VI: Error

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VI

La mañana siguiente, Amalia había despertado más temprano de lo normal gracias a la incomodidad del mueble donde tuvo que pasar la noche. Eran las cinco y media y ella ya se encontraba en el baño haciendo su aseo mañanero. Una vez había terminado su ducha se cambió a un traje cómodo y se encaminó a la sala. Cuando ya iba a mitad de camino, el llanto de Camila la hizo dar la vuelta. Se dirigió hasta la habitación de Génesis y Antonio, se acercó a la cama y destapó a Dylan, que estaba arropado de pies a cabeza.

-Camila está llorando, te toca a ti-giró sobre su eje y salió del cuarto escuchando el gruñido de Dylan mientras se levantaba de la cama.

Dylan se obligó a caminar hasta la cuna de la bebé y la tomó en brazos. Nunca lograba descifrar porqué lloraba. Tenía que intentar todas las posibilidades y si tenía suerte acertar de la primera. Lo primero que hizo fue verificar su pañal, y para su beneficio, ese era el problema. Cambió con dificultad la prenda y la devolvió a su cama. Dylan tenía la intención de volver a dormir, pero ya se le haría imposible, así que prefirió arreglarse para disfrutar de su día libre. Una vez completó el proceso fue hasta la cocina, donde se encontró con Amalia preparando café.

-Debemos hablar...-dice ella sin dejar su actividad.

-¿De qué hay que hablar?-pregunta él mientras se recuesta de la columna que separa la cocina del comedor.

-Los vecinos vinieron ayer y nos invitaron a la fiesta que tendrán en su casa el fin de semana. Creo que debemos de asistir-le avisó ella.

Dylan se le quedó mirando atentamente, y se sorprendió un poco al ver como ella giraba y sus pupilas se posaban en él. Le sostuvo la mirada un tiempo.

-No iremos a ninguna fiesta-finalizó.

-Hay que ir a la fiesta...no sé si sabías pero cuando el inspector del Departamento de la Familia venga puede que haga visitas a los vecinos para preguntar por nosotros.

-¿Y qué? Si no vamos no tendrán nada que decir de nosotros. Ni bueno, ni malo-opinó él, encogiéndose de hombros.

Amalia rodó los ojos y se acercó a él.

-No es ese el problema...ellos vieron como un grupo de modelos sin camisa salían de la casa y no sé que perspectiva tengan de mi trabajo ahora mismo-dijo ella casi en un susurro, con un tono de vergüenza.

-Ese no es mi problema, es tuyo.

-¿Prefieres que nos quiten la custodia de Camila y que la lleven a un orfanato por no ir a una fiesta?-le cuestionó subiendo si tono de voz.

Dylan cruzó sus brazos en su pecho y luego de un rato soltó un suspiro.

-Iremos solo un par de horas...y que conste que lo hago por Cami-anunció levantando su dedo de forma autoritaria.

-Excelente-sonrió Amalia y se dio la vuelta de camino a la sala.-Hay café.

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En la tarde, Dylan recibió una llamada de Armando para invitarlo a tomarse unas cervezas en un bar. Querían pasar un buen rato en su día libre y éste aceptó sin dudar. Se alistó y a las cuatro y media estaba poniéndose sus zapatos frente a la puerta de madera. Vio por el rabillo del ojo como una cabellera pelirroja pasaba por la sala mientras leía unos papeles.

Viviendo Bajo el Mismo Techo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora