IV: ¿Hombres semidesnudos? ¡Si!

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IV

Dylan recién salía del baño con su cabello marrón oscuro algo húmedo. Se vistió con un pantalón corto blanco y una simple camisilla y salió del cuarto. Pasó por la cuna de Camila para verificar que estuviera bien, y lo estaba. Se encontraba plácidamente dormida. Al parecer Amalia hizo un buen trabajo anoche. Siguió caminando hacia la cocina. Eran las seis y media de la mañana y no salía a trabajar hasta las ocho. Tendría tiempo de prepararse un buen desayuno. Al pasar por la sala logró ver a la pelirroja dormida en una posición bastante incómoda. Se encogió de hombros y caminó hasta la cocina.

Abrió la nevera para preparar un huevo revuelto, cuando un teléfono suena acabando con la tranquilidad de la mañana. Dylan se acerca a el móvil que estaba en la encimera, era el de Amalia. Lo toma, pero es demasiado tarde. Ya habían cortado la llamada. Al instante un mensaje de una tal Lorna aparece en la pantalla.

Lorna
¿Porqué no has llegado al trabajo? Ya no puedo cubrirte más.

Dylan fue rápidamente hasta la sala con el teléfono en mano y movió el hombro de Amalia.

-Stone...una tal Lorna te llama-anunció. Al ver que no reaccionaba, volvió a moverla.-¡Stone!

-¿Mmm...?-murmuró sin abrir los ojos.

-Lorna te llama-repitió más fuerte y claro.

De repente dio un brinco que asustó a Dylan y causó que este se echara varios pasos hacia atrás.

-¿Qué hora es?-preguntó alarmada.

-Las seis y media-indicó él tranquilamente.

-Voy tarde.

Amalia corrió hacia el baño, se lavó la cara, cepilló sus dientes y acomodó su cabello en una coleta alta. Salió disparada hacia la habitación y se puso un traje negro ajustado al cuerpo que le llegaba a las rodillas. Se puso unos pendientes y un collar dorado. Terminó colocándose unos tacones negros y agarró su bolso junto con su cartera de maquillaje antes de salir apresurada hacia la sala.

-Ey, Stone. Hay un problema-dijo Dylan caminando detrás ella mientras cruzaban la sala de esquina a esquina.

-Lo resolveremos en la tarde-dijo ella sin mirarlo.

-No, no podemos resolverlo en la tarde. Yo trabajo hoy igual. ¿Quién cuida a Camila?

Amalia se detuvo de golpe y se giró para verlo. Sintió como el coraje inundaba cada vena que recorría su cuerpo y apretó los puños tratando de no salirse de control.

-¡¿Y ahora me lo dices, idiota?!-gritó ella, furiosa.-Ya voy tarde, no puedo resolver eso ahora. Llévala a tu trabajo-dijo y se giró para llegar a la puerta haciendo un esfuerzo sobrenatural por no golpearlo.

Dylan la agarró del brazo, haciendo que se detuviera justo en la entrada.

-No, no puede ser así. ¡Trabajo en una cocina! No puedo llevar a una bebé a una cocina. Una oficina de modistas es más seguro para ella. Llévatela.

-Agh-exclamó, mientras caminaba lo más rápido que sus tacones le permitian hacia donde estaba Camila dormida, y le daba un rengaño a Dylan.-Esto no se va a quedar así, ni lo sueñes.

Una vez llegó a la habitación pintada de amarillo claro, tomó en brazos a Camila junto con la sábana que la cubría y la recostó de su hombro. Dylan entró mientras recogía algunas cosas en un bulto.

-Ten. Ahí creo que está todo-dijo mientras le enganchaba el bulto a Amalia en su otro hombro.

No dijo nada más y salió a toda prisa de la casa con las llaves del auto en la mano. Abrió el coche y dejó todo lo que llevaba del hombro en la parte trasera. De pronto, escucha unos pasos acelerados acercarse.

Viviendo Bajo el Mismo Techo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora