Capitulo 7

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Narra Noah

Desperté escuchando unos porrazos en la puerta.

-¿Noah? Noah, tienes que despertarte para empezar el entrenamiento. ¿Puedo pasar? -reconocí la voz de Paul-

-Espera un momento, no estoy... visible.

Me vestí con ropa que había en una cómoda (plateada, como no). Unos tejanos oscuros y una camiseta sin mangas naranja. Abrí la puerta y encontré a Paul sentado en la puerta, pero cuando abrí, el muy patoso cayó de espaldas gritando del susto. Le miré a la cara mientra estaba tumbado bocarriba.

-Buenos días -dije-.

-¿Puedo pasar?

-Claro, entra en mi "maravilloso hogar".

Paul entró y señaló un punto detrás mío.

-¿Y eso?-me preguntó asombrado-

Miré hacia atrás y descubrí un arco con un carjac a rebosar de flechas. Era el mismo que el que Artemisa me regaló durante mi sueño, no creía que fuese a aparecer en la cabaña repentinamente.

-Es una larga historia.-miré hacia mi dedo índice y vi tambien el anillo. Sonreí- Atento, mira esto.

Me aparté de él, y presioné la joya naranja del anillo. Apareció al instante la espada de bronce celestial de un metro, otro regalo de Artemisa. Noté que estaba perfectamente equilibrada, algo de lo que no me había percatado. Paul me miró sorprendido.

-Es... increíble. ¿De dónde la has sacado?

-Anoche tuve un sueño, y Artemisa me regaló todo esto.

Sonó un cuerno, como el que anunció ayer la cena.

-Vamos a desayunar. Será mejor que guardes la espada, dudo que a los demás les guste que te pasees por el Campamento con una.

-Ya, esto... ¿Cómo la guardo?

-Si es como las demás espadas camufladas, debería bastar con que toques la punta.

Así lo hice, y la espada se encogió hasta adaptarse en mi dedo, de nuevo con su forma de anillo.

-Vamos-dije-. A ver como me reciben después de lo de ayer.

Narra Paul

Nunca me había fijado, pero Noah tenía unos ojos preciosos, eran grises, pero al mismo tiempo verdosos. "Se parecen a los de un gato", pensé. Noah salió de la cabaña primero, y al mirarla me di cuenta de que su pelo, negro azabache lucía unos rizos que caían como cascadas por su espalda. Desprendía un intenso pero agradable olor a arándanos. Esta chica debería haber sido hija de Afrodita, pero que fuese descendiente de Artemisa le daba un toque interesante y enigmático.

-¿Que pasa?

Que inútil, la estaba mirando embobado. Esto nunca me había pasado con una chica, ¿Qué me pasa?

-Nada, nada. Solo... vayamos a desayunar.

Mientras caminábamos, casi todos (por no decir todos), nos miraban con cara de incredulidad.

"Es la hija de Artemisa" "La primera en toda la historia del campamento" murmuraba la gente. Me cabreaba que la gente nos mirase de esa manera.

-¡Eh! ¡Ya es suficiente! ¡Tenemos oídos! ¿Sabéis?-Lo cierto es que me descontrolé un poco, porque dos hijos de Ares fueron salpicados por una ola que provoqué en la orilla de un lago.

-Vamonos, Paul. No pasa nada.

El desayuno transcurrió con normalidad, Noah se sentó junto a mi en la mesa de Poseidón ya que no había mesa para los hijos de Artemisa, porque no deberían existir. "Curioso-pensé-. Hay cabaña de Artemisa, pero no mesa"

Terminamos de desayunar y le enseñé a Noah todas las zonas de entrenamiento.

-¿Y ahora dónde vamos?

-Pues... sabiendo que eres hija de Artemisa,  yo iría a la zona de tiro con arco.

Noah no puso ninguna objeción, así que fuimos. Muchos campistas estaban tirando, pero pararon cuando pusimos el primer pie en el área de tiro.

Cogí un arco y un carcaj para cada uno, y le di a Noah uno de ellos. La gente seguía mirandonos, y cada vez me estaba poniendo mas nervioso. Noah me miró, y yo asentí. Noah colocó una flecha, tensó la cuerda, apuntó durante 1 segundo. Soltó la cuerda y dió justo en el centro de la diana. No dejó tiempo a los demás campistas para asombrarse, porque cogió otra flecha y al disparar partió por la mitad el anterior proyectil apuntando a penas medio segundo. Ahora, si que la gente comenzó a murmullar, cada vez mas alto, y casi molestos.

-¿Y si nos vamos a la zona de entrenamiento cuerpo a cuerpo? -me dijo-

-Si, vamos. Rápido.

El día transcurrió con normalidad. Bueno, todo lo normal que puede transcurrir en un campamento de semidioses. Estaba acompañando a Noah a su cabaña, cuando me vino a la cabeza el momento en el que algunos campistas de Ares miraron mal a Noah en la zona de entrenamiento cuerpo a cuerpo.

-Oye... no le des demasiada importancia a lo de los campistas de Ares, ellos son así.

-No... no pasa nada. Supongo que no es muy normal que una hija de Artemisa quiera aprender a utilizar una espada.

"Sobre todo porque una hija de Artemisa no es muy normal..." pensé. Llegamos a la cabaña de Artemisa, y me quedé en la puerta.

-Buenas noches, Noah.

-Buenas noches -me contestó, un poco seca-.

Paulatinamente, fui andando a mi cabaña alejándome cada vez mas de Noah, lo que me inquietaba.

Semidiosa no deseada (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora