— ¿Q-que?— Balbuceo sonrojado.
Ignoré eso y clavé mi vista en el suelo, mis orejas bajaron hasta mi cabeza al igual que enrollé mi cola en mi cintura.
— Escucha bien lo que diré, porque no lo repetiré.
— ¿Que cosa?
— Lo que quisiste saber desde hace tiempo... Quien soy en realidad.— No vi su reacción ya que no dejaba de mirar al suelo, pero sabia que estaba sorprendido al escuchar como dejaba de respirar por unos segundos.— Soy un Kitsune, un demonio zorro, lo supe cuando era una niña y un grupo de aldeanos asesinaron a mis padres humanos, ellos me criaron como su hija, pero eso no importa. Ese mismo día encontré a mi hermano mayor, que cuidó de mi, me enseñó a usar mis poderes y a pelear... Hasta que... Bueno, se enamoró de una humana y casi nos mata su mejor amigo, en fin... Años después, Nanami, la nueva diosa de la tierra que es una humana también volvió su familiar a mi hermano...
— Eh... ¿Que es un familiar? — Como si se tratara de una clase levantó la mano al preguntar.
— Un mensajero celestial de los dioses, su protector, guardaespaldas, como quieras llamarlo. Mi hermano es el Kitsune más poderoso de todos, muchos dioses querían matarlo y otros pocos querían volverlo su familiar, pero Nanami se les adelantó... Hace poco se enteraron de mi existencia y de que soy casi igual de poderosa que él, por lo que comenzaron a cazarme.
— Es por eso que estas aquí.— Asentí.
—Mi hermano me envió aquí para protegerme de esos dioses, debía de aparentar ser una humana común y corriente y no levantar sospechas, mi libertad estaba en juego... Pero todo se fue a la mierda gracias a que me besaste.
—¿Eso quiere decir que...?
— Adrien, me volviste tu familiar.— Cierro mis manos en puños, tratando de controlar mi enojo.— Ahora tengo la obligación de obedecerte y protegerte a costa de mi vida, si tu mueres yo también lo haré, mi prioridad vas a ser tú antes que yo... ¡Maldición! ¡Adrien baka!
— Y-yo no tenia idea, ¿No hay ninguna forma de deshacerlo?— Preguntó.
Niego, lo escucho suspirar.
— Entonces... ¿No hay nada que hacer?
— Solo aceptarlo y ya.— Me levantó del suelo y uso mis poderes para secar los muebles y a Adrien, cuidando de no quemarlos.
— Lo siento.— Se disculpó, tomándome por sorpresa al abrazarme.
— Ya...— Suspiro otra vez.— Ya no importa.
**
Soy una idiota.
"Tu cuerpo no era capaz de soportar tus propios poderes, estabas enfermando y tus llamas se salían de control, pero Chatnoir te regresó a la normalidad antes de que llegara a pasarte algo grave." Esas fueron las palabras de Rose, se había disculpado conmigo ya que ella fue quien tuvo la idea de que Adrien me besara.
Hubo una posibilidad de que hubiese muerto... Adrien me había salvado al convertirme en su familiar...
— Estas mas distraída que de costumbre.— La voz de Chloe me sacó de mis pensamientos.
— ¿Que acaso pensar esta prohibido?—Dije con voz dura.
— No, pero si piensas mucho se te puede quemar el cerebro.— Me respondió con el mismo tono que el mio.
— Estoy bien, no te preocupes por mi.— Ella abrió la boca formando una gran "o" luego la cerró y desvió la mirada, sonrojada.
— Como sea.
Tks, tsundere.
Reí un poco, después de unos segundo ella me miró y rió también, como si fuera una niña. Al darnos cuenta que todos nos veían como si pareciera que nos hubiese crecido otra cabeza nos quedamos calladas.
Cuando las clases terminaron caminé hacia Adrien, muchos ya se habían ido, por suerte solo quedábamos en el salón Nathaniel, Adrien y yo, pero el pelirrojo se fue sin llegar a mirarnos mientras se concentraba en su libreta.
— Rose me contó lo que la idea fue de ella... Porque estaba en peligro.— Dije sin atreverme a mirarlo.— Tal vez no reaccioné muy bien ayer, pero ahora sé que lo hiciste para salvarme, gracias... Y lo siento, por reaccionar así.— Me incliné, haciendo una reverencia.
Me alejé de él, al lograr verlo me di cuenta que sonreía de una forma ¿Triste?
— Yo también lo siento, ambos lo sentimos...
— Iniciemos de nuevo, después de todo soy tu familiar ahora.— Sonrío.
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Un gato y un demonio.
FanfictionViaje a París, buscando libertad. Libertad que se esfumó cuando a ese rubio se le ocurrió hacer tal locura. -¡Maldición, es por eso que vine a París! ¡En Japón corría riesgo mi libertad!-Ahora tú me la quitaste.-Arg... ¡Adrien baka!