-¡Mamá! ¿Y mi maleta?
-¡En la cómoda, cielo! ¡Donde está siempre!
Ah, claro. Aquí está. Acto seguido empecé a llenar la maleta con mis cosas más importantes, mis libros, imprescindibles para un adecuado conocimiento de mi situación; un par de mudas de ropa interior, no vaya a ser; mi consola, porque aún soy joven y puede, sólo puede, que tenga algo de tiempo libre; el pijama, decoradito con el logo del Imperio y un bocata de rata womp para el viaje. El viaje de ida al destructor, no el viaje en sí dentro del destructor.
-Oye, enano.- dijo mi hermano Wybel.- Que tengas un buen vuelo.
Eso no me lo esperaba. Wybel está en esta galaxia con la única misión de joderme vivo y luego ser mi hermano mayor.
-Vaya... Gracias.- respondí.
Wybel sonrió y se marchó a la cocina a beberse un vaso de leche azul a escondidas.
- Oh, Darel...- dijo mi padre con lágrimas en los ojos.- Estoy MUY orgulloso de ti.
Así da gusto.
Thrawn me había ordenado y recomendado ir con el uniforme puesto. A decir verdad, impone que te cagas.
-Hijo mío...- susurró madre abrazándome.- Te quiero, hijo. Suerte.
Me dirigí a la nave. Le eché una última mirada a mi familia. Les echaría de menos, claro. Menos mal que llevo una foto de todos nosotros en la maleta, junto a la consola.
-Almirante Xanheff...- dijo el oficial imperial que comandaba el transporte.- Soy el oficial Rewel. A su servicio.
-Amm... ¿descanse?- respondí. Demasiada autoridad sin practicar.
Rewel se rió. Luego se quitó el casco. Un poco para mi sorpresa, era una mujer. Y muy guapa.
No es por ser machista, pero todos los soldados de asalto que he visto en mi vida eran hombres.
-Lyna Rewel.- se presentó del todo.- Oficial Lyna Rewel, a su servicio, Almirante. Por orden del Gran Almirante Thrawn, dirigiré las fuerzas de infantería de su destructor, el Invicto.
-Amm... Chachi.- respondí. ¿Chachi? Sí, soy gilipollas.
Lyna sonrió y se sentó.
-Espero que nos llevemos bien, Almirante.- dijo dejando su rifle láser con pinta de mortal en la banqueta.- Le prestaré leal servicio hasta la licencia o muerte de alguno de nosotros dos.
Qué sentido del honor. Flipo.
-Oh...- respondí.- Gracias. Yo... tengo un bocata de rata womp...
Lyna levantó las cejas.
-¿Rata womp?- exclamó.- ¡Me encanta el estofado de rata womp! ¿Compartiría su comida, almirante?
Me encogí de hombros y le alcancé un pedazo de mi bocata. Engullimos el manjar con gusto.
-Y dígame...- empezó Lyna tragando.- ¿Cuántos años tiene?
-Diefiféif añitof.- dije engullendo. Qué educación la mía. Tragué y me corregí.- Dieciséis años.
-Vaya.- clamó Lyna, sorprendida.- Y yo creyendo que con mis veinticinco era joven.
Me reí. Qué coño, me partí la caja. Lyna, quizá por obediencia o por verdadero humor, también rió.
-Ya llegamos al Invicto, oficial.- dijo un soldado de asalto que salía de la cabina del piloto. Me miró e hizo una reverencia.- Almirante...
-Estupendo.- dijo Lyna levantándose.- Ve a informar al piloto de que el almirante está preparado para partir.
-¿Lo estoy?- pregunté. Pregunta estúpida, claro, pero nunca pienso eso según pregunto.
-Eso espero.- dijo Lyna.- Thrawn aguarda.
Cierto. Thrawn estaba allí, en el hangar, siempre con Pryce pegada a él.
-Almirante de Flota Xanheff, buenos días.- me saludó ofreciéndome su mano.
-Saludos, Gran Almirante Thrawn.- dije a mi vez estrechándole la mano.
-Por lo que veo, ya conoce a la oficial Rewel. Es una mujer muy capaz y apta para su puesto. Ven conmigo, te enseñaré tu nave.- dijo el almirante echando a andar.
Nave, no. Eso es un pedazo de destructor estelar clase Inferno como la copa de un árbol de Endor.
Estaba perfectamente acondicionado para la estancia de un ejército considerable, tenía varios hangares con varios cazas TIE, un campo de tiro, un par de simuladores e incluso camarotes. Bueno, un camarote, el mío.
-Y aquí dormirá y residirá, almirante.- dijo Rewel. No sé si llamarla Lyna o Rewel o Lyna Rewel o qué.
-Además conocemos y somos conscientes de su corta edad, así que está provisto de lo último en entretenimiento.- aclaró Thrawn.- Dispone por rango del acceso a todas y cada una de las habitaciones de esta nave.
-Guau.- musité. Esto era la pera. Trabajo chulo y remunerado y encima con videojuegos. Cómo me lo voy a pasar.
-Sí, almirante. Guau.- dijo Thrawn con una sonrisa.- Rewel, acompáñeme, por favor.
Me quedé a solas en mi nuevo camarote. Armario con recambios de uniforme, conexión directa a Holonet, una cama mullidita... Así da gusto.
Deshice la maleta sin prisas, regodeándome en esta habitación.
Ya era medio de noche, por lo que opté por cambiarme y ponerme el pijama de noche.
Esto es simplemente perfecto.
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El joven almirante.
FanfictionEl Imperio Galáctico ha ganado y domina la galaxia. En tiempos de relativa paz, el joven Darel es un graduado de la Academia de Prefsbelt IV ascendido a Almirante de Flota por el mismísimo Thrawn con la prometedora edad de dieciséis años. Pero, ¿ser...