Veneno

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-Es muy simple lo que tienes que hacer- dijo Yugo-Zarc acercándose a Kaito -Solo quiero que destruyas a Sakaki Yuya- dijo como si no acabara de pedir la gran cosa.

Kaito lo observó sorprendido, no solo por la petición sino por el hecho de que nunca pensó que oiría algo así de los labios de su amigo Yugo, tenía que recordarse que el tipo frente a él no era Yugo.

-Sé que no es una decisión fácil el hacer lo que te pido pues significa que traicionarías a Yuya y al resto de tus amigos, por lo que te daré exactamente un día para decidirlo- continuó Yugo sin el más mínimo interés en los que Kaito tuviera que decirle.

-Espera ¿qué?- alcanzó a decir Kaito antes de que Yugo saltara por la ventana, corrió para intentar alcanzarlo pero había desaparecido -maldición- se quejó golpeando sus manos en el marco inferior de la ventana.

Una día, solo un maldito día ¿ahora que infiernos se supone que hiciera? Tenía un muy mal presentimiento sobre eso, Yugo había ido hasta el cuartel, se había infiltrado con facilidad, por si fuera poco lanzaba una "oferta" así solo para desaparecer sin darle oportunidad a decir una maldita cosa y le cereza del pastel era ese tiempo límite, ¿qué estaba planeando ese hombre?

Aún así... se acercó a la cama de Yuri acariciando la mejilla del chico aparentemente dormido, hacía poco había asegurado sin duda alguna que haría lo que fuera por recuperar su alma, la llegada de Yugo con esa "oferta" no debería de afectarlo pero lo hacía, una parte de él sabía que no debía de confiar del todo en Zarc y sin embargo la otra parte le recordaba que si no hacía algo entonces perdería a Yuri para siempre, entonces ¿Qué pesaba más en su consciencia? ¿el traicionar a sus amigos o su deseo de recuperar a su querido Yuri? Más importante aún ¿sería capaz de hacer lo que fuera necesario para lograr lo que Zarc quería? ¿debería confiar en el hombre? ¿Sería capaz de lastimar a Yuya? 

Había tantas preguntas generando más incertidumbre en su interior pero solo tenía una cosa clara... se trataba de la vida de Yuri, la preciosa vida de su ser querido.

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 Era noche de nuevo y Kaito se encontraba en la azotea del cuartel de la legión, en todo el día había reflexionado sobre lo que le había dicho Yugo-Zarc, parecía que no importaba como lo viera, si decidía seguir con sus deseos egoístas no solo le haría daño a Yuya sino que terminaría perjudicando a todos sus compañeros, sobretodo a Yuto... Y a pesar de todo solo quería a Yuri de vuelta.

No había podido dormir en toda la noche así que a esas alturas se sentía bastante destruido, se preguntaba también cuando sería el momento en el que el Yugo volvería ¿qué era lo que haría en cuanto lo viera?

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Reira iba caminando por uno de los pasillos llevando a su osito como de costumbre en una mano y en la otra llevaba un vaso con leche, ya casi era hora de ir a dormir por lo que se dirigía a su habitación para esperar a su hermano y a Shun para que lo arroparan. No era exactamente un niñito de 5 años pero le gustaba la atención que los dos le dedicaban, después de todo estaban en una dimensión extraña así que aprovechaba todo el tiempo que pudiera tener para poder estar con su hermano y la pareja de éste. 

Debía de admitir que Shun siempre le había parecido algo frío pero sabía que no era una mala persona, y de hecho traía felicidad a su hermano Reiji así que mientras eso fuera así a él no le importaba que su hermano quisiera a un hombre, sobretodo a un hombre con un corazón tan cálido como lo era Shun. No dolía que éste fuera tan bueno con él, a veces llegaba a preguntarse si era así como se sentía tener a una madre, no lo sabría nunca pues él nunca tuvo a una verdadera madre. Por lo menos sabía que tenía a un muy buen hermano mayor tanto en Reiji como en Shun.

Crossed DestiniesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora