VIII: ¿Chocolate?

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VIII

Los tacones rosados de la pelirroja resonaban por el vacío pasillo. Llevaba su libreta de apuntes y un bolígrafo en la mano. De camino, se dio un vistazo en el gran ventanal que daba una vista panorámica del corazón de la ciudad y un vago reflejo de su aspecto. Se acomodó el cabello, sonrió y siguió su camino hacia la sala de juntas de la revista.

Hoy era la reunión con el señor Laureano. Según la información que poseía, dirían una información importante y tal vez hasta un ascenso. Al llegar a la puerta de madera, respiró hondo y abrió. Se encontró con una larga mesa, a unos nueve compañeros más y al idiota de Yován sentados alrededor. Trató de ignorar este detalle, dio los buenos días y se sentó en la única silla libre que quedaba. Yován le dedicó una mirada asesina del otro lado de la mesa, y Amalia se limitó a sonreír sarcásticamente. A los minutos, el director de la revista apareció y dio inicio a la reunión. Dio unos mensajes importantes acerca de la próxima edición de la revista y luego dijo lo que todos esperaban.

-Ahora, la razón primordial de esta reunión es brindarles mis felicitaciones, porque han sido seleccionados como candidatos a un ascenso. Sólo uno de ustedes podrá conseguir el puesto. Saben que tenemos el ojo sobre ustedes todo el tiempo y tomamos en consideración su actitud dentro y fuera del área laboral. Pero adicional a esto, queríamos tener una forma más equitativa y justa de evaluar sus habilidades. Por lo tanto, mi grupo de trabajo y yo, hemos decidido darles un mismo proyecto a todos ustedes para ver como ponen en uso sus talentos. Le daremos la información y los detalles que deben tomar en consideración en un documento. Se entregará al final de la semana próxima y evaluaremos cada uno-regaló una amplia sonrisa.-Espero que todos den su máximo.

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Dylan estaba tirado en el sofá de la sala, ya que había terminado el libro que estuvo leyendo los pasados días. Había hablado con varios amigos para ver si iban a salir a algún club, pero nadie tenía planeado ir a festejar este viernes. Y su amigo Armando saldría con Lorna. Por lo que ese fin de semana había comenzado muy aburrido. No tenía nada que hacer, Camila ya se había dormido, no había nada en la televisión, ya eran las diez de las noche y no había bebido ni una cerveza. Pensó que lo más rápido que tendría para entretenerse era Amalia. Sonrió y se levantó del sofá. Una vez llegó al comedor, la vio haciendo un papeleo.

-¿Qué haces trabajando un viernes a las diez de la noche?-pregunta al verla.

La pelirroja ni si quiera levantó su vista, se limitó a encogerse de hombros y murmurar:

-Siempre estoy trabajando. Más ahora que estoy en probatoria para un ascenso.

Dylan se sorprendió y haló una de las sillas para sentarse frente a ella. Notó como la cabeza de Amalia se movía mostrando incomodidad y duda. Sabía que no estaban acostumbrados a sentarse a hablar, pero no había nada más interesante para hacer.

-¿Qué más ascenso quieres? Ya tienes un buen puesto y una buenísima paga.

-¿Y porqué voy a querer quedarme en el mismo lugar?-preguntó en forma de repuesta sin dejar de prestarle atención a los papeles que se encontraban frente a ella.

Dylan soltó una risa ronca por lo bajo.

Siempre tenía una respuesta fría y calculada a todas sus preguntas.

-¿Se puede saber qué haces aquí, interrumpiendo mi concentración, en lugar de estar de fiesta?-dice, mirándolo por primera vez y alzando una ceja con interés.

Él se regaló unos segundos para mirarla y pensar en una respuesta.

-No tenía ganas de salir-mintió.

Viviendo Bajo el Mismo Techo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora