Capítulo 4

1.9K 125 2
                                    

Narra Noah

Estabamos esperando a la puerta del coche a Paul, todos intranquilos y en silencio, cuando divisamos una figura que venía corriendo hacia nosotros. Era Paul, con esa espada que había desenvainado cuando el minotauro iba a atacarnos.

-He acabado con él, pero apostaría cualquier cosa a que ha avisado a sus amigos -dijo, agotado-.

-No estoy entendiendo nada... estoy flipando -dije-.

-Te lo explicaré mas tarde -prosiguió Paul-. Subamos al coche, no hay tiempo.

-¿Pero dónde voy? ¿Dónde está el campamento? -preguntó mi padre-

-Long Island. Hay un bosque en la frontera, ahí cerca está la entrada.

Mi padre arrancó, y condujo en dirección al lugar que Paul le dijo.

-Escúchame,  Noah. El lugar al que vamos es seguro para nosotros, pero los mortales no pueden pasar. -dijo Paul- Lo que significa que no volverás a ver a tu padre hasta el verano que viene, si es lo que quieres. Tienes 15 años, así que, con suerte,  tu madre te reconocerá esta misma noche.

-¿Qué significa que me reconocerá?

-Que admitirá públicamente que eres su hija, y podrás establecerte en su cabaña reglamentaria. Lo más seguro es que tengas hermanastros, es decir, otros hijos de la diosa que sea tu madre.

-En resumen, que mi vida acaba de dar un giro completo.

-Basicamente, si.

Miré a Paul, y vi que ya no tenia su espada de "bronce celestial"

-¿Y tu espada?

Paul me enseñó una pulsera de cuero trenzado que llevaba en la muñeca.

-Eres alucinante.

No se por qué le dije eso, pero era lo que pensaba.

Durante todo el trayecto hacia Long Island, estuve dormida. Soñé con minotauros, dioses, y casi todas las criaturas mitológicas que conozco.

-Noah -Paul me zarandeaba suavemente para despertarme-, Noah, despierta. Hemos llegado, tienes que despedirte de tu padre.

Me desperté con la cara de Paul a pocos centimetros de mi cara. No me había fijado, pero tenía un pelo rubio rizado precioso. Sus ojos verde mar me miraban con compasión, como si estuviese reviviendo una despedida. Salí del coche y miré a mi padre, el me miró a mi y nos abrazamos. Yo tenia mi cara enterrada en su pecho, y él me acariciaba el pelo.

-Siento no habértelo dicho antes, Noah. ¿Vendrás a verme el verano que viene?

-Por supuesto.

Mi padre me soltó y miró a Paul.

-Es tarde, ¿os las podréis arreglar vosotros solos hasta la entrada del campamento?

-Está justo detrás vuestro, lo que pasa es que no lo podéis ver -dijo Paul, sonriente-.

-Buena suerte, Noah -dijo mi padre-. ¿Podrías hacerme un favor?

-Claro, ¿que ocurre? -contesté yo, al borde de las lágrimas-

-No odies a tu madre. Y pase lo que pase, sé fuerte, pequeña. Te quiero.

-Noah, tenemos que irnos-me informó Paul-.

-Vale. Adiós papá, iré a verte. Te lo prometo.

Paul y yo comenzamos a caminar hacia la entrada. Era una gran compuerta de madera, con antorchas para iluminar el ambiente. Paul me cogió la mano y me dio un suave apretón para darme ánimos.

-Vamos a conocer a Quirón, él te presentará ante los demás campistas.

-Vale, perfecto.

Fuimos andando por el campamento, y me dio tiempo a ver que era impresionante. Había áreas de entrenamiento para luchar con espadas, arcos o cuerpo a cuerpo. Era gigantesco, y estos pensamientos me hicieron darme cuenta de que tal vez ser una mestiza no estaba tan mal.

-Entremos. Esto... no te asustes.

-No me asustan los centauros.

-Eso es bueno.

Paul abrió la puerta y llamó al centauro.

-¿Quirón?

-¡Paul! ¡Has vuelto! ¡Echábamos de menos al único hijo de los tres grandes del Campamento!

-Yo tambien me alegro mucho de verte. Verás, esta es Noah. Una mestiza que aún no sabe quién es su madre.

-Encantado. Soy...

-Quirón. Hijo de Cronos y entrenador de héroes desde tiempos inmemoriales.

-Vaya, asi que estas enterada de varias cosas... -se rascó la barba-

-Me encanta la mitologia griega, conozco muchos mitos.

-Eres... interesante. Perdón, ¿tu nombre era?

-Noah Parker.

-Bien, te doy la bienvenida al campamento mestizo.

Estaba a punto de agradecerle la bienvenida cuando sonó un timbre.

-¡La hora de la cena! Veamos si tu madre te reconoce hoy, Noah. Hoy puedes sentarte con Paul en la mesa de Poseidón, solo la ocupa él. 

Semidiosa no deseada (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora