7. Refuerzos forzosos.

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—Perdón por no avisarte Kisuki, de verdad estoy muy apenada.

—Tranquila Rose.—Sonrió tratanto de que esa triste expresión de culpa en su rostro desaparezca.—No fue tu culpa que te enfermaras... Además, no me pasó nada malo.

—¿Pudiste cambiar de asiento junto con Nathaniel?—Preguntó Juleka.

Una sonrisa torcida se formo en mis labios.

La idea de cambiar de asientos hacia sido de Rose, quien quería estar mas cerca de mi y yo de ellas... Aunque, las cosas no salieron como lo planeamos.

—No, de echo... Chloe se convirtió en mi compañera de asiento permanente.—Suspiré, observando sus expresiones de asombro.

—Te voy a ser sincera... Eso es mas horrible que ser akumatizado.—Sonreí ante su comentario.

Llevaba un par de días con los pensamientos mas negativos que tendría cualquier parisino... Al final, llegué a la conclusión de que por ser lo que soy los dichosos akumas no pueden hacerme nada. Sacudí mi cabeza y me concentré en la maqueta a medio terminar que teníamos en frente.

—La maqueta esta quedando bien.—Comento.—Aunque... No creo que una estructura de ADN tenga brillos rosas.

Rose rio nerviosa.

—Así se ve mejor.

—Pero...

—Ríndete Kisuki, no vas a ganarle en algo que tenga que ver con brillos y el color rosa.—Torcí mi boca haciendo un puchero y seguí con la maqueta.

Tan solo faltaba pegarlo a la base... Una explosión capto nuestra atención cuando una pared cerca de donde nos encontrábamos se destruyo. De ahí, salió una chica con el pelo plateado, al igual que su traje, que consistía en una jeans ajustados y una blusa plateada de manga larga.

¡Genial! Mas locos con disfraces.

La chica sonrió de una forma tétrica, de un momento a otro estaba al otro lado del patio de la escuela y en un segundo estaba viéndonos desde las escaleras.

—Es muy veloz.—Murmuró Rose abrazándose a Juleka y sujetando mi brazo.—Hay que salir de aquí.

—O no, no, no, ustedes no se irán de aquí.—En un parpadeo la chica estaba frente a nosotros.

—Oh, claro que si.—Sujeté a Juleka y Rose y me aleje de la chica corriendo, arrastrando a las chicas a la puerta de la escuela.

—Muy lentas.—Volvió a aparecer frente a mi.—Tu debes ser la chica que le pateó el trasero al akuma anterior.

¿Qué rayos son? ¿La liga de los súper malvados?

Gruñí con el ceño fruncido.

—Chicas, cierren los ojos.—Solté la mano de Rose y en un rápido movimiento (tan rápido que la nieta de flash no lo vio venir) golpee su rostro y probablemente le rompí la nariz.—Ahora, ¡Vámonos!

—¡Tú no te iras, maldita!—De sus manos comenzaron a salir rayos que se envolvían como lianas en mi cuerpo, inmovilizándome.

—¡Kisuki!—Gritó Rose intentando soltarme, pero al tocar los rayos se electrocutaba. 

Rose...

—Hey Rose.—Dije con una sonrisa, esperando que dejara de llorar por mi.—Tienes que salir de aquí, es peligroso.

—¡No me quiero ir sin ti!—Rayos, me la estaba poniendo difícil.

—Voy a estar bien, lo prometo. Tienes que irte.—Siento como la chica tira de sus ataduras y me aleja de las chicas.—Vete... Por favor.

Intercambié miradas con Juleka, ella asintió y arrastró a Rose fuera de la escuela... Me giré hacía la chica enojada.

—Hiciste llorar a Rose.—Mis manos se cierran en puños y de mis manos comienzan a brotar dos llamas azules.—Eso no te lo perdona...

Antes de que terminara de hablar me encontraba tirada en el suelo con alguien encima mío.

Era Adrien.

—¡¿Qué crees que haces idiota?!—Grito sintiendo mis mejillas arder, tanto de coraje, como de vergüenza.

—Tú misma estabas a punto de descubrirte.—Dijo ayudándome a levantarme.

Quien sabe en que momento, Marinette o "Ladybug" estaba intentando atrapar a la nieta de flash con su yoyo.

Entonces me di cuenta, Adrien había evitado que revelara mi identidad a alguien más.

Antes de qué llegara a disculparme el había hablado:

—Quédate aquí, nosotros nos haremos cargo.—Y fue a ayudarle.

Pero la velocidad de la chica era un problema para que la atraparan. Rodé los ojos y sin que ellos se dieran cuenta cree una pequeña llama azul y la lance contra ella, derribándola.

Ambos parpadearon confundidos para después purificar el akuma, antes de que comenzaran a preguntar salí corriendo de la escuela hasta el parque, donde estaban Juleka y Rose. Esta última al verme corrió a abrazarme.

—Vayamos a mi casa.—Ellas intercambiaron miradas y asintieron con lentitud.

Un gato y un demonio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora