltaba poco para la semana de la moda. Cada vez había más trabajo y menos tiempo. La oficina era un caos. Todos se pasaban chocando, haciendo llamadas, en reuniones, resolviendo problemas de diseñadores y fotógrafos y a penas tenían tiempo para tomarse su hora de almuerzo.
Eran las tres de la tarde. Quedaban algunas horas para que el día de trabajo finalizara, y Amalia y Lorna estaban hasta el cuello trabajo y de quejas de los demás compañeros.
-Estoy exhausta-exclama Lorna cuando Joseph, uno de los encargados de trabajar con los diseñadores de moda salía de la oficina.
Estuvo casi media hora dándoles quejas acerca de Foissard, un diseñador francés que quería tirar escarcha y fuegos artificiales dentro del local donde se celebraría el desfile y eso no iba a ser posible.
-Dentro de una semana esto finalizará. Hay que aguantar un poco más.
En eso, el celular de Amalia comenzó a vibrar sobre el escritorio de cristal. Contestó la llamada pensando que podría ser algo relacionado al trabajo, pero se llevó una sorpresa mayor. Era la inspectora del Departamento de la Familia.
-Buenas tardes, señora Stone-menciona la voz aguda de la mujer.
-Señorita, por favor-insiste Amalia.
Detestaba que le dijeran señora.
-Lo lamento, señorita. Quería avisarle que estaré pasando dentro de unas dos horas a su hogar para la inspección del hogar y una pequeña entrevista con usted y el señor Dylan Motley.
-Eh, claro. Si, estaré allí. Gracias-cortó rápidamente la llamada sin dejarla respondrr nada más.
Se levantó de su silla lo más rápido que pudo y comenzó a guardar todas sus cosas en su maletín, mientras Lorna le preguntaba una y otra vez que quién había llamado.
-Son los del Departamento de la Familia. Vendrán a la inspección en unas horas y ambos debemos de estar allí. No tengo tiempo ahora, debo hablar con Laureano. Mañana terminamos el trabajo. Nos vemos-dijo finalmente, dándole un beso en el cachete a Lorna y saliendo como un tornado de la habitación junto con su maletín a medio cerrar.
De camino a la oficina del presidente llamó a Dylan para informarle acerca de la visita. Él pidió permiso a su jefe y salió del restaurante para llegar a la casa y arreglar todo para la visita.
Cuando Dylan llegó a la casa, lo primero que hizo fue pedirle de favor a Migdi que le ayudara recogiendo unas cosas. Él fue a bañar a Camila, que estaba negándose a meterse en la palangana.
-¡Vamos, Cami! Tienes que ducharte.
La niña solo lloraba y decía una y otra vez "Papi", mientras se agarraba fuertemente del hombro de él.
-Papá, no-lloró la niña.
Dylan la miró. Sus ojos grises cubiertos por una capa de lágrimas y su nariz roja por el llanto hicieron que su corazón cayera en pedazos.
-De acuerdo. No te bañaré ahora. Te echaré mucha crema de olor a frutas, pero no le puedes decir a mami, ¿si?-le habló como si ella entendiera. Aunque tal vez si lo entendía.
Llevó de nuevo a Camila al corral y la dejó allí jugando mientras buscaba que conjunto de ropa le pondría. Esta vez se ocupó de buscar algo que no llevara lazos gigantes. Buscaría algo más sencillo para ponerle. Se decidió por una camiseta blanca que decía "Future Girl Boss", que definitivamente se la había comprado Amalia, y un pantalón rosado claro.
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Viviendo Bajo el Mismo Techo
Teen Fiction"Puede que no te parezca correcto, pero si tu corazón está tan acelerado como el mío en este momento, entonces continuemos". La muerte de sus mejores amigos le deja a Amalia y Dylan una sorpresa poco agradable. Y es que, si convivir con alguien que...