10: Los días pasan

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DELIA
El tiempo pasa y yo sigo haciendo lo mismo desde el día en que llegue aquí; no me molesta nada de lo que como ya lo dijo una vez Sebastián es mi trabajo.
Los niños son de lo más tranquilos con el paso de los días han tomado más y más confianza además de tenerles un cariño muy bonito, cada vez nos llevamos mucho mejor, disfruto mucho estar con ellos, el día que me secuestraron pensé lo peor, pensé que nada bueno me podría ocurrir, pensé que lo único que me podría esperar además de golpes y maltratos, era la muerte, pero al descubrir el motivo por qué me querían todos los malos pensamientos poco a poco fueron desapareciendo.

Los bebes son cada día más hermosos, son un encanto, sus risas, sus ojos, sus pequeñas narices, sus manitas, me he vuelto adicta a verlos dormir son un amor. Soy como una niñera a tiempo completo, pero no es malo, de hecho hasta creo que me gusta, esto es como el tipo de trabajo que nunca desee ni imagine tener solo que no me pagan, aunque de unos días a la fecha Sebastián me trae ropa, zapatos, accesorios, y demás, casi todos los días.

Sebastián es muy buena persona conmigo, desde el insistente de su oficina que afortunadamente no pasó nada de lo que ninguno se pueda arrepentir, todo va muy bien. En el fondo Sebastián es como un niño que también necesita de amor, cariño, paciencia, apoyo y ayuda; es como si fuera mi amigo, últimamente platicamos mucho ya no le molesta tanto que los niños estén fuera de los lugares que él decidió establecer, mientras ellos juegan nosotros platicamos como si nos conocimos de toda la vida. Ya sé a qué se dedica es dueño de una compañía de electrónica. Y los hombres que me trajeron aquí son sus hombres de confianza. 

Lo único que me pesa, que no me puedo quitar de la cabeza es a mi familia, a pasado poco más de un mes o eso creo, ya que no tengo calendario ni nada para saber la fecha, solo quiero que sepan que estoy bien, que no me ha pasado nada malo, sobre todo que estoy viva porque desde este tiempo para ellos las esperanzas de encontrarme con vida deben de empezar a ser más bajas, tuve suerte de que no me hicieron nada de lo que yo pensaba, quisiera ver a mi familia otra vez, saber cómo están y que ellos sepan cómo estoy yo.

Algunas ocasiones he pensando en escapar, luego vienen a mi mente los cuatro angelitos que poco a poco me han y les he tomado mucho cariño, aprecio, hasta se podría que decir amor, y no me atrevo a dejarlos, es como si fueran mis hijos, así lo estoy sintiendo yo.

Hoy no se siente como cualquier otro día, tiene algo de especial pero no sé que es. Estamos todos en el cuarto de juegos, los niños me pidieron jugar con ellos y no pude negarme, hasta los bebés están jugando o hacen lo mejor que pueden.
Sara: Tengo sed.
Yo: Yo te doy agua, tú también quieres Javier.
Javier: Si gacias
Yo: Ahora regreso no se muevan. Cuiden a los bebes mientras vuelvo
Después de ir a la cocina por agua y regresar para darles el agua
Yo: Aquí tienen.
Sara y Javier: Gracias mamá.

Secuestrada para ser mamá (Finalizada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora