17. Demonio

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Pero Ladybug volvió a negarse.

Narra Kisuki.

Maldición, esta chica es muy terca.

  — ¡Esa cosa no es como los humanos con los que peleas, estúpida!— Mi paciencia se estaba agotando, en estos momentos perdía fácilmente el control de mi misma. 

Estaba distraída, no estaba concentrada, y por eso ese youkai logro herir mi brazo derecho con sus garras, le di una patada que lo alejó de mi.

 —¡Ese demonio me quiere a mi! ¡Así que no es asunto suyo! ¡Lárguense! — Sujeté con fuerza la herida de mi brazo para que la sangre dejara de salir.

Marinette parecía estar en shock al ver mi brazo ensangrentado, las cosas se estaban poniendo más difíciles, tenía que luchar sin preocuparme de lastimar a nadie que esté cerca.

Por eso tenían que irse.

—Chat.—Llame a Adrien por su alter ego.—Llévatela de aquí, esto es otro nivel para ustedes.

—Pero...

—¡Hazlo si no quieren que les diga su identidad bajo la máscara!

Él calló, luego frunció los labios y cargó a Marinette sobre sus hombros mientras se alejaba del lugar.

—¿En que nos quedamos?—Sonrío mostrando mía colmillos hacia el youkai.

—Kitsune-Sama, ellos la has estado buscando.—Dijo aquel ser con una horrenda sonrisa en su cara.—Quieren que la llevé con ellos.

—Ni loca.—Dije antes de crear una bola de fuego y lanzarsela.

El muy maldito la esquivó y rió.

—Me dieron órdenes...

Río sin gracias, cerrando mis manos en puños sintiendo mi sangre correr más rápido en mis venas.

—¿Desde cuándo un youkai sigue las órdenes de un dios?

—Desde que ellos ofrecen una recompensa por su captura.—Intentó atacarme con sus garras, pero bloqueé el ataque con ambas manos.—Prometieron armas poderosas, armaduras, grandes tesoros.

Con cada palabra que decía esa vil escoria me enfurecía más.

Me están cazando como un animal... Ja, pues se metieron con la chica equivocada.

—Nada de eso les servirá si están muertos.

Frunzo el ceño cuando comienza a reír.

—Le aseguro que no moriré, kitsune-sama.—De repente mi cuerpo entero quedó paralizado.

¿Qué está pasando?

Entonces me doy cuenta... Él, había utilizado una ilusión para acercarse a mi y ponerme un pergamino...

—Sus golpes me dolieron, kitsune-sama.—Su voz se hizo más gruesa.—Eso lo pagará... Caro.

Segundos después sentí como sus garras atravesaban mi estómago.

Narra Adrien.

—¿Quién...? ¿Quién es ella?—Susurró mi lady en shock.—¿Cómo es que sabe nuestras identidades?

—No lo sé. Pero la conozco, ella es una chica con un carácter fuerte, no dirá nuestras identidades porque yo se lo pedí, y ella cumple sus promesas.—Le expliqué caminando tranquilamente hacia la orilla del edificio.

—¿Vas con ella?

—Es fuerte...—Frunzo el ceño.—Pero tengo un mal presentimiento... Quiso que nos alejaramos de ese lugar porque esa cosa no era un akuma...

—Ella dijo que se trataba de un demonio, ¿Es eso posible?

—Los kwamis existen, la pregunta es, que es lo que en realidad no existe.—Dije antes de correr de vuelta hacia donde Kisuki.

Abrí los ojos al presenciar una escena frente a mí: aquel demonio atravesando con sus garras el estómago de Kisuki y ella cayendo al suelo.

—Hora de irnos Kitsune...—No sé cómo es que logré hacerlo, pero con un movimiento de mi bastón golpeé el cuerpo del demonio con toda mi fuerza y lo lancé muchos metros lejos.

Apoyé la cabeza de Kisuki en mi regazo mientras veía su herida.

—El...

—No hables.

—Quita... El pergamino.—Dijo con dificultad.—No... Puedo... Moverme...

Atado a su tobillo derecho hacia un pedazo de papel con una letras japonesas escritas. Rompí el papel con mis garras, y ví asombrado como Kisuki se levantaba con lentitud, con una herida posiblemente mortal en su estómago.

¿Cómo es eso posible?

"Ella no es una humana" Dijo una vocesita en mi mente.

—No permitiré... Qué me lleves con ellos.—Kisuki bajó la mirada, sus manos se cerraron en puños y de estos comenzó a emanar fuego azul.—¡Una basura como tú no logrará vencerme!

Y ahí estaba yo, paralizado, viendo como a una velocidad impresionante se abalanzaba contra el demonio, golpeando su cara con sus manos encendidas en llamas hasta que esté quedó inconsciente. Ella gruñó, llevando sus manos a su estómago.

Reaccioné y corro hacia ella.

—¿Estás bien?—No se por qué rayos le pregunté eso. Tenía una herida mortal en su estómago y de su brazo salía una gran cantidad de sangre.

Claro que no están bien.

—Lo estaré cuando me haya encargado de esa cosa.—Frunció el ceño.

Nuevamente de sus manos comenzó a emanar fuego, el fuego tomó forma de cuerda y ató al demonio y sujetó la otra punta con sus manos.

—¿Qué harás?

—Lo alejaré de aquí y borraré su memoria.

¿Ella era capaz de hacer eso?

No pude llegar a decir nada. En sus botas se formaron ruedas de fuego azul y ella se alejó patinado del lugar, arrastrando al demonio consigo.

Un gato y un demonio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora