Capítulo 17

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Narra Paul

-¿Has encontrado algo? -le pregunté a Noah, mientras me pasaba una mano por mi pelo-

-No, nada. En estos libros polvorientos solo hay leyendas.

En la mesa de la biblioteca en la que estábamos había una montaña de libros en cada lado, a la izquierda un pequeño montón, con siete u ocho libros (los que habíamos leído) y a la derecha otro montón con por lo menos veinte libros (los que nos quedaban por leer). De las cinco horas que teníamos para encontrar algo para dar con Eros, habíamos gastado dos.

-Me pregunto cómo le irá a Will -comentó Noah-.

-Sinceramente, espero que mejor que a nosotros.

-Voy a por café -me dijo Noah mientras se levantaba-. ¿Quieres uno?

-Por favor... Pero aún así, no te escabullas, que te conozco.

Ella me besó, y rodó los ojos.

-Tranquilo, no me iré muy lejos. Sé que no puedes vivir sin mi.

Cinco minutos después, Noah se sentó dejando dos humeantes vasos sobre la mesa.

-¿Cuánto tiempo nos queda?

-Unas tres horas, más o menos. Debemos darnos prisa.

Hacia las siete y cuarto, Noah saltó sobre su silla.

-¡Paul! ¡Paul, creo que lo he encontrado!

-¡SHHHHH!-saltó la bibliotecaria-

-¿Qué has encontrado? -le pregunté, ansioso-

-Fíjate en esto.

El libro era de mitología, y era antiguo, desde luego. En el apartado de Eros, además de su historia, por supuesto, había una escritura en griego antiguo que rezaba:

"Semidioses, página 193 del Libro de las Sombras"

-Esto no me parece muy seguro -protestó Noah-. ¿Qué pasaría si algún historiador que conozca el griego antiguo lo lee?

-Seguramente pensaría que en el Libro de las Sombras solo habrá leyendas relacionadas con semidioses y Eros. ¿Cuánto tiempo tenemos?

-Dos horas y media.

-Vamos a buscar ese libro, anda. Cuanto antes acabemos, mejor.

Una hora después...

Me reuní de nuevo con Noah.

-¿Lo has encontrado? -le pregunté-

-No, no lo he encontrado, y tampoco nada parecido.

-Pues... solo nos queda una opción.

-¿Cuál?

-Preguntar a la bibliotecaria.

-¡¿Estás loco?! ¡Es una vieja amargada!

-Baja la voz, ¿quieres? lo último que necesitamos es que te oiga insultarla. Voy a hablar con ella.

Me acerqué a ella y le saludé, a lo que ella me contestó dulcemente.

-Piérdete, enano.

-No puedo creer que la hayan contratado siendo tan... -comencé furioso, pero me arrepentí en el último segundo- extremadamente hermosa.

-¿Qué es lo que quieres?

-Busco un libro, pero no lo encuentro. Quizá usted sepa donde se encuentra.

-¿Qué libro buscas? -contestó, de mala manera-

-El Libro de las Sombras.

-Ese libro no existe, lárgate de aquí.

Saqué unos cuantos dracmas de oro de mi bolsillo y los puse en la mesa.

-¿Está... segura de que no existe?

Dudé un poco, porque si resultaba que esa horrible mujer no conocía el mundo griego, haría muchas preguntas sobre aquellas monedas. Aún así, ese libro era la única oportunidad que teníamos, al menos que yo supiese.

La mujer miró las monedas, seria.

-Espera aquí.

Semidiosa no deseada (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora