Capítulo 14

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Narra Noah

El perro del infierno nos perseguía, y no podríamos aguantar corriendo mucho tiempo más. No sabía que estarían viendo los mortales a través e la Niebla, pero supongo que sería algo normal, porque nadie se detenía a llamar a la policía y a gritar "¡Oh, Dios mío! ¡Un rottweiller gigante y baboso está persiguiendo a tres adolescentes!" Cuando creía que no podría aguantar más, Will demostró por qué era hijo de Atenea.

-¡Por aquí! -gritó, y se metió por un callejón a la derecha- Noah, necesito que dispares desde esa cornisa, Paul, prepárate para pelear de frente al chucho.

Subí a la cornisa y preparé una flecha roja, aunque no sabía qué hacían. Paul se colocó al frente y se puso en guardia. Mientras tanto, Will subió a otra cornisa aún más alta que la mía. El perro ladraba, y se estaba acercando.

-Noah-dijo Will-, a mi señal, dispara la flecha roja en la boca. Paul, haz que venga hacia ti.

El monstruo entró en el callejón y se quedó quieto por un segundo. Después empezó a ladrar de nuevo.

-¡Ahora!

Disparé mi flecha mientras rezaba a mi madre y a mi tío Apolo para que acertase. Mis plegarias fueron escuchadas, y la flecha entró en la boca del perro, desconcertándole y produciéndole un terrible dolor de estómago. Empezó a gemir y a dar arcadas. Will saltó de su cornisa y cayó en el lomo del perro, pero no todo salió como esperábamos. El perro se encabritó y le tiró al suelo de cabeza. Bajé a echarle un vistazo mientras Paul le combatía. Will no se movía, pero respiraba débilmente. Saqué un termo de néctar y le dí de beber. El murmuró algo inteligente como "pizza... enchiladas..." así que supuse que estaba bien.

-¡Noah! ¡Te necesito!

Aparté a Will en lugar seguro, y saqué mi espada. Me acerqué a Paul y se me ocurrió una idea.

-Paul vete con Will, tengo una idea.

-¡No pienso dejarte sola!

-Confía en mi, funcionará.

Paul dudó, me miró, dudó otra vez y se alejó con Will.

-Vale-murmuré-... Esperemos que funcione.

Mientras el perro se acercaba, pude ver que tenía una herida profunda en el hocico. Cuando le tenía frente a frente, lancé mi espada como una jabalina hacia la herida, dando en el blanco y haciendo que el perro se desintegrara.

-Será mejor que nos vayamos de aquí -gimió Will-. Habremos advertido a todos los monstruos de Long Island de dónde estamos.

Y comenzamos a caminar, marchando hacia un lugar que ninguno conocíamos para encontrar algo que no sabíamos que buscabamos.

★★★★

Narra Paul

Hacia frío, era de noche, y estábamos agotados. Realmente esa cabaña en el bosque fue una bendición de los dioses, aunque estuviesen incapacitados para ello. Colocamos dos mantas para pasar la noche, y encendimos un fuego controlado.

-A ver -empezó Will-. Ahora que estamos tranquilos y a salvo, hay que empezar a pensar.

-Si, yo tengo un pensamiento importante -dijo Noah-. ¡¿Qué narices vamos a hacer ahora?!

-Tranquilizate, Noah -le dije yo-. Lo que hay que hacer es analizar la situación.

-Coincido con Paul. Noah, tienes que tranquilizarte, nuestros problemas no son tan graves. Veamos, la profecía habla de un sacrificio, en un gran acumulador donde uno de los tres... bueno... uno de los tres estirará la pata.

Silencio incómodo.

-Bueno -corté yo-, vamos a pensar, ¿Qué puede ser un gran acumulador?

-Unos grandes almacenes -sugirió Noah-. O un centro comercial.

-Si, pero debemos saber lo que hay que encontrar antes de empezar a buscar -dijo Will-.

-Podemos consultar a algún dios menor, en la profecía no decía que estos se vieran afectados -contesté-.

-¿Como cual? -preguntó Will-

-¡Eros! -sonrió Noah- o Cupido, como prefiráis llamarlo. Me encanta, por favor, ¿Podemos consultarle a el?

-¿Pero dónde está?

-Obvio -le contestó Noah-. En la ciudad del amor, París. Mañana podemos coger un vuelo hacia allí con el dinero de Quirón.

-Pues está decidido -concluyó Will-. Vamos a dormir, y mañana vamos a la agencia de viajes. Luego... ya improvisaremos.

Semidiosa no deseada (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora