Capítulo 50.- Placeres De La Carne

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Severus gimió sonoramente cuando Harry se sentó sobre la parte trasera de sus muslos y masajeó su espalda. El joven amasó los músculos a lo largo de su columna, arriba y abajo. Cuando los golpes vagaron precariamente cerca de la hendidura de Sev, se recordó a sí mismo que no era tiempo para su placer, sino para el de su amado.

—Te extrañé mucho esta semana —suspiró.

—Resulta muy extraño no ver al Trío de Oro en la mesa de Gryffindor, durante las comidas —comentó Severus. Extrañaba no ver a Harry en la escuela—. Anoche estaba rondando por los pasillos, buscando malandrines que estuvieran fuera de la cama en el toque de queda, y me encontré tratando de escuchar las pisadas, en caso de que cierto Gryffindor estuviera fuera bajo la capa de invisibilidad—.

—Puede que un día te dé una sorpresa —musitó muy cerca de su oreja. Su cálido cuerpo presionaba contra la espalda del hombre.

—Nada de acostarse en el trabajo —gimió Severus.

—¿Dime otra ver por qué te ganaste un masaje? Aún no te has esforzado para obtenerlo —trabajó con sus pulgares más profundamente, sacando más sonidos satisfechos de su pareja.

—Creo que fuiste tú el que dijiste, y cito: Sev, por favor, déjame hacerte el amor una vez más antes de que empiecen las clases, y prometo que la próxima vez haremos lo que tú quieras. Así conseguí el masaje—.

—Yo no soné así —se quejó Harry—. Haces parecer como si yo hubiera estado desesperado, igual que un maniaco hambriento de sexo —ahora estaba completamente acostado sobre la espalda del hombre, masajeando su cráneo, lanzando su cálido aliento sobre su cuello.

—Tienes el apetito sexual de un adolescente. Es increíble que yo no tenga que tomar una poción vigorizante —Severus sonrió, sin admitir su actual erección.

—Sí, y la semana pasada, cuando te ayudé a preparar todo lo de tu materia, ¿quién era el que quería una mamada en el almacén? —enganchó sus brazos alrededor del brazo y la pierna derechos de Sev y se inclinó para darle la vuelta con eficiencia—. ¿Los ingredientes de pociones te excitan siempre? —bromeó.

—Cállate, mocoso. Si insistes en mover esa boca incesantemente, entonces bésame—.

Le atrajo para que quedara sobre él, presionando duramente sus labios contra los de Harry. De nuevo, Sev dejó salir sonidos satisfechos mientras el Gryffindor correspondía a su beso apasionadamente, hundiendo sus dedos en los oscuros mechones de su pareja.

 De nuevo, Sev dejó salir sonidos satisfechos mientras el Gryffindor correspondía a su beso apasionadamente, hundiendo sus dedos en los oscuros mechones de su pareja

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Harry estaba sentado a la mesa de la cocina, echando un vistazo a algunas cartas que tenía apiladas. No prestaba atención a Hedwig —que mordisqueaba un bollo que tenía en la mano— concentrado en la lectura de un recibo para una orden de madera.

—Pronto empezaré a construir nuestra nueva casa —dijo a su plumífera amiga—. Ey, déjame algo —dio un último mordisco al bollo y dejó el resto en el plato, para que la lechuza lo terminara—. Y deja de beber de mi vaso de jugo. Severus haría una rabieta si te viera—.

Death Eater Takes A Holiday - Lee Lee PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora