XV: Puede que No Parezca Correcto

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XV

-Es cierto...después de probar tu piel, no quiero a nadie más. No quiero nada más-Dylan la miró directo a los ojos y Amalia no pudo sostener su mirada, por lo que la dirigió al suelo-Por favor, mírame y dime que con él no pasó nada...

Amalia no se atrevía a mirarlo a los ojos luego de una confesión de tal magnitud. ¿Qué significaba todo eso?

Se limitó a negar con la cabeza sin mirarlo. Las manos de Dylan hicieron que su mentón se levantara.

-Dímelo, Stone.

Amalia lo miró por un par de segundos, antes de respirar hondo y contestar:

-No pasó nada-dijo de forma casi inaudible.

Vio como una sonrisa se dibujaba en la cara de Dylan. Amalia no sabía como reaccionar a la situación. Ni si quiera estaba segura de que estaba pasando. De cuáles eran sus intenciones.

-Suéltame ya, por favor...-susurró ella mirando a cualquier lado que no fuera el rostro de Dylan tan cerca del suyo.

Pero en vez de sentir que Dylan se alejaba de ella, solo sintió la suavidad de los labios de él sobre sus labios. No fue un beso, fue un simple roce que causó infinidad de reacciones en el cuerpo de ambos.

-¿Qué significa esto, Dylan?-susurra ella cuando sus labios se separan.

Él no responde y vuelve a unir sus labios, esta vez en un beso un poco más largo y profundo que Amalia no tuvo la fuerza para detener.

-Podemos pensar en eso más tarde...-volvió a besarla de forma rápida.-Sólo quiero dejarme ir con la corriente.

Se acercó a ella nuevamente y esta vez sus manos se acomodaron en la parte de atrás de su cabeza. Los cabellos rojos de Amalia se enredaron entre los dedos de Dylan, y el aprovechó para pegar sus rostros aún más. Se fundieron en un beso mucho más apasaionado esta vez. Sus labios tocaban la misma canción, y bailaban una danza sincronizada, a pesar de que nunca conseguían armonía entre ellos.

Dylan estaba sorprendido. Amalia no lo había rechazado en ningún momento y le estaba siguiendo todo el juego. Al pasar este pensamiento por su mente no pudo evitar sonreír.

Aprovechó el momento, y fue empujando suavemente a Amalia en el sofá para luego pasar sus manos lentamente por el contorno de su cuerpo. La pelirroja soltó los labios de él y bajó sus manos hacia su pecho para a continuación separarlo de ella un poco. Tenía los ojos cerrados con fuerza, pero los abrió para mirar a Dylan.

-¿Estás bien?-susurra Dylan, dandole una inspección rápida con su mirada.

-Esto no puede pasar dos veces...-dice ella, dejando de mirarlo.

-No te haz resistido en ningún momento, Stone. También lo quieres...

-No es lógico...-comienza a decir la pelirroja, pero Dylan la interrumpe con otro beso.

Se separa de ella y le dedica una media sonrisa.

-Puede que no te parezca correcto, pero si tu corazón está tan acelerado como el mío en este momento, entonces continuemos...

Era cierto. Las manos de Amalia estaban colocadas en su pecho, y hasta allí podía sentir el compás de su corazón. Estaba agitado, o nervioso. O tal vez ambas. Y ella tampoco era la excepción. Sentía sus manos temblar de forma casi imperceptible, pero lo hacían.

Dylan le volvió a sonreir. Esta vez no con un tono de superioridad o un tono burlón. Le sonrió de forma tierna y jamás creyó que un gesto como ese pudiera transmitirle tanta seguridad y calma.

Viviendo Bajo el Mismo Techo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora