Viaje a París, buscando libertad.
Libertad que se esfumó cuando a ese rubio se le ocurrió hacer tal locura.
-¡Maldición, es por eso que vine a París! ¡En Japón corría riesgo mi libertad!-Ahora tú me la quitaste.-Arg... ¡Adrien baka!
—Pero nadie lo sabrá.—Evito contacto visual con ella.
Nadie ha tenido el poder para hacerme cambiar de opinión. Nadie hasta que apareció Rose con su cara de cachorro abandonado bajo la lluvia y me maneja a su antojo.
—No quiero.—Digo inflando mis mejillas de forma infantil.
Para mí asombro, Rose no replicó más y sacó un bote de helado de su mochila.
—Toma, esto es por hacerte pasar por mi mascota.
¡Helado!
Sin perder tiempo, corro a la cocina por dos cucharadas.
—No gracias.—Negó Rose cuando le ofrecí una cuchara.—Es para ti.
No respondí, hundí la cuchara en el bote y lleve la cuchara con helado a mi boca.
¡El mejor helado que he probado en mi larga vida!
—¡Esta delicioso!—Gritó con las mejillas sonrojadas.
—Es una receta de mi abuela.—Comenta, viendo cómo prácticamente devoraba el helado como si no hubiese comido en días.—Antes era una gran repostera, pero se retiró.
Oh, vaya.
—Que mal... Sigue cocinando delicioso.—Digo saboreando la última cucharada de helado.
—Puede traerte más si quieres. Es cuestión que se lo pida a mi abuela.
—¿Enserio harías eso?—Pregunto con una gran sonrisa en mi rostro.
Entonces ella sonrió... Y me asusté.
Estaba sonriendo de la misma manera el día en que me convenció de ir como su mascota a la escuela.
—Tengo una mejor idea... ¿Que te parece si te doy una dotación de 6 meses del helado de mi abuela a cambio de que vayas a la sesión de fotos?
—...
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Rayos.
**
—Es un animal bastantes tierno para ser un zorro.—Dijo el fotógrafo que hacía la sesión.
Zorra tu...
—¿Cuanto falta para que terminé la sesión?—Preguntó Rose, sacándome de mis pensamientos.
Se percató de la mirada mortífera que le dedicaba al fotógrafo. Adrien también lo notó, lamí de nuevo su nariz e hice un sonido algo parecido a un maullido.
— Creo que le agrado.
Te tengo en mis manos Agreste... Bueno, no realmente.
— A pesar de ser un animal, ese zorro tiene un personalidad muy fuerte.— Sólo hablan y hablan, ¡¿A qué hora va a terminar la mugre sesión?! —Creó que con estas fotos bastaran.
¡Por fin, kami!
En cuanto el fotógrafo terminó de decir aquello, literalmente rasguñe los brazos de Adrien para que me soltara y corrí a los brazos de Rose.
Oh, por fin. Jamas volveré a convertirme en esto... Pero todo sea por el helado de vainilla de la abuela de Rose.
Un escalofrió me recorrió entera al ver a un grupo de chicas corriendo hacia donde estábamos.
20 segundos después estaba de nuevo en los brazos de Adrien tomándome fotos con unas chicas que hicieron una fila para esperar su turno. Después de la tercera fotografía me harté, mordí en brazo de Adrien y aun en mi forma de zorro corrí detrás del grupo de chicas gruñendo y rasguñando a quien se caía o simplemente estaba cerca de mi.
— ¡Kisu... Kiara, no!— Rose me atrapó entre sus brazos y acarició mi cabeza intentando calmarme.
Al no poder hacer nada, sólo me dedique a mirar a las chicas con el ceño fruncido.
Gruñí de nuevo y ellas salieron corriendo.
— Esto no era parte del trato.— Hablé en voz baja para que solo ella me escuchara.
— Lo siento.— Susurró bajito.
Cerré los ojos y mejor me concentre en como acariciaba mi cabeza y de vez en cuando tocaba mis orejas.
— ¡Rose!— Abrí los ojos de golpe al escuchar la voz de Adrien.
¿Que quiere ahora? La sesión de fotos ya terminó.
Gracias a Kami-Sama.
— ¿Qué pasa Adrien?
— Quería preguntarte sobre...
Antes de que terminara de hablar un árbol cerca de donde nos encontrábamos explotó y obligó a Rose y a Adrien a cubrirse, una extraña onda de color morado atrapó a los chicos, inmovilizándolos.
— ¡Es un akuma!
El polvo que había levantado la explosión se disipó y dejó ver a una chica con ropas blancas y violetas, muy brillantes, tenia un antifaz parecido a una mariposa y tenía su mano extendida hacia Rose y Adrien.
— Por fin, el apuesto modelo Adrien Agreste esta a mis pies, ¡Es un sueño hecho realidad!
Esta chica esta loca.
Rodee los ojos y corrí hacía ella lo mas rápido que pude, mordí su pie, lo que provocó que se desconcentrara.
