Crossed Destinies

Los perdidos

Yugo-Zarc se encontraba dentro del enlace pensando en las cosas que había hecho hasta ahora, se sentía de maravilla poder desplazarse a través del mundo real en un cuerpo propio, no le importaba que se tratara del cuerpo de uno de sus vestigios, después de todo seguían siendo parte de él.

Honestamente su primera opción había sido Yuto pues de entre todos sus vestigios era el que poseía una mayor oscuridad dentro suyo, si, Yuri pudo haber sido también una opción pero él no tenía ningún resentimiento ni arrepentimiento dentro de su corazón.

Sin embargo sus planes no habían ido como quería desde que Yuto y Yuri habían encontrado a quienes amar, desde entonces era como si sus corazones estuvieran protegidos por una especie de campo de fuerza. Fue entonces cuando fijó su atención en sus otros dos vestigios, los dos se habían enamorado de los otros dos vestigios, sin embargo uno de ellos fue crudamente rechazado y su corazón se volvió vulnerable.

Bueno, no pudo obtener el corazón más lleno de oscuridad pero pudo obtener uno vulnerable y tomar posesión de su cuerpo, estaba claro que cuando una puerta se cerraba se abrían otras, por lo menos para un ganador como él.

-Detén todo esto- 

Yugo-Zarc se dio la vuelta viendo con fastidio a su parte más noble que se encontraba dentro de una celda, él era libre pero la otra persona dentro no.

-Ahora ¿porqué haría algo como eso? Por fin soy libre y en cuanto recupere el corazón de Yuto podré recuperar por completo mi poder, entonces ni siquiera tu buena voluntad o la de Yuya podrán detenerme- dijo Yugo-Zarc -Solo espera y dentro de poco este mundo estará consumido por completo por la oscuridad-

Zarc negó con la cabeza -Nunca podrás conseguir tus ambiciones lastimando a los niños que son nuestros vestigios-

Yugo-Zarc se rió -Siento no estar de acuerdo pero en este juego nuestro yo voy ganando- contestó y luego señaló a la persona ocupante de la celda -Pero mientras lo tenga a él y al "hermanito" sigo teniendo el juego a mi favor- se burló.

Zarc cerró los ojos con pesar, no había nada que pudiera hacer para evitar que su parte más oscura volviera a la vida, nada... esa triste verdad pesaba en su mente mientras miraba al ocupante de la celda cuyos ojos vacíos eran prueba de que la salvación estaba muy lejos de su alcance.

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Eren rodó por el suelo varias veces después de ser alcanzado por una patada de Kenny directo en su estómago, sentía como si no pudiera respirar mientras las nauseas lo invadían, tuvo que toser un par de veces antes de ponerse de pie para seguir la lucha contra el maestro del capitán Levi, el hombre era tan o más peligroso que el mismo Levi.

Sin embargo Eren no era un chico que se diera fácilmente por vencido y no iba a empezar ahora, estaría muerto antes de permitir que lo secuestraran sin pelear. Con su mano derecha limpio la sangre que había manchado su boca antes de levantar de nuevo sus espadas, era una lucha bastante desigual de armas punzo-cortantes contra armas de fuego pero por lo menos Kenny no le había disparado a quemarropa, estaba jugando con él y lo sabía.

-¡¡Hey, aléjate de Eren!!- 

Eren desvió la mirada del hombre enfrente suyo y casi sonrió al ver ir hacía él a Reiner y a Berthold, su sonrisa fue cortada de golpe cuando Reiner cortó la palma de su mano con un cuchillo y liberó la explosión de la transformación de un titán cambiante. La ira se elevó dentro de él cuando vio surgir nada más y nada menos que a el titán acorazado.

-Parece que ustedes niños están llenos de sorpresas- dijo Kenny antes de apartarse, él no tenía nada que hacer contra el titán a prueba de espadas y balas, era una lástima que no podría seguir divirtiéndose un poco más con el chico impulsivo que seguía a todas partes a Levi, hubiera sido todavía más divertido si éste no hubiera muerto.