Capítulo 12

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Narra Noah

¿Qué estaba ocurriendo? Sey expulsaba una extraña neblina verde. ¿Estaría enferma? No quería perder a mi nueva amiga tan pronto.

-¿Qué le está pasando? ¿Y por qué tiene los ojos blancos? -pregunté, preocupada-

-Calla, niña. Vamos a presenciar una profecía -me dijo Quirón-

Cuando Sey empezó a hablar, ya no era su voz. La profecía nos puso a todos los pelos de punta.

El poder enjaulado de los doce,

liberado será por la hija de la doncella,

acompañada  por el mar y la sabiduría.

En el gran acumulador uno de los tres perecerá,

por un sacrificio liberador que ese uno deberá afrontar.

Sey jadeó y su voz volvió a la normalidad.

-Que... ¿Qué ha pasado?

-Es increíble -dijo Quirón, fascinado-. Es la profecía mas clara que he oído en años.

-¿Clara? -dije yo- Pues no he entendido nada.

-¡Está clarísimo! -este fue el primer destello de inteligencia y lucided de Will en horas, probablemente por lo que antes habíamos hablado de los poderes de los dioses- La hija de la doncella, Noah, esa eres tú. Acompañada por el mar, es decir, que un hijo de Poseidón debe acompañarte.

-¿Y lo de la sabiduría? -dijo Paul-

-Eso también está claro -saltó Aurora-. Yo debo acompañar a Noah y a Paul.

-No -repliqué-. No eres tú, es Will.

-¿Cómo?

-No se por qué, pero algo me dice que Will y Paul deben acompañarme.

-No debéis tomar esto tan a la ligera -nos reprendió Quirón-. Acabamos de presenciar una profecía que anuncia, tal vez, la búsqueda más importante en siglos. Estamos hablando de alguien que ha sido capaz de encarcelar los poderes de los dioses, nada menos. Nos enfrentamos a un enemigo muy poderoso. Aún así, Noah, como líder de esta búsqueda, te corresponde elegir a dos acompañantes.

-Paul y Will -dije sin titubear-. No podré hacerlo sin ellos, entiéndelo -miré a Aurora-.

-Ya está decidido -anunció Quirón-. Descansad, héroes. Mañana os espera un día duro.

-¡Oh, venga ya! -gritó Aurora- Paul ha sido atacado hace tan solo unas horas. ¡No está en condiciones de llevar a cabo una búsqueda!

-Noah ha decidido. Vete a dormir, niña.

La chica se alejó murmurando refunfuñada.

-Noah, ¿Podemos hablar un momento?

Sey me llevó a un lugar apartado, lo suficiente para poder hablar a solas.

-Verás -empezó-. Ya sé que ser la hija de Apolo y el Oráculo de Delfos está muy bien, pero... Desde niña he querido ser una de las cazadoras de tu madre, y me preguntaba si podrías decírselo si la ves otra vez.

-Pero entonces, ¿Quién será el Oráculo?

-No lo sé, no hay muchas personas que quieran serlo. Pero ser una cazadora es mi sueño, Noah. Y necesito cumplirlo.

-Haré lo que pueda -le prometí-.

-Gracias. Y, disculpa a Aurora. Lo que le ocurre es que no cree que Will, bueno, Aurora no cree que él sea hijo de Atenea. No le parece muy inteligente.

-Bueno, cada uno puede pensar lo que quiera, espero no haberla hecho daño.

A la mañana siguiente.

Por primera vez en mucho tiempo, me desperté temprano por mi misma. Hice mi equipaje, si eso se puede llamar equipaje. Básicamente era ropa de repuesto, barritas energéticas y agua. También metí mi abrigo militar, quién sabe donde buscaríamos (lo que teníamos que buscar, yo no tenía ni idea). Me colgué el arco y el carjac al hombro, junto al petate. Lo revisé todo de nuevo, mi anillo, todas las flechas, un fajo de billetes (regalo de Quirón) y unos dracmas de oro, por si acaso. Vigilé que no se me olvidaba nada, con esto del THDA nunca sabe. Salí de la cabaña, y la miré sabiendo que podría ser la última vez. Luego caí en la cuenta de que ni siquiera había avisado a mi padre. Entré de nuevo y utilicé un dracma de oro para llamar a mi padre.

-Diosa Iris. Acepta mi ofrenda.

Lancé el dracma al aire y cuando desapareció, pedí ver a mi padre. Le encontré tirado en el sofá viendo la tele.

-Pareces una quinceañera deprimida -le dije riendo-.

-¿Noah? ¿Eres tú? ¿Qué tal van las cosas por el campamento?

-Si, de eso quería hablarte. Verás, hay algo que está anulando los poderes de los dioses.

-¿Y tu madre? ¿Está bien?

-A ver, papá. Es una diosa con miles de años de antigüedad, creo que sabe cuidarse sola.

-Si, es verdad, es solo que... -mi padre me miraba entristecido- Bueno, me voy del tema, cariño. Continúa.

-Paul y yo tenemos que... ¿Cómo decirlo? Salvar el Olimpo y probablemente también el mundo mortal.

Deposite otro dracma para otros cinco minutos -dijo una voz metálica-

-Papá, era solo para avisarte, estaré bien, te lo pro...

Pero la llamada ya se había cortado. Ahora sí, salí a buscar a mis amigos para embarcarme en una búsqueda y salvar el mundo.

Semidiosa no deseada (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora