Capítulo 13

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Narra Paul

Me desperté en la enfermería, sintiendome como nunca en mucho tiempo. Cogí un petate e hice mi equipaje. Iba a abandonar la habitación, cuando decidí coger una cantimplora con néctar y una bolsita con ambrosía, ya sabes, para emergencias. También metí comida energética, sabiendo que a Will se le olvidaría. Claro que con Noah... nunca se sabe. Dracmas de oro, agua, mi llavero de la suerte... Si, tengo un llavero de la suerte, ¿Algún problema? Es una piña que llevo colgada siempre del pantalón por si las moscas. Salí de la enfermería y fui a la entrada del campamento para que Argos nos llevase a la ciudad. Ya en la entrada, vi a Will esperando con ¿un bolso?

-¿En serio, tío? -le pregunté- ¿Un bolso? ¿Y tu equipaje?

-Primero, Don Alga Verde, es un accesorio masculino de tipo cartera, no un bolso. Y mi equipaje está dentro.

-¿Todo?

-Todo. Si no lo crees, mete el brazo.

Metí mi brazo hasta el hombro, pero seguía sin tocar el fondo.

-¡¿Pero qué...?!

-Un regalo de mamá, ¿Te llevo el petate? No pesa.

-No, da igual. Mira, por ahí viene Noah.

-Hola, chicos -nos saludo con una sonrisa, pero parecía afligida-. ¿Estáis listos?

-Eh, mi segundo nombre es listo -dijo Will, sonriendo-, con las dos acepciones, por supuesto.

-Bueno -intervine-, vamos a salvar el Olimpo.

-Bah -me respondió Will-, nada especial, yo lo hago todas las mañanas antes de desayunar.

-Claro, Will -esta vez Noah hablaba-. Y yo soy Angelina Jolie.

-No, pero casi -Sonreí yo-.

Llegamos a la furgoneta de Argos, que nos llevaría a la ciudad para comenzar la búsqueda. Ya en el trayecto, Will hizo una pregunta importante.

-No quisiera desanimar, pero ¿Alguno de vosotros sabe que haremos cuando lleguemos a la ciudad?

-Investigaremos un poco -dijo Noah- averiguar qué dioses están fallando y buscar esa esfera de la que hablaba la profecía.

-¿Y cómo piensas investigar?

-Periódicos, revistas, televisión... Lo que sea. ¿Alguno tiene una idea mejor?

Ninguno de los tres siguió hablando, sobraban las palabras. Argos aparcó la furgoneta y nos miró deseandonos suerte. Salimos y nos quedamos quietos, en medio del barullo.

-Bueno... ¿Y ahora qué?

-Si, hace semanas que no llueve. Mis cosechas están muriendo, y el viento no hace girar mis molinos. ¿De qué voy a vivir si esto continúa así? Si las cosas no cambian, mis vacas tambien morirán. Vivo de la lluvia, y si esta no existe, ¿como narices viviréis vosotros? También os afecta a vosotros, dependeis de nuestras cosechas.

Todos nos giramos hacia la televisión que flotaba frente a nosotros, mientras el granjero seguía hablando con la presentadora.

-Ya lo habéis visto.

Una mujer vestida de cuero rojo y pelo castaño rizado nos miraba.

-Tenéis que evitar que esto continúe, héroes. Me temo que a los Doce no les queda mucho tiempo. Vais a necesitar mucha suerte para que todo salga bien.

-No existe la buena fortuna -replicó Will-. Debemos ganar con nuestros propios méritos.

-Will Johnson, tengo un especial interés en tu futuro.

-Némesis -Noah estaba con la boca abierta-. Es un honor, señora.

-Noah -la miró Némesis-, hija de Artemisa. Tu existencia en esta búsqueda es clave para la victoria contra ellos.

-¿Quienes? ¿Qué ellos? -intervine yo-.

-La respuesta debéis ganarla por vuestra cuenta. Aún así, no puedo dejar recaer toda la responsabilidad sobre los hombros de unos simples mortales. Ya hice esto una vez con otros semidioses, pero pareció que funcionó. Aquí tenéis.

Nos dio un papel, y lo empecé a desdoblar.

-¡Aún no! -nos advirtió Némesis- Debéis abrirlo cuando sea realmente necesario. Ahora debo irme. Buena suerte, héroes.

Se desvaneció en el aire y nos quedamos mirando el papel.

-¿Cuándo será el momento? -pregunté-

-Lo sabremos -me contestó Noah-. Will, ayudame con el mapa.

Un gruñido, sonaba como lo haría una cuchilla de afeitar pasando por mi piel. Will y Noah seguían concentrados con el mapa. Me di la vuelta, muy despacio, y cuando me topé con una cabeza de mastín negro, y baboso.

-Hmmmm... ¿Chicos?

-¿Si?

El perro del infierno seguía mirándome gruñendo, pero mis amigos seguían sin darse cuenta.

-¿Una ayudita por aquí?

Una flecha con la punta de bronce celestial me pasó tan cerca que me cortó un poco el pelo, pero valió la pena. La flecha se clavó en el hocico del monstruo, pero antes de que pudiésemos celebrarlo, se sacudió y empezó a gruñir aún más fuerte.

-Ehh... -tembló Will- Tengo una idea mejor. ¡Corred!

Semidiosa no deseada (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora