𝙲𝚘𝚗𝚎𝚓𝚘 𝚢 𝚎𝚕 𝚙𝚎𝚛𝚛𝚘

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Dedicado a : Susu-Taisho

Regrese al salón con mi rostro rojo por la vergüenza y un humor que ni Sango soporto. Tuve que ir de nuevo por comida y las personas no son amables cuando se trata de comida. Comencé a odiar mis encuentros con Inuyasha Taisho.

-Sólo evítalo. Es fácil, la mayoría del tiempo se la pasa en el patio o en clases, aparte es un año mayor. —Sonrió. —El único lugar que podrás encontrarlo sería en el patio después de las tres.

Mucha razón, sin embargo me lo encontré en el almuerzo. Aunque, sólo debía ser una casualidad y no volvería a pasar, digo, durante un año no le dirigí la palabra y las únicas veces que lo veía, era en las asambleas de la escuela.

-Tienes razón. —agarre mi jugo de manzana. —Sólo fue un accidente.

La castaña me dio una caricia en mi cabeza y me aseguro que no volvería cruzar palabra con Taisho.

Sango me dijo que debía ir a su clase de piano, por lo cual debo volver sola a casa y no es porque soy miedosa pero, me acostumbre a su compañía y sus bromas

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Sango me dijo que debía ir a su clase de piano, por lo cual debo volver sola a casa y no es porque soy miedosa pero, me acostumbre a su compañía y sus bromas.

Contaba las rayas del piso y cantaba una canción que escuche hace poco.

- Vamos al noa, noa, noa. Noa, noa, noa, noa, noa.

Alce mi vista y visualice el parque de mi colonia, en los columpios pude distinguir a Inuyasha, bebía de una lata y miraba al frente, por un momento pensé que se veía genial, pero deseche la idea de inmediato.

Seguí caminando de largo e ignore el hecho que se encontraba a metros de mí.

-¡Conejita!

Ignóralo. No debes involucrarte de nuevo con él.

-¡Espera!

Me detuve, me maldije por obedecerlo. Voltee donde él se encontraba y camine. Inuyasha tenía un gorro rojo que le cubría su cabeza, algunos mechones caían en su rostro, vestía una camisa blanca, jeans rotos y botas negras.

Mire la lata de cerveza que sostenía y me sentí incomoda. Espere a que hablara de nuevo; los cinco minutos más incómodos de mi vida.

-¿Me estas acosando?—Preguntó de repente. Negué de inmediato, podía sentir mi rostro arder. —Nos hemos encontrado mucho últimamente ¿no crees?

Suspire.

-Vivo por este vecindario desde que nací. — Desvíe mi mirada. Estoy enojada e indignada.

El chico soltó una carcajada, bebió un sorbo de su lata de cerveza y miro al cielo. Entendí que esa es toda la conversación, me di la media vuelta. Camine unos pasos hasta que sentí que una mano agarro mi hombro.

-¿Dónde vas, conejita?

Chille y pedí al cielo que me ayudara. Realmente me esta molestando su presencia.

Inuyasha dejo mi hombro y camino para estar frente a mí, una sonrisa burlona apareció en sus labios. Trague saliva, estaba preparada para cualquier cosa que viniera, incluido un golpe.

-Realmente eres...

-¡Taisho!

Brinque por el repentino grito. Mire al costado y note tres chicos vestidos de negro, a uno lo identifique, era la mano derecha de Bankotsu: "Jakotsu"

Los tres caminaron hasta nosotros, di unos pasos hacia atrás.

-¿Qué?—El peli plateado bostezo, me cubrió con su cuerpo. —Pensé que halloween ya había pasado.

-Tan gracioso como siempre. — Jakotsu lamio sus labios. — ¿Tan pronto estas de caza?

Mi señal para irme corriendo.

-¿Cómo la llamaste? ¿Conejita?

Los tres rieron. Me quede quieta, ya me han notado y eso no es bueno ¿Por qué no puedo ser invisible como siempre?

Inuyasha les dijo unas maldiciones, se notaba que su paciencia estaba casi acabada y en cualquier momento los iba a golpear, sus manos se cerraron hasta formar unos puños. Trague saliva, agarre la camisa del chico, inmediatamente él me miro. Le suplique con la mirada que los dejara.

-Ella es conejita, entonces... ¿Tú eres el perro que la persigue?—Alzo sus cejas. — Pera sabes, un zorro es mejor.

Esa frase me dio escalofríos en todo mi cuerpo.

-Bien, ya me moleste.

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