Capítulo 8

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Narra Noah

En cuanto Paul salió por la puerta y se alejó lo suficiente para poder estar tranquila, me propuse llevar a cabo mi plan. Era obvio que no debería existir, dijese lo que la gente dijese (que estoy aquí por una razón importante,  bla, bla, bla). Ya había decidido que si iba a ser un problema para Paul y una marginada social, no merecía la pena vivir. Fue una idea muy espontánea, la verdad. Paul estaba tan absorto en su segunda hamburguesa (Dioses, como come ese chaval), que no se dio cuenta de que cogí un cuchillo y me lo metí en el bosillo de mis tejanos. Esperé el toque de queda reflexionando sobre lo que me esperaba después de la muerte, sentada en mi cama. Miré mi reloj de pulsera. Ya había comenzado el toque de queda, era la hora de comprar un billete, solo de ida. Con los ojos brillando de lágrimas y de determinación, saqué el cuchillo y en silencio, me encaminé hacia la playa. Me senté y enterré mis manos, sintiendo el frío de la arena. Miré el mar, pensando en Paul, en el recuerdo que guardaría de mi, y deseando que no fuera él quien hallase mi cuerpo por la mañana. Cerré los ojos, y una lágrima surcó mi mejilla izquierda. Con un sollozo, coloqué la hoja del cuchillo sobre mi muñeca, lista para presionar y quitarme la vida.

-¡Noah! ¡¿Que demonios estás haciendo?!

Me di la vuelta para ver quien gritaba a tan altas horas de la noche. Era él, era Paul.

-¿Qué haces aquí? -pregunté con un susurro, conteniendo un sollozo-

-Siempre vengo aquí por la noche. Pero esa no es la pregunta, Noah. La pregunta es qué hacías tu aquí, y qué te proponías.

-La vida no tiene sentido, si nadie va a hablarme o a mirarme a la cara por ser yo. No elegí ser hija de una diosa con votos de castidad.

-Hay gente que te quiere, gente que te necesita. No puedes darlos de lado. Eso es egoísta.

-¿Ah, si? ¿Quien me quiere aquí? ¿Quien me necesita? -repliqué-

-Yo. Yo te quiero, yo te necesito. Y perdóname por no haberme dado cuenta antes, pero no me hagas esto.  No ahora que... que me estoy empezando a enamorar de ti. Suelta el cuchillo, por favor.  Aunque no sea por ti, hazlo por mí, no mereces perder tu dignidad dejándote encontrar... muerta en la playa.

Esto no podía estar pasando, venga ya. Me dicen que los Olímpicos existen, y ahora este semidios rubio de ojos verdes mar (en el que me fijé en cuanto le vi) me dice que soy importante para el y que no podría vivir sin mi, o al menos eso es lo que entendí. Nos miramos a los ojos y me acerqué a él. Le rodeé el cuello con mis brazos y nuestros labios se fundieron para dar paso a un dulce beso. No sabía cuánto tiempo nos quedamos así, pero no importaba. Solo existíamos él, yo, y el sonido de las olas rompiendo en la costa.

-Te quiero -susurró Paul-.

Iba a responder, pero los dos escuchamos un gruñido que venía del comienzo de la playa.

-Oh, no, las arpías. Levanta, tenemos que volver o nos harán pedazos.

-¿Dentro del campamento? 

-No se apiadan de ningun semidios después del toque de queda. ¡Corre!

Me agarró de la mano y empezamos a correr a través de la playa, intentando pasar inadvertidos de las arpías. Llegamos a mi cabaña sin que los monstruos se diesen cuenta de que estabamos en la playa. En la puerta, Paul me besó a modo de despedida.

-Mañana vienen algunos campistas que pasan tiempo en el exterior,  quiero que conozcas a alguien, que duermas bien.

-Buenas noches -entré en mi cabaña soriendo, recordando lo que había pasado ¿hace cuanto? ¿15 minutos? Me tumbé en mi litera, y me quedé mirando el techo.

-Luces fuera -dije-.

A los pocos minutos, caí en brazos de Morfeo.

Narra Paul

Increíble. Absoluta y completamente increíble. Esa noche había sido por momentos la peor y la mejor de mi vida. ¿Que pasaba ahora entre nosotros? Noah era mi pareja, o lo de anoche no había significado nada para ella. "Eso se verá hoy" pensé. Hoy venía mi amigo Will, que habia pasado todo el año fuera. Solo esperaba que no me llamase "alguilla" delante de Noah. Decidí ir a despertar a Noah, tenía un sueño tan profundo que habia que estar por lo menos 2 minutos aporreando la puerta para que su cerebro procesase la informacion y decida despertarse. Me duché y me puse la ropa del campamento. Llegué a su cabaña y aporreé la puerta, mucho mas tiempo de lo que esperaba. ¿Le habrá pasado algo? ¿No se habría atrevido a quitarse la vida a pesar de lo de anoche? Preocupado, abrí la puerta de la cabaña y me encontré con una Noah profundamente dormida bajo las mantas plateadas. Me arrodillé y le aparté el claro cabello que caía por su rostro.

-Noah -susurré-.

Pero lo único que sucedió,  fue que Noah respiró aún más profundamente.

-Noooooaaaaaaaah, despieeeeeeertaaaaaaa.

Noah seguía sin despertarse, y mientras lo intentaba, murmuró algo parecido a "taxi... batido de fresa..."

-¿Pero qué dices? -le pregunté. Noah no respondió- Se acabó, pequeñaja, vas a despertarte ahora mismo.

En la cabaña había una fuente de agua, para que los campistas podamos mamdar mensajes de Iris en cualquier momento. Usando mis poderes, controlé el agua y lo llevé sobre la cara de Noah.

-Tienes 5 segundos, para desertarte, o te mojaré. -le dije sonriendo- 5, 4, 3, 2, 1....

Solté el agua empapando a Noah, que se despertó al instante con un grito.

-¡Buenos dias, princesa! ¿Te gusta esta forma de despertar?

-Eres... eres...-empezó a decir- ¡Te voy a matar!

Se levantó de la cama persiguiéndome por la cabaña amenazándome con un abrazo. Di inmortales, que guapa estaba con el pijama naranja. Al final, acabamos los dos tirados en el suelo riéndonos como posesos.

-Será mejor que vayamos a desayunar. Por la tarde viene alguien que quiero que conozcas, y esta noche jugaremos a "capturar la bandera". Vístete, nos vemos en la mesa de desayuno, ¿vale?

-¡Si, mi capitán! -dijo mientras imitaba el saludo militar-pero antes de que te vayas...

Saltó hacia mi y me tiró de nuevo al suelo.

-¡¡Aahhhh!! ¡Quita!-grité riendo- ¡Estás mojadaaa!

-Al fin me he vengado, buajajajaja (risa malvada)

Me levantó, y me arrastró hasta la puerta.

-Hoy te voy a dar una paliza en el combate cuerpo a cuerpo.

Me besó, y seguido, sin darme tiempo a pensar, me cerró la puerta.

-Si, una dama encantadora -susurré, sonriendo-

Semidiosa no deseada (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora