15. Mansión

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Narra Kisuki.

Bien, todo va de acuerdo al plan.

Cuando un Adrien completamente confundido se alejó de mí para ir hacia con Nino no perdí tiempo y me acerqué a Nathaniel.

—Hola.—El dió un salto en su lugar al escuchar mi voz.

—H-hola, Kisuki.—Respondió evitando la mirada.

Parecía una chica.

—Veo que haz estado vagando por el "salón de fiestas" todo el día, ni siquiera haz bailado.

—N-no es algo que haga a menudo. A-además, tú tampoco haz bailado.—Justo en ese momento comenzó a escucharse una canción lenta. Desvió la mirada al ver como sonreía.

Todo está marchando bien.

—Arreglemos eso.—Antes de que tomara su vaso de la mesa, atrapé su mano y lo arrastré a la "pista".

Sus mejillas se tiñeron de rojo y evitó la mirada mientras ponía sus manos en mi cintura y comenzaba a bailar.

—Bailas bien.

—G-gracias. Tú igual.—Kami, este chico es el número dos en mi lista de personas tiernas.

Rose sigue siendo la número 1.

Mis manos pasan de los hombros al cuello del pelirrojo, disimuladamente veo como Chloe (Que ahora estaba bailando con Adrien) me miraba con molestia.

Tranquila, pronto estarás con tu princesa.

Poco a poco, y sin que Nathaniel lo llegase a notar, nos fuimos acercando hacia donde Adrien y Chloe estaban bailando.

Fingí haber tropezado, y antes de que llegara a tocar el piso Adrien se alejó de Chloe y me atrapó.

—¿Estas bien?—Pregunta preocupado.

—Torpe.—Escucho que susurra... Bueno, ya se imaginan quién lo dijo.

—Me duele un poco el pie.

—Puedo ayudarte a llegar a un asiento.—Se ofrece el pelirrojo desviando la mirada.

Ternurita.

—No hace falta, Adrien me llevará.—Iba a replicar pero seguí hablando antes de que protestara:—Chloe puede tomar mi lugar, después de todo ambos no han bailado mucho. Y por lo que ví, ambos son buenos bailando, ¿Verdad que no hay ningún problema con eso Chloe?

Ella evitó la mirada.

—Como sea.—Dijo con aparentemente desinterés, pero aún así, levemente sonrojada.

—Vámonos.—Le susurré a Adrien al oído y nos alejamos, mientras Chloe bailaba con Nathaniel y me dedicaba miradas llenas de odio.

Algún día me lo agradecerás, lo sé.

—Ya puedes soltarme, no me he hecho nada.

**

—Lo siento chicas, no podré acompañarlas hoy.—Me disculpé, apenada.

—¿Tienes algo que hacer?—Preguntó Juleka.

—Si...—Y no podía negarme, después de todo acepté con la condición de que Adrien me hiciera un favor, el había cumplido con su parte, ahora era mi turno.

—¿Nos vamos?—Me sobresalté al escuchar la voz de Adrien detrás de mí.

Pude ver perfectamente como Rose y Juleka abrían los ojos como platos mientras me alejaba con Adrien hacia el auto donde su chófer esperaba con nosotros.

Mierda, mañana no me libraré de Rose y su interrogatorio.

Mientras el coche estaba en marcha sólo me dediqué a mirar el camino por la ventana.

Nos detuvimos en lo que parecía ser una mansión.

—¿Vives aquí?—Pregunté sorprendida.

Él asintió apenado. Ambos bajamos del auto y entramos a la mansión, frente la puerta, justo al entrar, había unas escaleras. Al final de ellas había un hombre, sin ninguna emoción en su rostro.

—Padre, ella es Kisuki, una compañera y amiga de la escuela.—La mirada de aquel señor se clavó en mí, y pude notar como fruncía el ceño al mirarme.

Hay algo en éste hombre que no me inspira confianza.

—Gusto en conocerlo, señor Agreste.—Digo haciendo una reverencia.

Él seguía inspeccionandome con la mirada.

—El placer es mío, señorita.—Pude respirar tranquila cuando por fin dejó de mirarme.—Vamos Nataly, tenemos trabajo que hacer.

La mujer que estaba a su lado solo asintió y ambos se marcharon.

—Tu padre es un hombre ocupado.—Digo distraída, revolviendo un poco mi cabello con mi mano.—Bien... ¿Para que querías que viniera aquí?

Un gato y un demonio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora