Capítulo 20

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Narra Will

Un profundo terror me inundó. ¿Cómo podía ser que alguien inspire tanto miedo con solo dos palabras? Bueno, supongo que el dato de que ese alguien sea un titán influye algo.

-Adelante, Epi -le dije-. Rápido, ponte cómodo. Disculpa mi aspecto, no tratan demasiado bien aquí a los invitados. Espero que a ti te traten mejor.

Epimeteo extendió el brazo y cerró el puño. En ese instante un dolor agudo se concentró en mis sienes, que me hizo gritar.

-No... soporto... los... ¡Insolentes! -gritó, mientras yo me agarraba la cabeza-

Johanna se encogió.

-Compórtate... o me encargaré de que tu y tus amigos tengáis una muerte lenta y dolorosa cuando lleguen.

El dolor cesó.

Entre jadeos, me puse en pie, haciendo que los grilletes abrasaran de nuevo mis brazos.

Me tragué el dolor.

-Tenemos una profecía de nuestra parte. Los dioses están con nosotros -susurré-.

-Los dioses ya no están con nadie.

Levantó la mano, y mi vista se nubló.

Caí inerte.

Narra Paul

La alarma de mi reloj digital sonó a las 6:00 am.

-Noah -le llamé-. Noah vamos a por Will.

Noah gimió, y se desperezó.

-¿Qué hora es? -preguntó-

-La hora de salvar a nuestro amigo. ¿Tienes el mapa?

-Cógelo. Está junto a la hoguera.

Y os preguntaréis ¿Dónde hemos dormido? La Niebla ayudó a ocultar el fuego y los sacos de los petates, eso bastó.

-Está, en el... em... el norte. No, el sur. ¿O será el...?

-Déjame a mi -Noah me quitó el mapa-. Por aquí, vamos.

Pasaron 20 minutos, y aún no habíamos llegado.

-¿No nos habremos perdido? -le pregunté-

-No, vamos bien por aquí

Las siete de la mañana, y nos encontramos frente un a un bar.

-Vamos, le encontraremos, no te pongas nervioso.

Asentí, y entramos.

-Pero... ¿dónde estará Will? -preguntó Noah-

-Pensemos -le dije-. Esto lo haría mejor Will, pero nos las arreglaremos. Si hubieses capturado a un semidiós griego, ¿dónde lo ocultarías?

-Supongo que en algún sitio donde nadie entraría jamás.

Buscamos por la sala y al fin lo encontramos.

-Allí -dijo Noah-. El cuarto de la limpieza. A ningún mortal en su sano juicio se le ocurriría entrar allí.

-Creo que deberíamos sacar las armas -le advertí-. Solo... Por si acaso.

Noah apretó la gema de su anillo y su espada plateada se colocó en la mano. También yo saqué mi espada tocando mi pulsera de cuero y abrí la puerta con precaución.

Narra Will

Cuando desperté, me pitaban los oídos, y tenía la visión borrosa. Aunque distinguía cinco figuras ¿peleando? La vista se me aclaró y distinguí tres de las cinco figuras. Una de ellas era Johanna y las otras dos... ¡Diablos, eran Noah y Paul!

-Sabía que vendríais -susurré-.

Me levanté haciendo un gran esfuerzo y vi a Epimeteo escapar por la ventana. Pero eso no era importante, tenía que ayudar a mis amigos a vencer a mi captora y a aquellos monstruos.

Vi mi cartera colgada de una silla, ya que Johanna me la arrebató en algún momento, e hice algo que antes no pude hacer por estar completamente vigilado.

Estiré bien mi brazo y mi pierna izquierdas, y me las arreglé para tirar la bolsa mágica al suelo, perfectamente a mi alcance. La cogí y rebusqué en el interior en busca de algo que me ayudara a salir de allí.

-Una lata, comida de perro -murmuré-. ¿Una manzana? No, gracias.

Para que negarlo, tardé lo mío.

Otro regalo de mi madre. Una bola del tamaño de una canica que servía para absorver la luz cuando yo se lo ordenara. La coloqué al lado de uno de los barrotes y dije la palabra.

-Απορρόφηση (absorber)

El barrote desapareció, y solo me quedaba deshacerme de esos grilletes. Eché un vistazo a Noah y a Paul. Estaban en apuros, debía darme prisa.

"Tengo que arriesgarme -pensé-. No hay otra manera"

Acerqué mis brazos a los mortíferos barrotes.

Semidiosa no deseada (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora