Capítulo 3

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Segundo día de vacaciones en mi parecer parecía que no iba acabar. Marco sugirió a que fuéramos a saludar algunos vecinos, ya que algunos me conocían desde bebe y estaban ansiosos de volverme a ver. Caminamos un poco por el barrio y después de cansarnos de tanto caminar volvimos otra vez a la casa a ver televisión. Podría jurar que el tiempo no pasaba, ya que llevábamos horas mirando el televisor con la misma telenovela dramática. Yo estaba sentada cómoda en el sofá con las piernas completamente abiertas y Marco estaba acostado con su cabeza encima de mi regazo.

Con mi pierna libre la movía de arriba abajo y con una de mis manos jugaba con el cabello ondulado del chico. El aburrimiento para mí era demasiado que ya mi cuerpo necesitaba estar en movimiento. El ronquido de Marco me hizo entrar en razón viendo como dormía con la boca abierta. Con delicadeza cojo su cabeza y con la otra cojo una pequeña almohada y coloco su cabeza para último besar su frente y subir a mi habitación.

Ya dentro de mi habitación mire a mí alrededor llamándome la atención la pequeña estantería con los libros. Me acerco a ellos y paso mis dedos sobre ellos leyendo por la esquina sus nombres buscando una que me llamara la atención. Saco un libro al azar y esta era de un color marrón, tenía un ocho con dos diamantes en los orificios con una especie de T en el centro, algunas hojas sobresalían de su lugar y las hojas de más hacían que el libro se viera más grande de lo común.

—Gracias por dejarme solo—Entra de la nada Marco. Me volteo de inmediato con disimulo volviendo a colocar el libro en su lugar.

—Perdón, necesitaba mover un poco mi cuerpo. —Respondo con la mano en mi nuca. Una fuerte ventilada entra por la ventana haciendo que las cortinas se levantaran y rozaran con mi piel. Con mis brazos me abrazo a mí misma por el frio y escalofrió que me acaba de pasar.

—Toma esto—Miro a Marco como él se quita su abrigo rojo y se acerca a mi colocándolo alrededor de mis hombros y me coloca la gorra. —te lo regalo. —Coloca sus manos sobre mis mejillas para luego abrazarme.

—No Marco es tu abrigo favorito. —Me separo del quitándome el pequeño gorro, pero el vuelve y me lo coloca.

—Tengo más de esos, así que quédatelo. Además, te queda bien. —Se acerca a la puerta y sale de la habitación dejándome sola. Me coloco el abrigo mientras volvía a coger el libro en manos.

Psicóloga-Tom Lucitor y Tú-(Fanfic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora