XVIII: Eso me gusta

250 26 13
                                    

XVIII

Al día siguiente, Amalia se levantó con el sonido de la alarma. Había tenido un sueño muy reparador, y no quería pensar que había sido por lo sucedido anoche con Dylan. De un brinco salió de su cama e hizo su rutina matutina. A la hora de vestirse se aseguró de ponerse algo bastante atractivo para cuando saliera con Dylan luego del trabajo. Igualmente, se encargó de guardar en su cartera sus maquillajes para retocarse cuando hiciera falta y estar presentable para la noche.

Antes de salir de la casa, trató de hablar con Migdi para ver si podría quedarse con Camila en lo que ellos salían, pero ya tenía un compromiso para ese día. Las únicas dos opciones que pudo pensar en el momento fue llevarse a Camila a su cena o pedirle a Lorna que la cuidara. Y definitivamente no haría eso, ya que estaba segura de que Lorna se volvería un espectáculo y estaría el resto de su vida repitiéndole el típico "Te lo dije".

Al llegar al edificio de la revista Refiné, Amalia subió inmediatamente a su oficina, no sin antes pasar por la cafetería y pedie un café grande. No hizo más que sentarse en su escritorio, cuando Lorna entró como un huracán por la puerta. Amalia ignoró su actitud, ya acostumbrada a que llegara con una crisis todos los días, pero tuvo que detenerse a mirarla cuando grita:

-¿¡PORQUÉ NO ME DIJISTE!?

La pelirroja la miró confusa.

-¿Decirte qué?-pregunta ella.

-¡Es increíble que me tenga que enterar de este tipo de cosas a través de Armando!-exclama ella, lanzándose a la silla de forma dramática.

-¿Qué diablos te pasa hoy, Lorna?

-¡¿Qué me pasa?! ¡Me pasa que estás saliendo con Dylan y mi amiga no es capaz de decirme nada!

La cara de Amalia se encendió en un nanosegundo. Lo primero era ¿cómo Armando se había enterado de esa información confidencial tan rápido? Y la segunda pregunta era ¿Porqué estos dos eran tan chismosos?

-¡Necesito una explicación ahora!-exclamó ella lanzándose a la silla que quedaba del otro lado del escritorio.

-No estamos saliendo. Simplemente me invitó una comida hoy, nada más-dijo Amalia bajando su mirada para seguir acomodando los papeles que se encontraban frente a sí.

-¡Eso es una cita, Ami! ¡Gané la apuesta de nuevo!-rió Lorna, ya dejando atrás su aura de enojo.

Amalia alzó la mirada para encontrarse con la morena sonriente y un paquete de billetes en la mano.

-¿Cuánto apostaste?

-Todo esto-amplió más su sonrisa y tiró encima del escritorio todo el dinero que se extendió sobre todos los documentos que la pelirroja estaba evaluando.-Como ves tenía mucha fe en que no aguantarían mucho con su odio.

Amalia rodó los ojos.

-Y cuéntame, ¿cómo pasó todo?-dijo Lorna acomodando su cara entre sus manos.

-Nada. Dylan me ofreció ir a comer hoy y acepté. Eso fue todo. Por cierto, ¿crees que puedas quedarte con Camila esta noche?-pregunta Amalia.

-¡Claro! Así pueden disfrutar su noche juntos-alzó las cejas de forma pícara.

-Ya, suficiente. A trabajar. Mañana es el primer día de ensayos, hay que dejar preparadas muchas cosas.

}•{}•{}•{}•{

Dylan y Armando recién salían por la puerta trasera de la cocina para tomar su descanso.

-¡Aún no puedo creer que me hayas traicionado de esta manera, Dy!-exclama Armando, dándole una palmada en la espalda.

Viviendo Bajo el Mismo Techo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora