27. Befana, confía en mi

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—¡Feliz cumpleaños Marinette!—Gritamos todos al mismo tiempo.

Ella no parece muy sorprendida que digamos, pero es obvio, una fiesta sorpresa el día de su cumpleaños, es algo típico a mi parecer.

Uno por uno fueron felicitando a la peliazul, Nino se encargo de la música, Alix le regalo unos patines y yo... Pues, le regalé uno de los kimonos que había traído de Japón.

—Feliz cumpleaños, Marinette.—Adrien se acercó a la ojiazul, podía jurar que estaba sonrojada al momento en que el rubio le dio una pequeña caja de regalo.

Humanos.

Estaba a punto de ir hacia Rose para decirle que me iba cuando una extraña mujer de piel verde en una rara motocicleta llegó volando hacia nosotros... Enseguida miré hacia Adrien, quién desaparecía "misteriosamente".

Suspiré y me alejé de ahí sin pasar desapercibida.

**

¡Rose!

—Kisuki.—Adrien puso una de sus manos en mi hombro, impidiendo que saliera de entre los árboles al ver como la abuela de Marinette disparaba hacia ella.—Si logramos derrotarla Rose y los demás afectados regresarán a la normalidad.

Apreté mis dientes y cambie mis ropas por mi traje de "héroe". Adrien salió llamando la atención de la vieja bruja y yo aproveché y tomé en mis brazos a Marinette.

—Te verás bien de blanco, gatito.

—No estoy seguro, ¡El negro es mi color!, además resalta mis ojos verdes.

—No estoy seguro, ¡El negro es mi color!, además resalta mis ojos verdes

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—¿Qué...?

—Shh.—Le callé, pero no a tiempo.

—¡¿Que intentas hacer niña malcriada?!

—Esto.—Aun con Marinette en brazos le di una patada a su abuela y con ayuda de mis patines me alejé lo más que pude mientras Adrien nos guiaba.

Llegamos a la torre Eiffel y dejé a Marinette. Adrien revisó algo en su bastón.

—Necesitamos a Ladybug.—Vi como Marinette se tensaba, pero el rubio con ceguera no lo notó.

—Me quedaré cuidando de ella.—Señalo a la peliazul.—Tú distrae a la vieja bruja mientras Ladybug aparece.

—Buen plan.—Sonrió hacia nosotras, hizo una reverencia y se fue.

—Por fin.—Suspiro alzando mi rostro al cielo. Cierro los ojos.—No hay mucho tiempo, transformate.

  — ¿Q-qué?

— Supongo que... Chat, ya te lo había dicho; sé sus identidades desde que los vi por primera vez.— Abrió los ojos como platos, supongo que no me había creído cuando se lo había dicho el día que el youkai atacó París.— No se lo diré a nadie, lo prometo. Ahora tienes que transformarte.— Mis orejas se mueven un poco al escuchar el sonido de una motocicleta.— Ella ya viene hacía acá, puedo escucharla.

**

  — ¡Alto! Nos rendimos.— Esperen... ¡¿Qué?!

Al cabo de unos segundos Adrien salió de su asombro y dijo lo mismo, hablando por mi también. Los miré con los ojos desorbitados, él solo sonrió y articuló con sus labios "confía".

Espero que estés en lo cierto Adrien, después de todo estoy en tus manos ahora.

  — Muéstrenme donde esta Marinette, pero antes... ¡Átenla!— Sin resistirme, dejé que las personas convertidas ataran mis pies y manos, Rose me empujo y por falta de equilibrio caí al suelo, soltando un gruñido hacia "La befana" cuando apuntó su pistola hacía mí y volvía mis ataduras piedras, piedras muy pesadas.

  — ¡...!— Adrien me miró preocupado, intentó acercarse pero los esclavos de esa bruja se lo impidieron.

  — Vigílenlo.— Ordenó alejándose con Marinette.

Cuando La befana y Marinette estuvieron lo suficientemente lejos Adrien se deshizo de los "ángeles" y rompió mis cuerdas de piedra con su bastón.

  — ¿Estas bien?— Preguntó ayudándome a levantarme.— Tu hombro... 

Me había raspado el hombro izquierdo.

  — No es nada, para mañana estará como nuevo, vamos. — Corrímos hacía donde estaban Marinette y su abuela, estaban luchando.

De repente, la abuela de Marinette logró desarmarla y acorralarla. Adrien salió en su ayuda, recuperando su yoyo y esa extraña tuba con los colores de su traje.

—¡Hey! ¡Vieja bruja!—Grité llamando su atención.

Marinette intentó arrebatarle su pistola, pero la befana reaccionó petrificando su yoyo.

Mierda.

Utilicé mi velocidad, llegando a tiempo para que su abuela no la petrificara, usando mis manos. Mis guantes quedaron hechos piedra por lo que tuve que quitarmelos.

—Tus manos...—Murmuro la peliazul, sorprendida supongo, al ver mis manos con garras.

—Tienes que ser más rápida.—Le reprendo.—No podemos volverla a la normalidad sin tí.

Ella asintió.

Sonreí hacía ella, pero no una sonrisa sarcástica, sino una amigable... Mi sonrisa no duró mucho. Mi cuerpo fue empujado y rodé por el suelo, casi cayendo de la torre Eiffel si no hubiese sido por Adrien que logró sujetar mi mano.

—Te tengo.—Parpadee confundida mientras él me regresaba al suelo.

Reaccioné a tiempo.

—¡Cuidado!—Me planté frente al rubio usando mi cuerpo de escudo.

Narrador omnipresente.

—¡Rena!—Gritó la chica de traje moteado al ver a su nueva compañera sacrificandose por Chatnoir.

El ojiverde abrió los ojos como platos... Ella... Lo había salvado de volverse una estatua de piedra.

Se podía ver en el rostro de esa nueva estatua la preocupación, un atisbo de miedo en esos ojos ya sin brillo... Y el corazón del super héroe de encogió.

"Te protegeré de ahora en adelante" eso es lo que le había dicho, recordaba cuando se lo había dicho, ella estaba molesta, muy enfadada... Pero ahora, lo único que reflejaba su rostro petrificado era la preocupación.

Reaccionó.

Corrió lo más rápido que sus piernas podían y le arrebató el arma al Akuma.

—¡Ladybug!—Lanzo la pistola hacía su compañera.

Utilizando su poder y después de reparar su yoyo purificó el akuma, mientras observaba como el chico con orejas de gato corría hacia la peliblanca y la abrazaba por sorpresa.

—¿A tu que te pasa?—Preguntó la oji morada con un leve sonrojo.

—Gracias.—El sonrojo aumentó aún más y se vió obligada a romper el abrazo y mirar hacia la mariquita.—¿Reaccionaste a tiempo esta vez?

Ambas sonrieron.

—Nos vemos luego, chicos.

Lo sé, lo sé, llevo meses sin escribir o dar señales de vida en Wattpad. Pero simplemente no podía escribir, no solo por el tiempo sino porque algo me bloqueaba completamente.

Lo siento.

Los nuevos capítulos me han devuelto un poco la inspiración y me estoy obligando a escribir aunque me este muriendo de sueño.

Un gato y un demonio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora