XXIX
Dylan y Amalia ya se habían acomodado en la habitación que los padres de la pelirroja le habían preparado. Ahora mismo estaban poniéndose cómodos para ir a tomar café con galletas que había preparado su papá, ya que habían comido y no tenían hambre en ese momento.
-¿Ya?-pregunta Dylan agarrando la puerta preparado ya para salir.
-Voy. Quiero cambiarme los zapatos-dice Amalia mientras se quita los tacones por unas sandalias.
-Me gusta más cuando no mides lo mismo que yo-comenta Dylan.-Te ves más dócil y tranquila.
Amalia llegó hasta la puerta para intentar salir, pero Dylan no permitía que ella abriera la puerta. La pelirroja lo miró, esta vez sintiéndose más pequeña e inofensiva que nunca ante él. Aún así, sacó su lado agresivo.
-A mi me gustas más cuando estas calladito. Pero no todo se puede en esta vida-se encogió de hombros.-Déjame salir.
Dylan sonrió ante su comentario y sin poder aguantar sus instintos llevó sus manos alrededor de la cintura de Amalia, la levantó del suelo y la acercó a su rostro, pero no la besó. Simplemente se acercó lo más posible a ella.
-Bájame-ordenó ella.
-Nunca pensé que alguien me encantaría tanto-dijo él con voz ronca.
Amalia bajó la mirada, sintiéndose algo intimidada por la profundidad de la suya.
-Déjame ver tus ojos, Stone-pidió él.
-Me pone nerviosa.
Él sonrió.
-¿La ruda Amalia Stone intimidada por el debilucho de esta relación?-rió más él.
Ella lo miró.
-Mami y papi nos esperan.
-Amalia...-dijo él aún demasiado cerca de ella.
Amalia no podía aguantar más. Su nombre en los labios de Dylan sonaba demasiado bien. La hacía perder cualquier rastro de razón que hubiera en su mente. Acortó la poca distancia que había entre ellos, lo besó y puso sus manos a los lados de su rostro para que se acercara a ella lo más posible. Dylan apretó más la cintura de ella y la acercó lo más que pudo contra él y se dejó llevar por el momento, como hacía siempre. Al despegarae Dylan sonrió.
-Me agrada saber que al final terminaste cayendo ante mi belleza-sonríe él.
-Calla-le da un pequeño golpe la pelirroja y Dylan la coloca suavemente en el suelo.-Ahora si. Vamos a salir.
Los dos chicos salieron de la habitación y se acercaron a la pequeña y acogedora sala de estar que habían hecho los padres de Amalia durante su ausencia.
-¡Oh! Ya están aquí-menciona Robert.-Tomen asiento. Ya he preparado el café. Tu madre solo lo sirve y ya.-sonrió él.
Ambos se sentaron y comenzaron una conversación algo agradable. Robert parecía tener buena química con Dylan, mientras que la madre de Amalia no comentaba mucho. Asumían que estaba algo cansada, ya que ha estado ayudando de forma muy activa en la boda. Una vez Alanis les entregó sus tazas de café, comenzó la verdadera conversación.
-Bien...ya que estamos más cómodos, quisiera que nos pusieran al tanto de lo que está sucediendo por allí-menciona Alanis dando un sorbo a su taza de café.
-Por favor-secunda Robert.-Empecemos por su relación. ¿Hace cuanto se conocen?
-En realidad, nos conocemos de años. Dylan era mejor amigo de Antonio, el esposo de Génesis.
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Viviendo Bajo el Mismo Techo
Teen Fiction"Puede que no te parezca correcto, pero si tu corazón está tan acelerado como el mío en este momento, entonces continuemos". La muerte de sus mejores amigos le deja a Amalia y Dylan una sorpresa poco agradable. Y es que, si convivir con alguien que...