41. Cuidaré de ti

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Narra Adrien.

Suspiré aliviado cuando el fotógrafo dio por terminada la sesión.

Abrí el cierre de mi mochila y sonreí al ver a Plagg y a Kisuki dormidos. Ella fue la primera en despertar segundos después que subí al coche para volver a la mansión.

Parpadeó un par de veces y ladeó la cabeza al verme, y no pude evitar pensar en lo tierno que se veía ese gesto.

Metí la mano a mi mochila y acaricié suavemente sus orejas mientras ella volvía a recostarse y cerraba los ojos.

El trayecto a la mansión fue lento, me dedicaba a mirar por la ventana y de vez en cuando echaba un vistazo a Plagg y a Kisuki.

Cuando el chófer se detuvo en la entrada, abrí la puerta del auto y cargué mi mochila con ambas manos, ganándome una mirada extrañada de mi guardaespaldas.

Plagg fue el primero en salir disparado una vez que estaba en mi habitación y abrí el cierre de la mochila. Volando directo al pequeño refrigerador por más Camembert.

Kisuki salió de un salto y se dirigió a la puerta que da al baño. Se detuvo a unos metros y volteó a mirarme.

Ladeó la cabeza mientras movía una de sus patas, haciendo un gesto para que me acercara.

**

—Quédate quieta, solo falta quitarte el jabón.— Le dije a una muy hiperactiva Kisuki que no dejaba de lanzarse a la bañera.

Sonreí al verla sentada con las orejas casi pegadas a su cabeza.

Quité todo rastro de jabón de su cabeza y la arropé con una toalla, secándola todo lo que podía.

Cuando terminé, se acercó a mí y lamió mi nariz.

— Tomaré eso como un gracias je, je.— Ella asintió y volvió a lamer mi nariz. — Bien, creo que es mi turno de tomar un baño.

Sus orejas dieron un tirón y bajó de un salto al suelo, dirigiéndose a la puerta nuevamente. 

Oh, ya entendí.

**

—Deberías dejar de intentarlo, esta claro que no puedes hacerlo por ti misma.—Escuché murmurar a Plagg al otro lado de la puerta.

Un gruñido fue su respuesta. Estuve tentado a pegar mi cabeza a la puerta para poder escuchar mejor pero decidí mejor salir ya que había terminado de ducharme.

Fruncí el ceño al ver a Kisuki intentar mantener una bola de fuego sobre su cola.

Al verme abrió los ojos como platos y el fuego desapareció.

  — Por favor, deja de hacerlo.— Digo con suavidad, tomándola en mis brazos.—No puedes utilizar tus poderes en esta forma. Te puedes lastimar... Y no quisiera eso.

Sus orejas bajaron lentamente hasta quedar casi sobre su cabeza.

Suspiré.

  —Sé que no te gusta estar en esta forma... Te prometo que mañana buscaremos a tu hermano para que te regrese a la normalidad.— Sonreí suavemente y volví a colocarla sobre mi cama.

Cuidaré de ti tal como tu lo haces conmigo en las batallas.

**

Narra Kisuki.

Adrien se recostó en su cama y yo me acerqué a él.

Eres un humano fuerte, Agreste.

No cabe duda que tu vida no era color de rosa como todos pensaban. La mayor parte del tiempo estas solo en tu jaula dorada, no hay señales de quien sería tu madre y tu vida diaria... No es algo usual, sin contar tu responsabilidad como héroe de París.

Como quisiera tener brazos humanos justo ahora y abrazarte, como lo hacia mi Oka antes de todo lo ocurrido, como si nunca quisiera soltarte...

Como si me leyera el pensamiento, Adrien (aun dormido) me atrajo un poco mas hacia él y sonrió entre sueños.

Aún por todo lo que pasas a diario tienes la capacidad de sonreír... Una sonrisa que rompió las barreras de mis cautivos sentimientos y me hizo quererte como lo hago ahora.

Ahora te reconozco como mi amo y acepto mi condición como tu familiar. Eres el humano al que debo proteger por sobre mi vida... La persona que amo como jamas pensé que lo haría... Cuidaré de tí hasta el fin de tus días...

Y tras ese pensamiento cerré los ojos y caí dormida.

Un gato y un demonio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora