El joven almirante.

Almirantazgo.

-Almirante, es el momento de presentarle a la tripulación.- dijo Rewel con un bloc de notas, una pluma y gafas.- Empezaremos por el comandante, el jefe de artilleros, el ingeniero jefe...
Perdí el hilo de la conversación. No debería, pero...
-El encargado de seguridad...- seguía Rewel. Con las gafas y el uniforme de diario (porque tenía, como oficial del Cuerpo de Tropas de Asalto, uniforme de diario y de combate) tenía pinta de bibliotecaria sexy. Pero claro, no hay porqué decir nada.
Me paré frente a una ventana. El espacio exterior es taaan bello...
Vi Coruscant, y me pregunté qué estaría haciendo mamá, qué batallita estaría contando papá y qué artefacto explosivo y vandálico estaría armando Wybel. Eso es lo único que asimiló mi hermano de Prefsbelt IV, el fabricar explosivos. Cuanto más destructivos mejor.
-¿Almirante?- me dijo Rewel sacudiéndome un hombro.
-¿Qué? ¡Ah! Sí, sí, lo haré...- dije atropelladamente.
Rewel frunció el ceño. Por muy superior que fuera, seguía siendo un chaval.
-Le espero en el puente.- añadió Rewel, se dio la vuelta, y se fue.
Medio de mala gana, fui al camarote y me acicalé entero. A ver, cuadros, barras de códigos y las fantásticas charreteras doradas. ¡Hecho, vámonos!
En el puente esperaban un hombre, un zabrak y un gamorreano acompañado de un droide de protocolo.
-Señores, he aquí el que será a partir de ahora nuestro máximo superior, el Almirante de Flota Darel Xanheff.- citó Rewel.
Los tripulantes de élite empezaron a cuchichear. Seguro que hablan de mi edad o de mi físico, porque el gamorreano me miró de arriba abajo.
-En fin, Almirante.- dijo precisamente el gamorreano. Ciertamente me sorprendió. Según tengo entendido, los gamorreanos son todos unos bestias.- Mi nombre es Gerruk, comandante y segundo al mando del Invicto.
El droide de protocolo se acercó.
-Mi nombre es C9Y8, droide de protocolo formateado para comandancia de droides astromecánicos e ingeniero jefe.- aclaró con voz metálica.
-Yo soy Maezo Sybell, encargado de seguridad.- dijo el zabrak.- Ni siquiera me verán venir...
-Bueno, pues yo soy Joel Cinnerman, artillero jefe.- terminó el hombre.
Cada uno de ellos me dio la mano. La del gamorreano era enorme y fuerte; la del droide, fría pero cordial; la del zabrak, blanda pero firme y la del hombre, normal.
-¿Ves?- me dijo Rewel una vez se fueron.- No es tan difícil.
La taladré con la mirada, molesto.
Lyna se rió.
-Oh, vamos, almirante.- dijo entre risas.- No sea así.
A la que se iba, me revolvió el pelo.
-¡Le veo después, almirante!- gritó desde el pasillo.
Me di un paseo por el Invicto deseoso de verlo todo. Mi camarote no es el centro de la nave...
Me paseé por todas las habitaciones que pude antes de cansarme. La sala de máquinas era moderna y puntera, el campo de tiro amplio y accesible, las naves del hangar estaban a punto y los soldados descansaban en sus dependencias. Me gusta mi nave. Es grande e imponente.
Luego volví al puente, y el mensajero tenía un recado. El holograma de Thrawn apareció.
"Gran Almirante Thrawn a Almirante de Flota Darel Xanheff. Se requiere la intervención del Invicto en una misión de pacificación en una base en Tatooine. Encontrará equipo adecuado en su camarote. Espero pronta respuesta. Thrawn corta." Y desapareció.
¡Mi primera misión! Este es mi momento. Ahora tendré que aplicar todo lo que me enseñaron en Prefsbelt IV. Pero las naves son reales, y cuestan un riñón, así que tendré cuidado...
-¡Gerruk, ponga rumbo a Tatooine!- ordené.- ¡A toda máquina!
-Sí, Almirante.- dijo el gamorreano.
Tatooine, allá vamos.