XXXI: No estoy embarazada

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XXXI

Alanis le subió el cierre del traje de gala que usaría para desfilar dentro de media hora. La boda estaba a punto de comenzar, y ya todos estaban preparados. Y pronto finalizaría esta visita a sus padres.

-¿Listas? Vamos. Todas como lo ensayamos-ordenó Alanis mientras observaba como todas las damas de honor y las chicas de las flores se organizaban para salir al desfile y dar inicio a la esperada boda.

Se pararon frente a la puerta de la gran iglesia, y cuando comenzó la música comenzaron a desfilar. En el camino, Amalia pudo distinguir como Dylan peleaba con la corbata de su traje. Ella rodó los ojos y se preguntó porqué no podía quedarse tranquilo ni un solo minuto.

La boda estaba a mitad, y Amalia estaba un poco inquieta en su sitio. Los pies ya comenzaban a dolerle luego de estar una hora de pie junto a las otras damas de honor. Estaba aburrida y se mantenía despierta mirando a los invitados haciendo tonterías, especialmente los nenes chiquitos y Dylan.

En un momento de completo silencio, el celular de alguien sonó a todo volumen. Inmediatamente, todos los invitados y las personas participando de la boda se giraron para buscar la persona dueña del teléfono ruidoso. Y cuando Amalia llegó a la fila de Dylan, lo vio tratando de sacar de su chaqueta rápidamente su celular. Una vez más rodó los ojos. Siempre llamaba la atención en todos los lugares.

Cuando logró tomar la llamada todos regresaron su vista a los novios, excepto Amalia que permaneció pendiente a Dylan. Específicamente porque lo vio por la ventana caminando fuera de la iglesia de lado a lado y llevando su mano a su cabello, cosa que hacía cuando estaba nervioso. Le dio fin a la llamada y regresó a su asiento. Allí se fijó que Amalia lo estaba mirando e hizo una mueca. La pelirroja solo rodó los ojos y trató de hacerle señas para que le diera alguna pista de si la llamada había sido de su casa y si había pasado algo.

-¿Con quién hablas?-pregunta la dama de honor que estaba a su lado.-Hay que concentrarnos. Ya nos toca bajar.

-Lo siento...

Cuando Amalia volvió su atención al altar que estaba a su lado, los novios estaban a punto de besarse y los invitados no paraban de aplaudir. Amalia les sonrió y luego, comenzaron a bajar del altar para dejarle el protagonismo a los recién casados.

Tan pronto bajó, se acercó a donde Dylan.

-¿La llamada fue de Migdi?-pregunta ella una vez se detuvo detrás de él.

Dylan dio un pequeño brinco sobresaltado, y se giró para encontrarse con Amalia.

-No, fue algo del restaurante-sonrió.

Amalia levantó una ceja y estudió la cara de Dylan.

-Si...eso fue una mentira, pero espero que más adelante me digas-se encogió de hombros y se alejó de él para acercarse a los ahora esposos y felicitarlos.

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Estaban todos en la recepción. Ya habían cenado y la intensidad de las luces había disminuido. El DJ puso música. Comenzaron con algo de merengue y salsa y poco a poco fueron bajando la intensidad del ritmo hasta llegar a una canción lenta
"para los enamorados" como indicó el DJ.

Los esposos se levantaron de su mesa y le dieron su tiempo de protagonismo, hasta que poco a poco las personas se fueron poniendo de pie para acompañarlos en su baile.

Dylan miró a Amalia desde el otro lado de la mesa y ella se dio cuenta enseguida.

-No bailo ese tipo de cosas...así que no inventes-dijo ella, ya sabiendo lo que venía a continuación.

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