XI: ¡Iriota!

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XI

Dylan se encontraba viendo una película de princesas junto a Camila. Amalia apenas le había hablado durante el día, y se imaginaba que había sido su conversación de la noche anterior.

Ya no sabía que más hacer con ella. Trataba de llevarse bien con ella y tener una relación saludable por Camila, pero siempre se la ponía difícil. Muy dificil.

-Pa-pá-susurró Camila, acercandose a Dylan y trepando por su pecho.

-¿Qué pasó, linda?-sonrió él y la ayudó a acomodarse encima de él.

Camila seguía llamandole Papá. Al principio se sentía incómodo con la situación, pero poco a poco ha tenido que ir acostumbrandose, aunque eso no le quitaba el que se entristeciera por la pérdida de sus amigos.

Dylan se dedicó a acariciar el cabello de Camila y susurrarle una canción, y a los minutos pudo sentir como su respiración comenzaba a ponerse pesada y quedaba dormida. Él aprovechó y estiró la mano para tomar el control remoto, pero sintió la mano de alguien más. Giró su rostro y se topó con Amalia.

-Ni lo sueñes. Voy a ver una película-dijo tomando el control.

-Ey, estaba aquí primero. ¡Llevo una hora viendo una pelicula de princesas! ¡Quiero ver las persecusiones más impresionantes! ¡No las veo hace casi un mes!

-No me interesa. Siempre estas usando el televisor. Hoy voy a descansar del trabajo y quiero ver mi pelicula.

Sin dejarlo responder, se hizo hueco en el sillón y se lanzó a él. Rapidamente cambió el canal y buscó su tan anhelada película.

Dylan se mantuvo en silencio, con Camila aún en su pecho y no tuvo más remedio que ver la película que la pelirroja había puesto.

Amalia se sorprendió por lo poco que tuvo que discutir con Dylan para lograr su cometido. Esto le desanimó un poco, pues de pronto había demasiado silencio en la habitación. Le hubiera gustado el discutir un poco más con él, solo por no tener ese vacío incomodo en el que estaban ahora. Miró de reojo a Dylan, y vio como abrazaba a la pequeña camila con sus enormes brazos. Era una imagen muy tierna, que fue arruinada cuando Dylan giró su cabeza y descubrió a Amalia observandolo. La pelirroja, avergonzada devolvió rápidamente su vista al televisor, pero sintió la mirada de el ojiverde encima de ella aún.

-Voy al baño-dijo ella, ya que fue la primera excusa que le vino a la mente para salir de ese momento incómodo.

Tan pronto salió de la habitación corrió al baño y se encerró.

"¿Qué demonios te pasa, Amalia Stone? Relájate. Solo viste una escena tierna y ya. No hay por qué ponerse nerviosa". Se dijo a si misma.

Una vez se había lavado la cara, regresó a la habitación, pero el coraje la invadió de inmediato al ver que Dylan había cambiado el canal.

-¡Idiota!-exclamó, olvidando por completo que Camila estaba durmiendo.-¡Dame el control!

-No-dijo él y ella vio como escondía el control remoto detrás de su espalda.-Es mi turno de ver la televisión.

Camila se removió incómoda en el pecho de Dylan, pero volvió a dormirse.

-Dame el control, Dylan.

Una sonrisa burlona apareció en los labios del chico, quien se sentía orgulloso de sus habilidades para hacer prender la chispa de Amalia tan fácilmente.

-Es mi turno. Puedes ver conmigo las persecusiones. Te van a gustar, son algo agresivas, como tú...

No hubo terminado bien de decir la frase, y ya estaba arrepentido de haberlo dicho. Podría jurar que los ojos de Amalia se convirtieron en pistolas y que le lanzaron mil y una bala. Sabía lo que venía, así que puso suavemente a Camila a su lado en el sofá y agarró con fuerza el control remoto en la parte trasera de su cuerpo. En cuestión de segundos, Amalia se lanzó al sillón y comenzó a tratar de alcanzar el control remoto.

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