Capítulo 10

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Narra Noah

Estuve buscando la bandera enemiga durante bastante tiempo, pero al cabo de un tiempo, escuché una voz conocida. Annie. Pero no iba sola, iba acompañada de varios campistas de Ares. "No podré con todos ellos yo sola", pensé. Más rápida de lo que yo me creía, trepé por un árbol hasta ocultarme entre sus hojas. Estaba observándoles cuando noté una mano en mi hombro. Me giré, y me topé con Aurora.

Vale, tenemos un problema.

-¡¿Qué haces aquí?! -susurró- ¡Deberías estar protegiendo la bandera!

-Es aburrido, ademas estamos rompiendo las normas. La bandera solo puede estar protegida por dos personas.

-Técnicamente no estamos rompiendo las normas. Se consideran guardias a aquellos que están a menos de 2,5 metros de la bandera, y a esa distancia, solo están tu novio y Will.

¿En serio la gente se enteraba tan rápido de las cosas aquí? ¿Cuánta gente lo sabrá ya?

-Vale -continuó Aurora-, nuevo plan. Los que están al lado de la bandera, se quedan ahí. Yo distraigo a los hijos de Ares y los alejo, para que tú te ocupes de Annie. Pero necesito tu ayuda.

-¿Qué tengo que hacer?

-Necesito que dispares una de las flechas azules que llevas en tu carcaj detrás de ellos.

-¿Para qué sirven?

Había visto esas flechas muchas veces en el carcaj, y quería saber para que servían,  pero no me atrevía a usarlas dentro del Campamento, por si acaso.

-Crean humo. A mi señal, disparas. ¿Preparada?

Saqué mi arco y una flecha azul. Apunté detrás de Annie, tensando la cuerda, lista para soltar mis dedos.

-Preparada.

-Uno, dos, y... ¡tres! -susurró-

Solté la flecha, y cayó en la tierra soltando una neblina de humo.

-Espera a que me lleve lejos a los hijos de Ares. Luego baja por Annie, la desarmas y te la llevas como rehén donde las hijas de Apolo que vigilaban la bandera.

-De acuerdo.

Aurora descendió sigilosamente por el árbol, rodeó a los héroes y se puso en frente de Laurence (un hijo de Ares)

-¡Eh, tu! ¡Vamos, ven a por mi! -gritó Aurora-

Por desgracia, los hijos de Ares no destacaban precisamente por su inteligencia, y no se percató de que existía la  posibilidad de que fuera una trampa. Aurora me miró y echó a correr seguida de Laurence y sus colegas.

-¡Volved aquí, idiotas! -gritó Annie, desesperada, porque su embrujahabla no funcionaba a tanta distancia-

Bajé del árbol, en silencio. Estaba oscuro, pero sabía muy bien donde poner los pies a pesar de no ver nada. De un salto, caí detrás de Annie sobre las hojas, produciendo un crujido bajo mis pies.

-Tú -dijo, mientras desenvainaba su espada-. No te hagas la valiente, es obvio que no sirves para nada.

-Eso ya lo veremos.

Lancé una estocada que Annie bloqueó, a duras penas, pero no tardé demasiado en desarmarla, a pesar del poco tiempo que llevaba aquí. La agarré y la até para llevarla donde las hijas de Apolo.

-¡Atrás! -gritó- ¡suelta la espada!

Algo en mi interior me dijo que debía obedecerla, que debía hacer lo que ordenaba. Inmediatamente, solté la espada, y ella dio una orden de nuevo.

-Arrodíllate.

Así lo hice, y me puso mi propia espada en la garganta.

-Será mejor así. Paul y yo estaremos juntos, con el tiempo te olvidará. No vales nada, ni siquiera deberías estar viva, y eso yo puedo arreglarlo. Lo hago por el bien del Olimpo, nadie lo descubrirá.

Iba a presionar, cuando una flecha le atravesó el brazo con el que sujetaba mi espada. Annie gimió viendo la sangre que recorría su antebrazo. Miré el lugar de donde provenía la flecha y me topé con Sey. Annie soltó la espada y miró a la hija de Apolo.

-No está permitida la sangre -jadeó-.

-¡Oh, venga ya! -salté- ¡Has estado a punto de matarme! Se lo diré a Quirón.

-Nadie os creerá. No tenéis pruebas.

-Pero yo sí -una chica saltó de un árbol con una videocámara-.

Se llamaba Siné, y era una de las mejores campistas de Hefesto, me han contado que le encantaba grabar los entrenamientos y competiciones.

-Lo he grabado todo -prosiguió-. Te echaran del campamento, Annie. Sabes lo que eso significa. No vivirás mucho más de dos años. Claro que... es más de lo que mereces.

Annie soltó un grito de frustración, impotente.

-Voy a buscar a Quirón -dijo Siné-. Annie, voy en tu equipo, pero sinceramente espero que perdamos.

-Puedes ayudar -dije sonriendo-. ¿Dónde está la bandera?

-Extremo oeste del lago, vigilada por dos campistas de Dioniso. Gana, Noah. Tu equipo se lo merece mas que el mío.

Recogí mi espada y fui corriendo por el bosque. Desde luego, en el bosque hacía muchísimo menos ruido que normalmente... extraño.

Semidiosa no deseada (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora