XXI: Hasta la más Ruda

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XXI

-Que día tan agotador-suspira Dylan al dejar a Camila nuevamente en el corral.

-Ya el corral no la mantendrá quieta por mucho tiempo...-menciona Amalia.-¿De verdad no piensas modelar para Perrín?-pregunta ella.

-Demonios, tendré que hacerlo-dice entre dientes lanzándose a la silla junto al corral de Camila.-Una piedra de esas vale más que lo que yo gano en seis meses.

Amalia no pudo evitar reír un poco, y rápidamente Dylan se puso a la defensiva.

-¿De qué te ríes, eh?-pregunta cruzando sus brazos, tal niño pequeño en medio de una perreta.

-No es nada-dice sonriente ella aún.-Bien, el ensayo está por terminar. Pronto termina tu pesadilla.

Amalia se iba a dar la vuelta para regresar a su área de trabajo, cuando Armando entra al backstage a toda velocidad llevándose consigo arrastrado a todo el que estuviera en el medio. Literalmente, ya que agarró por el brazo a la pelirroja y la llevó hasta donde se encontraba Dylan.

-¿Qué diablos sucede?-pregunta la pelirroja algo molesta, soltándose del agarre bruscamente y alisando enojada su falda tipo lápiz.

-Necesito hablar con ustedes urgente, ahora que Lorna está distraída-dice el moreno, mirando hacia sus alrededores nervioso.

-Bueno, pues habla. Ya me tienes intrigada-menciona la pelirroja.

La cara de Dylan se transformó de fastidio a una cómplice con una enorme sonrisa pícara.

-¿Qué inventas Romeo?-rié Dylan, dándole un golpecito en el hombro.

-Cierra el pico, Dylan. Es importante-pide Armando.

-¡Bueno, ya! Dime que pasa, que la curiosidad me está comiendo-pide Amalia.

-Bien. Tenía entendido, que Lorna saldría junto al diseñador Stanley a saludar en sy desfile, porque han trabajado mano a mano en su colección, ¿cierto?-pregunta, esperando una respuesta por parte de Amalia. Ella asintió.-Pues, quería saber, si habría alguna posibilidad de que me dieran cinco minutos para yo salir y declararme.

-¡¿Le vas a pedir matrimonio?!-exclama Dylan.

-¡No! Apenas hemos salido algunos meses. Solo quiero declararme de la forma correcta. De una forma que sé que a ella le gustaría. Muy por lo alto, como ella-pide él.

-Claro que te haré el espacio, Armando. Sé que eso la haría muy feliz-le sonríe y le da un apretón en el hombro para que se tranquilizara un poco.-Está hecho.

-¡Gracias! ¡De verdad!-dice él, dándole un pequeño abrazo antes de volver a correr hacia la parte de la pasarela.

-¿Quieres que te haga una declaración por lo alto, Stone?-pregunta Dylan alzando una ceja y con una sonrisa burlona en la cara.

-Te golpeo-dice ella, mientras toma su bolígrafo para anotar el espacio que tendría que hacer en el itinerario.

Dylan suelta unas carcajadas.

-No comprendo tu risa-dice ella sin mirarlo.

-No es nada...-dice dejando a un lado la risa.

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Luego de que finalizara el ensayo, varias horas después, cada cual tomó el camino hacia sus hogares. Amalia y Dylan, dieron una parada en un restaurante de comida china, ya que Dylan no tenía ánimos de cocinar a esas horas. Una vez en la casa, ambos hambrientos, se bajaron corriendo para poder alimentarse.

Viviendo Bajo el Mismo Techo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora