Cuestión de negocios.

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-Y luego, ¡chas! Un diente voló.- relataba Maezo.- Me lo quedé, obviamente. Es éste.
Maezo extrajo un colgante con un molar resquebrajado, orgulloso. Contaba cómo interrogó a un alto mando rebelde en su época de mercenario.
-Eres un bestia, Maezo.-  suspiró Gerruk.- Y sé lo que digo.
Maezo hizo un mohín.
-Tú juegas al ajedrez espacial...- decía señalando a Gerruk con el guante de torturas.-... y yo le saco información a la gente. Cada uno tiene sus vicios.
-Vuestras aficiones me resultan poco interesantes.- dijo C9.- Quedan clasificadas como charla insustancial.
-Tus análisis y tú...- rió Cinnerman.
-Ejem.- interrumpió Gerruk.- Es TÚ y  análisis.
-Lo que sea...
-Eh, eh.- le recriminó Rewel.- Guarda la bláster, Cinnerman.
-Puedo guardar esta...- respondió el artillero jefe.- Pero la otra la espera, Lyna.
No era ningún misterio que Joe intentaba llevarse a Lyna al huerto. Tampoco era ningún misterio que nunca lo consiguiera.
-Cállate.- le ordenó.
Cinnerman rió. Tenía esperanzas de poder tirársela, el pobre.
Cierto es que Rewel no es para nada fea. Aunque contaba treinta primaveras, su porte aún tenía una pizca juvenil, mezclada con la férrea disciplina que se le impuso en la Academia. Aparte, su pelo moreno, sus ojos verdes y sus formas han encandilado a más de un hombre.
Pero claro, mi mente estaba en otra cosa. O en otra persona, por concretar. O en Gwen, para concretar más. Durante la charla del interrogatorio, no dijo absolutamente nada de valor, pero sí dijo que tenía esperanzas en la Rebelión, y eso. Es maja, la chica. Y ya se encargó Maezo de extraer los datos de la base rebelde, así que...
Yo me distraía mirando el espacio exterior y pensando en Gwen. Thrawn me dijo que debía preocuparme por la charla de mi tripulación, pero la historia de Maezo y sus dientes voladores era una clara excepción.
Cuando sacaron a Gwen de la sala de interrogatorio empecé los trámites de negociación con Leia. Debería ponerse en contacto con el Invicto en una media hora, al menos.
-Gerruk...- dije.- Si recibe un mensaje desconocido, dígamelo.
El gamorreano asintió. Mientras, el zabrak continuaba narrando sus peripecias.
-Buah, chaval.- narraba con el máximo orgullo que le permitía su profesión.- Le saqué todo. Incluso el número de la cuenta corriente...
-Insustancial.- dictó C9.- El deber del interrogador es conseguir datos, no proporcionarlos.
-En serio, C9, para.- dijo Rewel sentándose a la mesa de reuniones del puente del Invicto con una taza de café.
Yo por mi parte disfrutaba de mi merecido Galaxy-Cao. Todo un lujo en los tiempos que corren, creo...
-Almirante...- me dijo Gerruk acercándose.- Su mensaje desconocido ha llegado.
-Gracias, Gerruk.- respondí levantándome y apurando mi Galaxy-Cao. Si todo sale bien, Leia se llevará a Gwendolyn y, con suerte, seguiré con mi vida.
"Leia Organa a Darel Xanheff. Recibida oferta de negociación con el objeto de la liberación de la capitana Gwendolyn Mass. Ofrecemos el cese total de las actividades rebeldes en el planeta Tatooine a cambio de Mass. Leia corta."
-Hmm...- cavilé. El cese total de las actividades rebeldes... Sé que los rebeldes aprecian a todos y cada uno de sus hombres y mujeres, ¿pero tanto puede valer Gwen? Hombre, es Capitana de Infantería, es un cargo bien alto... Equivale más o menos al rango inmediatamente inferior al de Rewel, así que sí, es valiosa, la chica. Menos mal que le he impedido a Maezo que le parta los piños.
-¿Pasa algo, almirante?- preguntó Gerruk. Al parecer, su prodigiosa mente se había cansado de Maezo y de sus interrogatorios.
-Leia ha hecho su aparición.- respondí.- Póngame con Thrawn.
Gerruk obedeció y rebuscó en Holonet.
El holograma de Thrawn apareció al poco.
"¿Sí?"- preguntó.
-Gran Almirante, creo que tengo un negocio de lo más provechoso para el Imperio.- respondí. Thrawn, o el holograma de Thrawn, asintió.
"Hábleme de ello."
-Bien.- empecé. ¿Quién es el puto amo? ¡Darel es el puto amo!- Me he puesto en contacto con la Princesa Leia con objeto de negociar acerca de la liberación de mi rehén Gwendolyn Mass. Ofrece abandonar Tatooine a cambio de soltarla.
"Ciertamente es una gran oferta..." dijo el chiss. "Acéptela. Es esencial para nosotros pacificar Tatooine. Al fin y al cabo, ésa es nuestra misión, ¿verdad?"
-En efecto, almirante.- respondí tirándome un poco el rollo.
"Buen trabajo, Xanheff." dijo el holograma."Creo que he hecho bien en fijarme en usted. Thrawn corta."
Y el holograma se desvaneció.
-Joder.- dijo Maezo. Aparentemente, toda mi elite estaba atenta de la conversación.- Eres grande, chico.
-Mis enhorabuenas.- dijo C9.- En mi registro ahora constas como "aliado de alto valor".
-Eh... ¿Gracias?- dije inseguro. Supongo que eso será un halago para un droide.
-Almirante.- me llamó Gerruk.- Mensaje.
-Oh.- dije. Procedí a leer el mensaje.- "Preséntese con la Capitana de Infantería Gwendolyn Mass en la cantina dentro de dos horas. Me presentaré personalmente para entregarle los términos de la rendición en Tatooine. Firmado: Princesa Leía Organa, Líder de la Alianza Rebelde." De puta madre.
-Oye, esa boca.- me espetó Lyna.- Que aún tienes dieciséis años.
Fruncí el ceño, cabreado.
-Qué más da.- solté.- En fin. Gerruk, hágame el favor de conseguirme transporte; C9, si no le importa, pláncheme un uniforme y Maezo, ve a por Gwen. Pero que conserve TODOS los dientes. Si le falta alguno, me haré un collar con los tuyos.
La tripulación se dispersó. Ahora tocaba esperar.

El joven almirante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora