-Su comida está lista, padawan.
No sé bien por qué, pero desde que Gwen me recogió del templo de Mustafar y me presentó a la princesa Leia (que está más anciana de lo que me esperaba), vivo a cuerpo de rey.
Sólo tenía una condición: continuar entrenando mis poderes de la Fuerza.
A decir verdad, es bueno. No soportaría 24 horas de encerrona lujosa, la verdad.
-Mmm... Estofado, mi favorito.- dije yendo hacia el plato.
-Espero que te guste.- dijo una voz que supongo será la de Gwen.- Hace mucho que no cocino nada.
Me levanté para mirar a la capitana.
No tuve coraje suficiente para decirle que aquello sabía a rayos.
-En fin.- dije apartando disimuladamente el repugnante plato de mi vista.- ¿Quería algo?
Gwen ladeó la cabeza, pensativa.
-No sé si eres muy joven para una misión.- dijo mordiéndose el labio inferior.
Pensé. A ver, había sobrevivido a una brutal masacre en un templo Jedi de un planeta con hipergravedad con un sable verde y mi mente, creo que podría con una misión de pacotilla.
Hablando de hipergravedad, viene que te pasas para entrenar. La primera vez que entrené a bordo del Bella Leia prácticamente volaba.
-No creo.- dije sin más.
Gwen sonrió.
-Entonces quedas invitado a mi pelotón, padawan Yuvin.- dijo con convicción.
Sonreí hasta que el estómago me rugió de hambre.
-Mmm... vaya.- dijo Gwen.- Parece que al final sí que cocino de pena.
La capitana se llevó el plato, dejándome en un proceso de autodigestión.
Para no pensar más en el hambre me acerqué a un plano donde solía entrenar. Una explanada, toda una reliquia en la luna de Endor.
En vez de entrenar, opté por pasear, que también es sano y te deja pensar en tus cosas.
Empecé a pensar en la misión esa. ¿Qué habría que hacer? ¿Sería peligrosa? Y lo más importante: ¿cómo será la cosa para que necesite a un usuario de la Fuerza?
Bueno, quizá sea algo así como una misión de inclusión, para conocer a mis camaradas, o algo...
Sí, va a ser eso.
La misión era básicamente un reconocimiento de Tatooine. Según Gwen, Leia tenía el trato con un tal Xanheff, y éste ha sido destituido, por lo que el trato pierde validez.
-Bien, soldados, la misión de hoy consiste en localizar la anterior base en este planeta.- ordenaba Gwen.- No han podido derribarla en el poco tiempo que ha durado la paz, pero puede que esté defendida.
Los soldados adoptaron posiciones de combate y empezaron a marchar rumbo a la base.
-Tu sentido de Fuerza nos ayudará.- me dijo Gwen.- Estoy segura.
-Eso espero...- susurré.
De repente noté una tremenda perturbación en la Fuerza.
Tal fue la perturbación que se me revolvieron las tripas.
-¿Ocurre algo, Lord Padawan?- preguntó un soldado.
-Algo...- murmuré.- Algo se acerca.
El soldado se puso en guardia.
-¡El padawan detecta algo, capitana!- gritó.
-¡Posiciones de combate, soldados!- respondió ella.
Desenvainé el sable verde y me puse también en guardia.
Un regimiento imperial apareció por nuestra izquierda, pero la perturbación no venía de allí.
No le concedí importancia y me puse en vanguardia a bloquear y reflejar disparos de bláster.
A los diez minutos de combate, la perturbación volvió, mucho más fuerte.
Palpatine II.
Posicionado entre un par de soldados de élite, el Emperador observaba la lucha con diversión y regocijo.
Tuve la feliz idea de enviarle un disparo desviado, cosa que no terminó bien, porque puedo jurar que se movió en lo que tardé en parpadear.
"¿Sorprendido, jovencito?"
Telepatía... No... no me gusta...
-¡Objetivo de importancia detectado!- gritó Gwen.- ¡Fuego a discreción!
-¡NO!- alcancé a gritar.
Pero la advertencia llegó muy tarde.
Un rato lanzado por Palpatine impactó de lleno en el pecho de la joven capitana de infantería que cayó al suelo, fulminada.
-¡Capitana caída!- gritaba un soldado.- ¡Repito, capitana caída! ¡Retirada!
Cubriéndose los unos a los otros, los soldados rebeldes huyeron en desbandada llevando el cuerpo inmóvil de la capitana de infantería Gwendolyn Mass.
Presa del terror, corrí con ellos.
Lo que no era más que una misión de exploración había acabado en una horrible carnicería.
Ahora Gwen estaba, en el mejor de los casos, inconsciente o, en el peor de los casos, muerta.
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El joven almirante.
Fiksi PenggemarEl Imperio Galáctico ha ganado y domina la galaxia. En tiempos de relativa paz, el joven Darel es un graduado de la Academia de Prefsbelt IV ascendido a Almirante de Flota por el mismísimo Thrawn con la prometedora edad de dieciséis años. Pero, ¿ser...