Capítulo 31.- Arriesgando Intimidad: Primeras Etapas

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Severus casi había llegado al castillo cuando vio la solitaria figura sentada en una de las ventanas decorativas del Gran Comedor. Al entrar, pudo escuchar música.

"Harry debe haberla conjurado", pensó, dado que se oía cada vez más alta a medida que se acercaba a la ventana.

El chico saltó cuando vio la oscura figura aproximándose a él. Las pocas velas que quedaban encendidas daban suficiente luz para ver, pero no con demasiada claridad. El Gryffindor procedió con cautela, inseguro de si alguna otra persona hubiera regresado.

—¿Profesor? —preguntó, vacilante, y observó cómo el hombre hechizaba las puertas, cerrándolas.

Severus le observó mientras se acercaba con parsimonia; el cabello de Harry estaba todavía largo, pero ahora libre de su atadura, y colgaba suelto detrás de sus hombros.

—Cinco puntos menos para Gryffindor por estar fuera después del toque de queda, Potter —dijo irónicamente.

El joven abrió la boca, impactado, pero la cerró de nuevo al ver la sonrisa en el rostro del Maestro. ¿Había hecho un chiste?

—Mi nombre... —se acercó un paso —es Harry, Severus —le tendió una mano—. ¿Me concedes este baile? —.

Al Slytherin le gustó cómo sonaba su nombre en los labios de Harry, y tomó su mano para bailar. Danzaba con tanta gracia y elegancia como el joven había esperado. Ni por un momento sospechó el dolor que Severus había estado ignorando. En opinión del mago más joven, el baile terminó demasiado rápido. Pudo haber estado reclinado contra el sexy bailarín por horas.

—Aunque me encantaría continuar con esto, me temo que, con mis actividades previas de esta noche, hay varias cosas que necesitan ser atendidas—.

"Unos cuantos órganos internos magullados", rumió en su cabeza.

—¿Albus está esperando tu reporte? —pregunto, olvidando rápidamente el anhelado baile.

—Sí, pero nada que sea tan importante como para molestarle antes de la mañana. Ahora, sugiero que vayas a la cama—.

—¿Eso es una oferta? —bromeó Harry, atrayéndole más cerca.

Severus hizo una mueca de dolor ante el inesperado agarre de su pechera, mientras el joven se inclinaba sobre un punto particularmente maltratado de su pecho. Harry retrocedió rápidamente, jalando su cabello y usándolo para cubrir la cicatriz de su cuello. El Slytherin vio el gesto y entendió lo que Harry debió haber pensado ante la mueca de él. Ciertamente, no iba a dejar que el chico creyera que estaba asqueado por algo como eso. No era como si él mismo no tuviera sus propias cicatrices. Hizo un giró de varita y las velas se volvieron un poco más brillantes. Harry evitó su mirada.

—Ésa no fue una oferta —dijo con una voz que hizo que en otro quisiera derretirse en un charco a sus pies. Sev empujó el cabello de Harry de nuevo hacia atrás, aclarando su posición—. A pesar de lo hermoso que eres, sabes cómo me siento en este momento con respecto a nuestra relación física. Aunque luces muy sexy con esa túnica deslizándose por tu cuerpo, rehúso tomar ventaja de tu buena disposición hasta que tengas claro en lo que te estás metiendo—.

Harry puso los ojos en blanco ante el pequeño discurso.

—Sé cómo te sientes y lo respeto, pero no puedes culparme por intentarlo. ¿Al menos puedo conseguir un beso esta noche? —preguntó, batiendo las pestañas.

Se preguntó si el exceso de bebida que había tomado en la fiesta estaría hablando por él, pero en ese momento no le importaba. Conseguiría su beso.

Death Eater Takes A Holiday - Lee Lee PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora