"Somos tristeza, por eso la alegría es una hazaña".
XVII
-¿Y?-pregunta Amalia.-Tienes que cumplir con tu palabra, Dylan. No puedes dejarme mal parada en mi trabajo-dice ella sabiendo por donde iba el camino.
Dylan se lleva las manos a su cara en un acto de mostrar frustración.
-Sabes que quería dar una imagen de vida extra perfecta y ahora resulta que mi tía va a verme de modelo...-suspira.
-Que pesimista, Dylan. Te va a ver modelar por una de las pasarelas más prestigiosas en el mundo de la moda. Eso es mucho más de lo que ella podrá hacer con su triste vida-rodó los ojos.-Habrá ensayo dentro un día, ¿si? Armando estará ahí de apoyo-le guiñó un ojo y salió de la sala para dirigirse al baño.
Dylan se le quedó viendo mientras se alejaba. Tenía razón una vez más. Esa señora jamás lograría pisar una pasarla y mucho menos tener lo que él había conseguido: un trabajo que disfrutaba, buenas amistades, y más que nada un hogar. No debía de dar la impresión de tener una vida perfecta, para él todo iba perfecto en su vida ahora mismo y eso era lo que importaba. Había logrado abrirse a Amalia y sintió que ella lo hizo hacia él igual, aunque de una forma distinta. Tenía a Camila, su ahijada que quería como si fuera de su propia sangre y no carecía de nada. No hacía falta nada más.
Amalia aprovechó para darse un buen y extenso baño de agua caliente. Seguía un poco afectada por lo sucedido la noche anterior con Dylan y aún más por su repuesta acerca de su relación con la instructora.
¿De verdad era una buena idea seguir con eso? ¿Era algo sincero lo que sentían o simplemente estaban confundido por la situación que les tocó vivir?
Debía admitir que lo que había sentido la noche anterior le había gustado. Se había sentido querida luego de mucho tiempo, pero sabía que eso siempre terminaba en problemas y era lo que no quería.
Decidió salir del baño e irse a dormir para pensar mejor las cosas con la almohada, que desde siempre ha sido su lugar de desahogo. Tomó sus cosas de la cama y caminó hasta el family para acostarse en el sofá, ya que hoy era el turno de Dylan. Acomodó su cama improvizada, que ya podía hacer hasta con los ojos cerrados y se acostó. No hizo más que poner la cabeza en su almohada y alguien enciende la luz.
-¿Qué demonios pasa?-pregunta Amalia, levantándose de la cama.
Dylan estaba de pie frente a la puerta con la mano encima del interrumptor de la luz.
-¿Qué haces aquí?-pregunta él.
-Es tu turno de la cama...-explica ella, como si fuera algo obvio.
Dylan rueda los ojos.
-Creí que esto ya estaba resuleto, Stone.
-¿Qué intentas decir con eso?
Dylan no respondió y se acercó al sofá, donde sin pedir permiso tomó la almohada y le quitó la sábana que tenía por encima a Amalia. Se la echó al hombro, e ignorando las prostestas de la pelirroja, salió de la habitación a paso firme para dejar todo en la cama matrimonial que había sido de sus amigos.
-Deja de molestar, Dylan. Quiero dormir-aparece Amalia en la habitación con los brazos cruzados.
-Y tú deja tu espectáculo que no hay tarima, ¿si?-dice Dylan acomodando las cosas de Amalia en la cama.-Creí que con lo de ayer sería suficiente para que entendieras que quiero algo contigo.
Dylan sintió en ese momento como las orejas se le calentaban y se le iban poniendo rojas de vergüenza. A veces quisiera ser un poco más discreto y que su cerebro trabajara antes de que su lengua tomara acción. Amalia no se quedó atrás, y podría jurar que su cara estaba del color de su cabello.
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Viviendo Bajo el Mismo Techo
Teen Fiction"Puede que no te parezca correcto, pero si tu corazón está tan acelerado como el mío en este momento, entonces continuemos". La muerte de sus mejores amigos le deja a Amalia y Dylan una sorpresa poco agradable. Y es que, si convivir con alguien que...